16. El fin de la historia

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Capítulo 16: El fin de la historia.

— Asombroso. Verdaderamente asombroso. Fue un milagro que quedaran todos con vida. No he oído nunca nada parecido. Menos mal que se encontraba usted allí, Snape...

— Gracias, señor ministro.

— Orden de Merlín, de segunda clase, diría yo. ¡Primera, si estuviese en mi mano!

Lynx abrió un ojo y lo volvió a cerrar, ¿Incluso muerta tenía que soportar a Snape?

— Muchísimas gracias, señor ministro.

— Tiene ahí una herida bastante fea. Supongo que fue Black.

— En realidad fueron Potter, Weasley y Granger, señor ministro. La señorita Malfoy intentó detenerlos —mintió.

— ¡No!

— Black los había encantado. Me di cuenta enseguida. A juzgar por su
comportamiento, debió de ser un hechizo para confundir. Me parece que creían que existía una posibilidad de que fuera inocente. No eran responsables de lo que hacían. Por otro lado, su intromisión pudo haber permitido que Black escapara...Obviamente, creyeron que podían atrapar a Black ellos solos, por eso la ejemplar señorita Malfoy los siguió, para hacerles entrar en razón. Han salido impunes en tantas ocasiones anteriores que me temo que se les subió a la cabeza...Y naturalmente, el director ha consentido siempre que Potter goce de una libertad excesiva.

— Bien, Snape. ¿Sabe? Todos hacemos un poco la vista gorda en lo que se refiere a Potter.

— Ya. Pero, ¿Es bueno para él que se le conceda un trato tan especial? Personalmente, intento tratarlo como a cualquier otro. Y cualquier otro sería expulsado, al menos temporalmente, por exponer a sus amigos a un peligro semejante. Fíjese, señor ministro, contra todas las normas del colegio...Después de todas las precauciones que se han tomado para protegerlo...Fuera de los límites permitidos, en plena noche, en compañía de un licántropo y un asesino...Y tengo indicios de que también ha visitado Hogsmeade, pese a la prohibición.

Definitivamente Snape se moriría si descubría que Lynx le había dado el mapa a Harry para poder ir a Hogsmeade.

— Bien, bien...Ya veremos, Snape. El muchacho ha sido travieso, sin duda.

Lynx arrugó la nariz, abriendo un poco los ojos. Estaba viva, quien sabe cómo. Recostada sobre una de las camillas de la enfermería, aún aturdida.

— Lo que más me sorprende es el comportamiento de los dementores...¿Realmente no sospecha qué pudo ser lo que los hizo retroceder, Snape?

— No, señor ministro. Cuando llegué, volvían a sus posiciones, en las entradas.

— Extraordinario. Y sin embargo, Black, Harry, Malfoy y la otra chica...

— Todos estaban inconscientes cuando llegué allí. Até y amordacé a Black, hice aparecer por arte de magia unas camillas y los traje a todos al castillo.

Lynx giró la cabeza con pesadez, notando que Harry y Hermione hacían lo mismo. A lo lejos vió a la señora Pomfrey inclinada sobre Ron. Las voces de Fudge y Snape venían del pasillo, resonando dentro de la enfermería.

La señora Pomfrey llegó hasta ellos caminando enérgicamente por la oscura sala hasta donde estaban, con un trozo gigante de chocolate.

— ¡Ah, despertaron! —dijo con voz animada. Dejó un trozo de chocolate sobre la mesilla de Harry y otro sobre la de Lynx.

— ¿Cómo está Ron? —preguntaron al mismo tiempo Hermione y Harry.

— Sobrevivirá —dijo la señora Pomfrey con seriedad—. En cuanto a ustedes tres, permanecerán aquí hasta que yo esté bien segura de que están...¿Qué haces, Potter?

Una Malfoy muy Black (Fred Weasley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora