Prólogo

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Emily

¿Sabes esa situación rara que sientes que tu vida parece una puta película?

¿No? Pues yo sí y cada segundo pareciera que es más surrealista.

No creo que vida llegue a parecerse a algo tan extraordinario como una película, pero eso sí, creo desde mi perspectiva que mi vida tiene una cierta pincelada de peli americana adolescente y cliché.

Aunque no es la parte bonita esa que nos venden de estas películas románticas donde la chica rubia despampanante se lleva al capitán del equipo de fútbol americano a su terreno.

Y digo cierta pincelada porque no siento que mi vida sea la de la típica rubia creída y malcriada que se cree mejor que todo el mundo, aunque bueno todo el mundo me ve así solo por todo lo que sucedió en mi pasado. Por eso y por todo mi entorno.

Y la verdad es que mi pasado sigue estando ahí, por mucho que quiera evitarlo y hacer como si no estuviera pues ahí está. El gran problema es que por mucho que lo intentes rechazar tu pasado siempre formará parte de ti.

Bueno ahí estaba, encerrado en mis recuerdos pasados pero solo antes de que alguien tuviese la grandiosa idea de filtrarlo decirlo por todo el pueblo donde actualmente vivo con mis padres.

Cuando vine aquí estaba en busca de paz y la obtuve, pero alguien se empeñó en destruir mi calma y mi serenidad en este sitio que pretendía darme una imagen de perfección falsa que nunca existió.

Por eso ahora me encuentro donde estoy, a punto de lanzarme al vacío porque ya no lo soporto más.

No soporto más que me miren mal cuando salgo a simplemente comprar lo que se me antoje o simplemente a existir. No puedo soportar más que me sigan insultado los "más valientes" y simplemente lo más vulnerables se vean intimidados por mi presencia en cualquier lugar o otros simplemente me desprecien por cosas que no estaban en mis manos.

No soporto ser juzgada.

Y mucho menos soporto más ser la deshonra de mi familia.

Las lágrimas recorren mi rostro haciendo un camino desde mis ojos hasta mis labios, pasando por mis pequeñas mejillas que llegados a este punto las odio.

Mi mente ahora mismo hace caso omiso a toda la gente debajo de mí y a todo mi alrededor. Pero sobre todo hago caso omiso a todos lo que se encuentran  detrás de mí, que a pesar de no oír claramente lo que dicen puedo escuchar cosas muy sueltas que no alcanzo a comprender muy bien. Siento las voces muy lejanas de mi realidad.

-La joven está en shock, por eso creo que no responde a los estímulos o a las llamadas- Es lo único que oigo una suave voz femenina detrás mía a la que no pongo cara.

Me gritan insistente varías veces detrás de mí, por mi nombre.

Pero tras oír los últimos gritos no consigo distinguir ninguna frase coherente más, solo oigo un vacío.

Un barullo de fondo.

Trago saliva profundamente antes de cerrar los ojos, así no pensaré tanto en la altura que es. Hasta para suicidarme soy cobarde.

No me importa toda la gente que se ubica ni tras de mí ni debajo de mi. Ahora solo me importo yo y mi deseo es hacerlo. Mi deseo de dejar de sufrir.

Y es la hora de hacerlo.

-3, 2, 1,...-Cuento para mí misma en voz baja, mientras me coloco dispuesta a caer al vacío, hasta que soy interrumpida por unos movimientos a mi lado.

Siento la barra de hierro a la que estoy sujetada moverse de una forma muy brusca.

Vuelvo a abrir los ojos tan apretados que tenía, sorprendida sin comprender que pasa hasta que le veo.

Sus ojos de marrón oscuro, su pelo castaño algo despeinado ligeramente rizado, todo su cuerpo en la misma posición que yo pero algo más asustado que yo mirando al vacío.

¿Pero qué...?

-Si tu saltas, yo salto ¿Recuerdas?-Dice esta vez ahora mirándome a la cara, haciéndome recordad una de las muchas frases favoritas que tengo de una de mis películas favoritas.

Pero no solo eso, esa frase hace que viaje en el tiempo momentáneamente.

Mis ojos se cristalizan y me quedo por un segundo mirando al vacío.

Miles de recuerdos regresan a mí.

Le miro a los ojos y puedo distinguir muchas emociones, siento que puedo leer todas solo de un vistazo de su cara, y a pesar de que en el fondo de mi ser algunas de sus emociones me hacen feliz, muchas otras me aterran.

Pero es él, siempre fue él.

El Ladrón | ÉL (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora