14. Realeza

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Parte 2/2

...

     Días antes de la cita, Alastor se la había pasado encima de Charlie. La seguía a donde fuese, comía el desayuno con ella y la llenaba de cumplidos a diestra y siniestra. Envió flores a su habitación durante las mañanas y también en las noches. Estuvo a punto de terminarse los floreros del hotel. Charlie disfrutaba ser cortejada, mas nunca se imaginó que sería el demonio radio quien lo hiciera. Él estaba tan ansioso que Charlie se sentía mal por no mostrarse igual de emocionada que él.
     Pero el día había llegado. Se dio un largo baño para relajarse en la tina, se vistió con la mejor ropa que encontró y supuso su destino. Alastor iba a hacer un espectáculo con ella.
     Tarde o temprano, iba a hacerlo y nada lo detendría. Optó por divertirse con toda la situación. Un Alastor romántico no se veía siempre. Era cuestión de tiempo para que desapareciera.

     Alguien tocó a su puerta. Se imaginó que sería él pero, para su sorpresa, Husk estaba ahí.
     —El loco la está llamando desde la entrada principal.

     Charlie miró a Husk de arriba abajo.
     —¿Allá? Pensé que me recogería aquí mismo —Tomó su bolso y se dio un último vistazo en el espejo—. Lamento preguntarte esto a ti, pero, ¿cómo me veo?

     Husk la miró con incredulidad.
     —Mujer.

     Charlie rodó los ojos.
     —Gra-ci-as.

     —No hay de qué —Husk cerró la puerta de la habitación y caminó junto a Charlie hasta llegar al elevador. Presionó el botón para la planta baja y el ascensor emitió un chirrido. El silencio era bastante incómodo—. Entonces... ¿Cita?

     —Sí. No me lo esperaba.

     —El imbécil quiso convencerme de ser su chófer. Lo mejor de todo es que como por el momento no recuerda mucho de nuestro pasado, no fue capaz de obligarme. Terminé ofreciéndome como su chaperón.

     —¿Chaperón?

     —Voy a escoltarla a usted hasta la entrada del hotel, así que más le vale quedarse a mi lado —Las puertas se abrieron. Husk le entregó el brazo a Charlie y lo tomó enseguida. Parecía apenada—. Oh, y por favor, sea un poco amable con él. No sabe el esfuerzo que hizo para lavarse los dientes y darse un doble baño.

     —¿Doble baño?

     —No quiere saber a qué me refiero —Caminaron juntos—. Aún puede usar algunos de sus trucos, así que no se deje engañar. No quisiéramos que ese bastardo la secuestre.

     —No te preocupes. No soy tan estúpida.

     Se detuvieron y compartieron miradas. Husk pareció no estar muy de acuerdo con su comentario.
     —Sí... Le creo...

     Llegaron a la entrada. Alastor esperaba con un gigantesco ramo de rosas frente a un lujoso auto de color negro. Charlie no pudo adivinar el modelo, pero estaba en excelentes condiciones. Husk la soltó y sacó —de quién sabe dónde— una botella de licor que se bebió de tres tragos.
     —¿Dónde diablos conseguiste eso?

     —¿Qué importa? Es el carruaje donde llevaré a la princesa Charlotte de paseo —Se acercó a ella y le entregó el ramo—. Por favor, reciba mi más fino obsequio.

     Charlie las recibió, aunque luchó contra ellas. Eran bastante pesadas.
     —G-Gracias Al... ¿Ya... Ya nos vamos?

     —Oh, no, no, no... Querida, quisiera primero decirle que se ve preciosa con ese vestido rojo, hace resaltar sus mejillas rosadas. Su perfume vuelve locos mis sentidos... Acaricia mis más profundos deseos —La tomó de la mano y dejó un delicado beso sobre su dorso—. Es usted una mujer bellísima... ¡Y deseo tratarla como una reina ésta noche!

Fictober: Charlastor [Hazbin Hotel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora