5. Hermana mayor

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Capítulo 5: Hermana mayor.

Al día siguiente del incidente en el tren, Lynx llegó un poco retrasada al desayuno, se había desvelado pensando en los dementores y lo que había ocurrido. Tenía un mal presentimiento sobre este año.

Por suerte Mattheus Stone se había ocupado de repartir los horarios a los alumnos, así que luego de tomar asiento entre Alicia y Ron Weasley, se dispuso a ojear sus horarios mientras se servía unas salchichas con huevo revuelto.

— Casi se moja encima —escucho que Fred decía, sentado frente a ella, con desprecio.

Lynx soltó un largo suspiro, sabiendo para quien iba dirigido el sentimiento.

— ¿Qué hizo mi hermano esta vez? —cuestionó, mientras cortaba sus salchichas.

Ron le respondió, mientras comía ruidosamente una manzana.

— Sin ofender Lynx, pero tu hermano es un idiota. No deja de molestar a Harry con los dementores.

— Y nosotros simplemente comentamos que tu querido hermanito estaba temblando como una gallina ayer —comentó con fingida inocencia George.

Lynx lo miro con desaprobación. No le gustaba cuando su hermano era un patán, pero tampoco quería que todo el mundo se enterará de los ataques de pánico que tuviera su hermano menor.

No le respondió a George, en su lugar miró a Harry Potter y le sonrió con vergüenza. Harry y Lynx, pese a la obvia enemistad con su hermano se llevaban bien desde el año pasado, cuando Lynx le dio la idea de darle una media a Dobby para liberarlo. Liberar a Dobby era algo que venía rondando la mente de Lynx desde que entró a Hogwarts, pero nunca había encontrado el modo de hacerlo sin que sus padres la convirtieran a ella en el elfo doméstico de la Malfoy Manor. Por suerte, Dobby ahora era libre, y Lynx siempre le agradecería a Harry por eso.

— Lo siento Harry, hablaré con él —prometió, aunque todos sabían que era en vano—. Y no tienes nada de que avergonzarte, esas criaturas son espantosas.

— Yo tampoco estaba muy contento —reconoció George—. Son horribles esos dementores...

— Se le hiela a uno la sangre —dijo Fred.

— Pero ustedes no se desmayaron —dijo Harry en voz baja. Era evidente que le avergonzaba.

— No le des más vueltas, Harry —dijo George—. Mi padre tuvo que ir una vez a Azkaban, ¿Verdad, Ron? Dijo que era el lugar más horrible en que había estado. Regresó débil y tembloroso...Los dementores absorben la alegría del lugar en que están. La mayoría de los presos se vuelven locos allí.

— Yo cuando fui a Azkaban necesité una semana entera para recuperarme —les contó Lynx, como quien no quiere la cosa, mientras se limpiaba la comisura de los labios con una servilleta.

Sus amigos y el trío de oro la miraron, sorprendidos.

— ¿Has estado en Askaban? ¡Que genial! —comentó Lee, impresionado.

De pronto Lynx se dio cuenta que no debería de haber dicho lo que dijo. Jamás se había sentido avergonzada de quien era, pero ahora si estaba avergonzada de su familia. Su familia no había estado del lado de los buenos cuando la primer guerra mágica ocurrió, era algo que Lynx quería ignorar pero ahí estaba siempre, el latente recuerdo de lo que su familia fue.

— No le recomendaría la experiencia a nadie, para variar —bromeó, sintiendo las mejillas coloradas—. Solo fue una vez, cuando tenía seis, no recuerdo mucho, pero si recuerdo la sensación pesada de tristeza y frío.

Los Gryffindor parecieron conformes con su explicación, aunque con ganas de hacerle más preguntas. Para su suerte, ya era hora de ir a clase.

— ¡Qué emoción, Defensa Contra las Artes Oscuras con un profesor que parece ser más competente que los anteriores que hemos tenido! —exclamó Lynx muy feliz mientras entraban al salón de clases.

Una Malfoy muy Black (Fred Weasley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora