Capítulo 06

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Ruth

Finalmente coloco las últimas sillas y doy el día de hoy por finalizado. Miro el reloj y son las 3:30.

La verdad es que ya el hambre se deja ver.

Suspiro y siento vibrar el teléfono móvil en el bolsillo de mi chaqueta.

Saco el móvil y hasta me veía venir el mensaje.

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Papá

Ruth, cuando llegues a casa ya hay comida preparada.

Ya me han dicho que estás castigada así que ya avisé a tus hermanos para que no te esperaran para comer.

Yo me voy a trabajar, me han contratado para una sustitución aquí cerca, volveré tarde.

Que tengas un buen día.

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Genial, ahora no volveré a ver a mi padre hasta mañana.

Aunque no sé qué es peor si verle o no.

Desde que mamá se fue es muy cascarrabias y de verdad que intento hacer la vida más fácil pero hay veces que simplemente no puedo.

—¿Estás bien?

Me giro para ver a la rubia y se me dibuja una pequeña sonrisa.

Asiento.

—¿Y tú? Llevas callada toda la mañana.

Ella simplemente se encoje de hombros en respuesta algo que me hace reír.

—Ven aquí.

Aunque puedo ver que lo duda al principio, termina por acercarse a mi y le doy un abrazo.

No sé cuál de las dos lo necesita más pero simplemente lo hago. La puedo notar tensa por un segundo, pero termina por relajarse, aunque no me lo devuelve.

—¿Vamos? —Le pregunto.

Con una pequeña sonrisa en sus labios asiente.

Ambas tomamos nuestras mochilas que están en la esquina del aula de los del segundo curso A y salimos al pasillo encontrándonos a mi gran y rubio amigo.

—¿Has terminado? —Pregunto curiosa.

—Aún no, aún quedan unas ventanas de esta aula y el del fondo—. Responde agotado—Encima Marcos no para de escaquearse yendo al baño o haciendo vete a saber que y Alex ya ha cumplido su única hora así que estoy solo.

Suspiro y le doy una palmada en el hombro.

—Fuerza amigo, yo debo irme, ya cumplí mis horas y mis hermanos están solo en casa. Mi padre quiere que me fie de ellos, pero no lo hago ni por asomo, así que me voy antes de que me quemen la casa. Vamos Emily—Finalizo llamando la agencia de la rubia.

Ella simplemente asiente y me sigue. Al pasar por delante de él, Lucius despide a Emily con un movimiento de mano que al parecer ella ignora sin querer.

Me burlo por ese vacío que le acaban de hacer a mi amigo y el me mira de mala manera.

Creo que hoy me asesinan mientras duermo. Imito a Lucius y me despido de él con un movimiento de manos que tampoco es correspondido.

—Rubio tenías que ser—Me quejo.

Suelta una fuerte carcajada mientras se va de nuevo a terminar sus tareas.

Yo acelero el paso para poder alcanzar a Emily que ya casi llega la conserjería a firmar sus horas de castigo.

—¿Qué te ha parecido?

La rubia me mira con una ceja enarcada.

—El instituto—Aclaro.

—Ah, sin más—Responde Emily quitándole importancia al tema de Mike.

Me cuestiono si preguntar directamente, pero creo que aún no tenemos la confianza suficiente para ser tan chismosa. Me muerdo la lengua al respecto y se instala un silencio entre las dos que no me termina por incomodar, pero por mi parte me pesa pero no se me ocurre nada para romperlo.

—¿Lucius tiene novia?

Esa pregunta hace que me atragante con mi propia saliva.

—¿Qué cojones? ¿Y eso a que viene? —Pregunto sin entender su curiosidad.

—Curiosidad—Responde.

Le observo un buen rato intentando entender porque alguien como Lucius generaría curiosidad en alguien como ella.

—No te hagas ideas extrañas, es que apenas lo conozco y hay cosas que me desconciertan de él—Aclara.

—¿Qué cosas?

—Es hombre— Hace una pausa — Y amable.

No puedo evitar no soltar una carcajada muy fuerte que llama la atención de las pocas personas que hay a nuestro alrededor.

—Debo decir que a mi también me sorprendió que fuera buscarte cuando lo de Mike.

—¿No suele ser así? —Me pregunta con palpable curiosidad.

Niego con la cabeza. La única respuesta que recibo es un "Oh" de su parte algo que me deja pensando ¿Por qué habrá ido Lucius detrás de Emily cuando ocurrió el encontronazo con Mike?

No nos cofundamos, Lucius no es un monstruo, pero tampoco se preocupa demasiado por algo o alguien que no le interesa. Es alguien mi meticuloso, todo para él tiene un fin, un propósito. Él es más estratega de lo que parece. Cuanto más lo pienso, tengo muchas más dudas que respuestas.

—Yo me quedo aquí—Explica Emily parándose finalmente delante unas grandes rejas tras la que diviso una gran casa.

MI PUTA MADRE.

Creo que tengo envidia.

—Pues bueno, descansa. Esto solo acaba de empezar rubia— Digo en modo de despedida poniendo una mano en su pelo y despeinándola.

Sonríe tímidamente para posteriormente abrir la verja y entrar. La veo caminar hacia su casa hasta verla desaparecer cuando entra. Suspiro. Parece tan frágil...Elimino ese pensamiento rápidamente y me encamino hacia casa, por desgracia mi día aún no ha acabado.

Emily

Un sentimiento de culpa me invade, siento que no me he despedido de la forma adecuada, pero eso ya es cosa del pasado. Tras atravesar la puerta de trasera de la casa que da a la cocina, un sentimiento raro me invade el cuerpo. Algo no va bien, lo sé.

En la casa, aunque no suele haber demasiado ruido, pero la zona de la cocina no suele ser tan silenciosa. Alaia entra a la cocina y con la expresión que lleva en el rostro me confirma que tengo razón, algo no precisamente bueno ocurre y aún no sé que es.

—¿Qué pasa? —La interrogo.

Le veo tragar saliva duramente, eso hace que me asuste mucho más.

—Primero que nada, estate tranquila—Comienza a decir con un tono temeroso.

Frunzo el ceño sin entender nada, pero no pasa mucho tiempo hasta que mi madre entra también a escena. Aunque comúnmente esos intensos ojos verdes siempre me han transmitido cosas buenas, esta no es la ocasión. La que traga saliva ahora soy yo.

­—¿Puede venir a la sala de estar un momento?

Dudo si hacerle caso, pero finalmente me decido por seguir a mi madre sin rechistar. Cuando llego a la sala la estampa es un poco diferente a la que me esperaba. Mi padre se encuentra sentado en uno de los sofás de dos plazas y mi madre me indica que me siete en el sofá de enfrente. Al lado izquierdo de ambos hay una persona sentada en uno de los sillones rojos a quien no conozco. Finalmente, mi madre toma asiento al lado de mi padre y mira a mi padre por varios segundos hasta que respira profundo y comienza el tormento.

Amigos, bienvenidos a mi infierno.

Población: yo.

El Ladrón | ÉL (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora