6. Impulsiva

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Capítulo 6: Impulsiva.

Los días en Hogwarts pasaban tan rápido que cuando Lynx se quiso dar cuenta, ya era treinta y uno de octubre, y la primer salida del año a Hogsmeade. La morena agradecía al fin tener un descanso de Hogwarts, amaba instruirse pero tener nueve clases a veces se le hacía un poco cuesta arriba. Este año había dejado Aritmancia y Adivinación, materias que no le apasionaban, y tampoco cursaba Estudios muggles por obvias razones, aunque siempre había querido estudiarla.

Ahora se encontraba esperando el siguiente carruaje que la llevaría a Hogsmeade junto con sus amigas, cuando sintió que algo le pinchaba la cabeza.

— Auch —se quejó, frotándose la cabeza. Había sido un avión de papel lo que la golpeó.

Volteó a ver detrás de ella, notando que a varios metros los gemelos Weasley le hacían señas para que se acercara. Ambos estaban apoyados despreocupadamente contra una columna, mirando hacia los lados.

Se acercó a ellos de mala gana.

— ¿Qué quieren? —gruñó. Aún seguía molesta por el picotazo del avión de papel, seguro le habían despeinado el cabello.

— Relaja esos humos, Malfoy. ¿Estás en esos días malos del mes? —se mofó Fred, despeinando más el oscuro cabello de Lynx apropósito.

Lynx le apartó la mano de un manotazo, pasándose después ambas manos por el cabello para volver a acomodarlo.

— No me despeines, Weasley. A algunos nos lleve tiempo arreglarnos a conciencia —se volvió a quejar la chica.

Volteó a ver a sus amigas, que la miraban con curiosidad, aún esperando el carruaje.

De pronto George la abrazó, acercando su boca a su oído.

— Te toca cuidar nuestro bebé —le susurró, pasándole sutilmente el Mapa del Merodeador. Lynx rápidamente lo guardo en su bolso de cuero de dragón.

Lynx sonrió.

— A veces es divertido tener tenencia compartida con ustedes, zanahorias. Nos vemos en Hogsmeade.

En su primer año los gemelos habían conseguido finalmente hurtar el Mapa del Merodeador sin ser descubiertos. Y como Lynx lo había encontrado en primer lugar, les pareció bien compartirlo con ella desde entonces, con la condición de que descubriera como abrirlo. Le tomó varios meses pero finalmente lo consiguió, y Merlín sabrá el provecho que esos tres chicos le habían sacado a tan grandioso mapa. Era uno de sus tesoros más preciados, y siempre tenía la curiosidad por descubrir quienes eran Cornamenta, Canuto, Colagusano y Lunático.

Mientras volvía con sus amigas, se preparo para la excusa que les daría.

— ¿Qué querían, Lyn? —le preguntó Alicia.

Lynx alzó los hombros. Justo en ese momento el carruaje había llegado y las cuatro niñas tomaron asiento.

— Querían mis apuntes de Pociones, así que les prometí dárselos cuando volvieramos de Hogsmeade.

— Con razón George te abrazó con tanta euforia...

Casi pudo escuchar los dientes de Angelina tronar a su lado. Su mejor amiga podía ser algo territorial.

Le pego un codazo juguetón.

— Me van los pelirrojos, pero George es demasiado blando para mi —le guiñó un ojo, notando que Angie se relajaba.

Angelina la abrazó.

— Que tonta soy, Lyn. Desconfiando de ti por nada, es que no se, las cosas con Georgie son tan confusas —confesó, tapándose la cara con las manos—. Un día me abraza y al otro se sienta al otro extremo de la clase, ya no se cuantas indirectas más le puedo decir para que me invite a salir.

Una Malfoy muy Black (Fred Weasley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora