Fictober: Charlastor [Hazbin Hotel]

23. Futuro

     La mesa estaba llena de ingredientes. Se podía ir desde los tomates más rojos y salados hasta las cebollas más jugosas. Había carne, camarones, salchichas y un montón de especias. Las hash browns junto a los huevos se freían en el sartén, sirvió siete deliciosos zumos de naranja y los adornó con una rebanada de la fruta. Alastor estaba orgulloso de su trabajo.
     El aroma era exquisito. Cremoso, chispeante, intenso, lleno de matices y texturas que se adherían al paladar.
     Alastor no ocultaba que le gustase la cocina. Su madre le había enseñado bastante bien un montón de trucos para que cada platillo que tuviera la dicha de encontrarse y llamar su atención fuera replicado de la forma correcta. Hizo aparecer un tocadiscos a su lado y colocó un acetato. Cuando la música comenzó, se puso a cantar.

     Charlie bajó después de unos minutos, siendo atraída por el delicioso aroma del desayuno. Escuchando la música supo de inmediato de quién se trataba. Pasó por el umbral de la cocina, frotándose los ojos. Alastor estaba cantando You're Never Fully Dressed Without A Smile del musical de Annie. Lo observó con una sonrisa. Se notaba que se la estaba pasando muy bien el solo.
     —¿Interrumpo algo?

     Alastor vertió un chorro de aceite en otro sartén, y volteó, con una gigantesca sonrisa para mirar a la princesa. La música se detuvo.
     —¡Oh, querida, buenos días! —Rompió dos huevos con una sola mano—. ¿Tiene usted hambre?

     Charlie se acercó a la mesa, observando los platos y la comida ya servida. Un par de sombras pasaron al frente de ella, de camino a ayudarle a su amo.
     —¿A qué se debe toda esta comida? —Le pasó la mano por encima a una rodaja de naranja y se chupó el dedo—. El aniversario del hotel será hasta dentro de tres meses...

     —¡No estoy celebrando nada, princesa! Solo quise hacer un... Pequeño gesto de amabilidad hacia nuestro equipo de trabajo, usted incluida —Alastor tiró un chorro de vino blanco a otro sartén. Todos los quemadores estaban ocupados con algo—. Le he preparado mi plato especial de la casa: jambalaya —Señaló la cazuela, muy orgulloso de su platillo—. ¡Más le vale comérsela toda, o sino, me molestaré muchísimo, y nadie quiere verme molesto!

     Charlie parpadeó.
     —O-Oh... ¡Claro, Al! ¡Muchas gracias! Pero, esto no es usual en ti —Tomó asiento en la mesa y subió los codos—. ¿Seguro que no es por otro motivo?

     —¡No, no hay ninguno! ¡No es como si un tipo como yo, asesino serial y caníbal con serios problemas para socializar como un pecador normal no pudiera realizar un banquete a sus allegados!

     Charlie entrecerró los ojos.
     —¿Estás cocinando por estrés acaso, o... ?

     —Ah, dulzura... —Alastor se acercó a ella y sirvió una deliciosa tortilla de huevo en su plato. Tenía champiñones, pimiento rojo y verde, así como algunos trozos de cebolla—. Respondiendo a su pregunta, no, no estoy cocinando por estrés. Solo estoy tratando de ser... Más... —Giró el sartén con su muñeca—. Consciente.

     —¿Consciente? ¿Hablas del incidente del otro día conmigo? —Charlie miró la comida frente a ella—. Porque si es sobre mi boda con Seviathan, sé que a todos los tomé desapercibidos con eso. No estoy molesta contigo por ello. De hecho, me da aún algo de risa. No sabía que todavía estuvieras frecuentando a Mimzy.

     Alastor se dio la vuelta de inmediato y continuó preparando la jambalaya. Bajó el fuego a la estufa y colocó la tapa encima.
     —Mimzy me ha sido de ayuda, y de vez en cuando me pide favores. Nada importante.

     —Dijiste que te casarías con ella. Eso fue gracioso.

     —No le daré explicaciones al respecto sobre eso. Ella está... Encargándose de todo —Se dio media vuelta para mirar a Charlie, con una sonrisa de oreja a oreja—. Tiene la batuta en nuestra relación.