Ruth
Me cago en la química, en los exámenes y en quien creyó que trasmitir la idea de que madrugar era necesario.
En el sol un poco también.
En medio del camino hacia la biblioteca me quito la bendita sudadera negra de encima, porque calor me está matando. No se cuales son los peores días, si lo lunes o los sábados que tengo que madrugar de gratis.
Creo que los lunes que hay que madrugar.
Con pesadez, termino de arrastrarme hasta la puerta de la biblioteca y para mi dolorosa sorpresa no había ninguna cabeza rubia merodeando por aquí, lo cual es raro. Reviso la el día y la hora en mi Casio plateado pero está todo correcto.
Decido entrar y esperar dentro, la verdad que como me quede en las escaleras de la biblioteca me derrito. Al entrar en una sala decido saludar con un "hey" a la bibliotecaria pero solo me gano su mala mirada entre muchas otras.
Veo una mesa libre al fondo y decido sentarme algo incómoda. Está algo escondida así que mejor, la verdad es que desde que puse un pie en el edificio me siento demasiado observada por la humanidad que habita aquí y eso hace que mi pequeña presencia me pese más.
Miro a todos lados sin saber que hacer realmente. Coloco mi mochila en la mesa y decido sacar mi teléfono. Nada, ni un triste mensaje de que llega tarde ¿Se habrá olvidado Emily de mí? Siento una sensación fría recorrerme el cuerpo de arriba a abajo, así que decido colocarme mis auriculares, si escucho música ya no me sentiré tan mal ni fuera de lugar o por lo menos viajaré a alguno en el que me sienta más segura.
—¿Ruth?
Al girarme, me encuentro a la persona que menos me esperaba encontrarme aquí un sábado por la mañana entre estas cuatro paredes.
—Hola—Saludo tímida, en un tono más bajo que antes.
Aunque esto no me libra de las malas miradas de las personas más cercanas a mí, el cual es un grupo de niñas pijas que se le huele el perfume Chanel a 300 kilómetros. En respuesta sonrió con una sonrisa cínica y decido apartar la mirada.
Que pereza de gente.
—¿Qué haces aquí?—Pregunta Alex curioso.
—Si te lo digo, ni de coña me vas a crees—Respondo riendo.
—Prueba — Cuestiona con un tono desafiante.
Vuelvo a meter la mano dentro de mi mochila y saco los apuntes de química. A esperas de una expresión de sorpresa por su parte, al final la sorprendida soy yo.
—¿Necesitas ayuda con esto?
—¿Sinceramente? Sí, pero Emily no debe tardar mucho en aparecer, creo.
—¿Qué tal está? La última vez que la vi, fue una situación curiosa la verdad—Interroga.
—Pues a ver bien, es rarilla pero por lo menos es transparente a diferencia de la manada de arpías que habitan ese instituto de niños pijos con aire de superioridad— Digo bastante asqueada.
—¿Recuerdas que Emily pertenece un poco a ese lado de la sociedad?
Al principio dudo, porque puede que tenga un poco de razón pero finalmente niego con la cabeza.
—Y...bueno ¿Qué haces tú aquí?— Pregunto.
—Trabajo aquí Ruth—Contesta entusiasmado.
Me quedo con los ojos como platos al escuchar esa respuesta, eso sí que no me lo esperaba.
—¿Pero y eso? ¿Tienes problemas de dinero? Si es así, yo te puedo prestar algo, bueno no yo no porque estoy tiesa pero...—Empiezo a parlotear sin control y hasta que me manda a callar desde la mesa pija con complejo de bote de colonia Chanel no me doy ni cuenta.
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El Ladrón | ÉL (Pausada)
Teen Fiction¿En quién te apoyas cuando nadie quiere ser tu soporte? Pasé de tenerlo todo a no tenerlo nada por una jugarreta de mi mente pero al final del día en mis manos quedó lo más importante que tengo, mi corazón. Yo podía decidir quién entraba y quién no...