Capítulo 05.2

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Ruth

Muchas preguntas caminan por mi cabeza ahora mismo sin respuesta y me dirijo hacia la persona que creo que puede darme que puede darme algún tipo de respuesta.

—Eh tú—Llamo su atención.

Al principio me mira con una mirada helada que para sorpresa de nadie no tiene ningún efecto en mi.

—¿Has visto a Emily?—Pregunto.

—¿A quién?—Me responde el de tez oscura enarcando una ceja.

Saco la sonrisa más falsa que tengo e intento tranquilizarme.

—A quien acorralaste hoy Marcos, en la hora libre.

Me mira sin ninguna expresión haciéndose el tonto.

—No sé no tengo ni puta idea, no soy niñera de nadie.

—No, eres gilipollas, es distinto—Respondo y me voy.

Debo encontrar a esa rubia antes de que alguien crea que tiene la osadía de decirle algo fuera de lugar.

Me llamarían loca pero sinceramente detecto a la gente sensible cuando la veo.

—Hey Stuart—Saludo—¿Has visto a una rubia así de alta con los ojos muuuy azules con cara de tristeza?—Pregunto haciendo énfasis en eso último.

—Está con Lucius, Green les ha castigado vete a saber porque. Ya no me sorprende nada de ese ser—Me responde.

—Vale, gracias. Oye, ¿Sabes si me queda algún castigo pendiente?

—Enseguida te digo—.

Seguidamente toma un cuaderno donde viene apuntado ese tipo de información y tras mirarlo unos dos minutos levanta la cabeza para mirarme con sonrisa burlona.

—Te quedan dos concretamente ¿Por qué vas a regalarnos hoy tu querida presencia más tiempo del reglamentario?

—Jaja, me parto—Me río irónicamente— pero si tacha uno me quedo hoy.

—A sus órdenes.

—Stuart vuelve a burlarte así y vas aprender que se siente teniendo una escoba en el culo ¿Tú esto lo has entendido?

El solo abre mucho los ojos en señal de respuesta y yo simplemente sonrío.

—Eso me temía, hasta después—Me despido para irme ahora si hacia mi próximo destino las próximas 2 horas.

Cuando voy subiendo las escaleras veo muchas gente huir en dirección contraria a la mía y a juzgar con la velocidad a la que van yo diría que apenas son de primer o segundo curso.

Pobres ingenuos, cuando descubran los castigos del señor Green no van a huir tan rápido como quisieran.

Cuando por fin llego al segundo piso casi podría decir que  está desierta pero no tarda en hacer acto de presencia una cabellera pelirroja aconpaña de dos ojos marrones muy claro que me hacen sonreír.

Ay Alex.

—Tú, pelirrojo, ven—Le indico antes de que vuelva a desaparecer.

Frenando en seco y se gira para verme con una sonrisa con cierta irritación.

Frunzo el ceño y enseguida capta.

—Marcos es como una mosca que no duerme pero no deja dormir y me tiene frito—Me explica.

Me muerdo el interior de la mejilla tratando de controlar mis ganas de querer meterle una piña y dejarle blanco.

Le hago una señal de que espere ahí y es lo que hace.

No tardo en encontrar a ese idiota tras encontrarme en una de las aulas con Lucius.

En total en esta planta sólo hay 6 aulas, no iba a ser tan difícil encontrar al cara chocolate este.

—¿Te ayudo?—Pregunto mirando a Marcos directamente con visible molestia.

—Ruth, amiga—Me dice poniendo toda su atención en mi.

—Vuelve a llamarme amiga y te comes la pizarra ¿Me has oído? Y ahora déjala en paz antes de que me den ganas de pegarte inválido mental, que tú y yo nos conocemos demasiado.

En respuesta solo levanta las manos en señal de rendición.

—Sí eres igual de peleona en la cama nos vamos a llevar muy bien bruja de porcelana—Dice antes de salir del aula riéndose.

Trato de respirar profundo, no pueden ponerme otra falta grave.

—¿Ruth?—Pregunta Emily tras quedarme callada más de 10 minutos sin emitir ni un solo sonido.

—A la mierda—Es lo único que digo antes de dejar mi mochila tirada en busca de ese impresentable.

Voy corriendo a toda velocidad pensando en cómo acaba con las últimas neuronas que le queda.

Bingo.

Sin pensarlo demasiado cojo la escoba que encuentro en el pasillo sin dueño y voy a hacer honor a mi apodo de mierda.

Y no me cuesta encontrar a mi víctima de nuevo.

Y él no tarda en darse cuenta de la existencia de mi presencia ya que es su mejor amigo quien llama su atención.

Marcos se gira con una amplia sonrisa en su rostro que no tarda en desaparecer cuando ve la mia.

—Corre.

Y no tarda en hacerlo, puesto que el aula tiene ventanales que dan al pasillo.

Un Marcos asustado por toda la planta en busca de refugio que no parece encontrar.

—Ruth, lo siento ¿Vale?

Solo me río en respuesta.

Y corro detrás de él, hasta que no tiene escapatoria.

Llego a la sala de ordenadores que es donde se encierra como último recurso y al llegar al aula cierro la puerta.

—A menos que sepas volar por las ventanas que dan al patio estás muerto—Sentencio.

Mi compañero de sala traga saliva, lo malo de la sala de ordenadores es que las ventanas que Dan al pasillo están cerradas con seguro y solo las pueden abrir los profesores.

—Ruth, por favor—súplica.

Pero ya es tarde.

Ahora mismo el único sonido que adorna la segunda planta es un grito de dolor que hace que yo sonría.

No le llegó a hacer gran cosa, la escoba ni llega a atravesar más allá de su ropa interior pero sentir el palo tan cerca creo que hace temer por su vida.

Ejerzo más presión haciendo pueda sentir mejor como la ha cagado conmigo.

Este chico no aprende nunca eh.

—Te vas a pensar la próxima vez dos veces antes de meterte con la bruja ¿No has aprendido nada hasta ahora? No puedes conmigo Marcos—Susurro esto último en su oído.

Aprieto más y su último grito es mi señal para parar, soy sádica, un poquito pero no una psicópata.

Tras mi venganza con su ano y la escoba decido parar. Tiro la escoba a un lado y procedo a irme del aula victoriosa, no sin antes decirle algo.

—La próxima que se te ocurra tocarme los cojones, vas a descubrir que puedes ser de color blanco, y no te va a gustar como—Declaro y salgo por la puerta con una sonrisa de oreja a oreja.

Ya en el pasillo, me encuentro con dos personas escandalizadas por los gritos al parecer, Alex y Nathan su gran amigo del alma y un rubio con una sonrisa de oreja a oreja como la mía.

Miro directamente a los ojos verdes de Lucius y el me devuelve la mirada satisfecho.

Como se nota que nunca se han llevado bien.

Choco los cinco al pasar por su lado y vuelvo con Emily.

Hay una castigo que cumplir supongo.

El Ladrón | ÉL (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora