2. Escoria Malfoy

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Capítulo 2: Escoria Malfoy.

Dos meses habían pasado desde que Lynx le comunicó a sus padres que había quedado en Gryffindor, dos meses sin recibir una respuesta por parte de ellos. Hasta ese día, que le había llegado una carta durante el desayuno.

Lynx no quería abrir la carta, tenía miedo de las posibles represalias que su padre podría tomar al respecto. Desde desheredarla, eliminarla del árbol familiar o cambiarla de colegio (Durmstrang era la escuela ideal, según su padre).

Sabía que su madre lo aceptaría algún día, pero Lucius Malfoy era otro cantar. El que Lynx haya quedado en Gryffindor lo vería como una ofensa hacia su persona, y una vergüenza para la familia al completo en cuanto sus socios se enterasen.

Y sus socios ya deberían saberlo a este punto, por que sus hijos se encargaron con rapidez de proporcionarle a Lynx un nombre apropiado a su situación.

Lynx, la escoria de los Malfoy. A la persona que se le haya ocurrido, debía concederle puntos por el dramatismo.

Igualmente a Lynx poco le importaba lo que dijeran esos idiotas de ella, los conocía lo suficiente como para saber que eran valientes en grupo, pero muy cobardes cara a cara.

Pero lo que si le importaba, era lo que decía esa carta. La observó de reojo otra vez, mientras fingía estar concentrada en su desayuno. Por lo menos no era un vociferador, aunque eso no la hacía sentir mejor.

— Le vas a hacer un agujero si sigues mirándola —comentó Angelina Johnson, señalando la infame carta.

Angelina y Lynx estaban sentadas una al lado de la otra, y frente a ellas estaban sentadas Alicia Spinnet y Katie Bell. Ambas niñas asintieron, estando de acuerdo con Angelina.

Las tres niñas eran sus compañeras de cuarto en Gryffindor. Angelina era la más alta del grupo, pero compartía con Alicia la misma tez morena, el cabello oscuro y los ojos marrones. Katie, por otra parte, era bastante pálida, tenía los ojos marrones y el cabello castaño corto, y bastante maltrecho.

La rapidez con la que los de Slytherin la habían comenzado a insultar, era inversamente proporcional a lo rápido que congeniaron las cuatro niñas.

En sus dos primeras semanas en Hogwarts la relación con las tres niñas fue nula, Lynx se acostaba más tarde que las demás y se levantaba más temprano para no tener que verlas. No lo hizo por que ellas le cayeran mal, sino por que se sentía demasiado culpable como para agregarle otra razón a la larga lista de defectos que su padre habría hecho sobre ella. Las tres chicas tampoco hacían mucho esfuerzo por hablarle, juzgando a Lynx por su apellido.

Pero con el paso de los días sus tres compañeras se dieron cuenta que a Lynx Malfoy no le importaban los prejuicios de la sangre, y que adoraba leer libros muggles en sus ratos libres (libros que Lucy, una muggle, le había regalado). Así que comenzaron a hablarle, por que no había que ser un gran genio para notar que Lynx se sentía sola.

Los de Slytherin la consideraban una traidora a los suyos, una escoria, y los de Gryffindor la veían como una serpiente infiltrada entre sus filas. Los de Ravenclaw y Hufflepuff, en cambio, se mantenían alejados por que le tenían miedo, o más bien le tenían miedo al rechazo que sufrirían por estar cerca de Lynx. Es más fácil aislar al caso extraño que incluirlo.

Así que con paciencia y las ganas de intentarlo de ambos lados, las tres niñas se habían convertido en sus amigas. No podía decir como tal que ya eran mejores amigas, por que eso solo se logra con el paso del tiempo. Pero últimamente se había encontrado disfrutando de su compañía, escuchando sus consejos o prestándose cosas cuando las necesitaban.

Una Malfoy muy Black (Fred Weasley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora