18. Somos familia ¿No?

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Parte 1/2

...

     Alguien tocaba a la puerta. Las orejas de Alastor apuntaban al ruido de fondo. No quería moverse de su lugar. Necesitaba seguir mirando. Tenía las manos detrás de la espalda, las piernas un poco abiertas. Su corazón se detuvo cuando escuchó un grito alegre de Charlie desde el fondo, en la planta baja. Ella abrazaba a alguien.
     Continuaron tocando. Impaciente, chasqueó los dedos y la puerta se azotó a un costado. Niffty se quedó perpleja por la escena.
     —Oh, vaya... ¡Sí que estás de mal humor! —Entró con una cubeta llena de utensilios de limpieza—. Si no querías recibirme, me lo hubieras dicho.

     Alastor no respondió. Se acercó más a la barandilla. Pareció no escuchar ni una palabra de lo que la pequeña demonio decía. Ella dejó las cosas en el suelo, se limpió las manos en el mandil y se acercó curiosa al balcón.
     Asomó la cabeza por entre los barrotes.
     —La princesa... —Dio media vuelta para mirar a Alastor—. Ya me lo había imaginado. ¿Todavía no le has dicho nada?

     Todo el cuerpo de Alastor se estremeció como si estuviera nervioso. Era una corriente eléctrica que comenzaba en la boca del estómago, y reventaba en el vientre bajo. Infló el pecho para imponerse a sí mismo control. Cerró la puerta de golpe.
     —No es tu asunto.

     —Oh, claro que lo es... —Niffty dio un ágil salto para treparse encima del barandal—. ¿Cuántos meses son desde que... ?

     Alastor se inclinó sobre ella con violencia. Sus dos ojos se volvieron brillantes agujas rojas que apuntaban a la izquierda. Sentía la sangre hervir.
     —¡Nadie quiere saberlo!

     —Ay Al, sí que eres todo un caso —Niffty se dejó caer al suelo—. ¿No sería más sencillo si solo se lo dices? No creo que alguien como ella tenga el corazón como para rechazarte.

     —¿Te pagan por fastidiarme? Por favor, dedícate a hacer la limpieza. No tengo tiempo para estas tonterías. Puedo con ello. He podido desde hace meses y podré ahora —Hizo aparecer su bastón mientras se alejaba del balcón. El pecho le dolía—. Estaré abajo hasta que termines.

     —Bah... ¿Por qué no intentas sincerarte con ella? ¿Crees que fingiendo que no te gusta será más fácil?

     —De hecho, sería más fácil si preparara tu lengua como un estofado y me la comiera —Se volvió a Niffty, con una gigantesca sonrisa—. ¡Pero creo que eso solo la haría miserable!

     Niffty se carcajeó.
     —¡Charlie no es tan tonta! En algún momento se dará cuenta y...

     —¡Eso es lo que no necesito! —Apretó el bastón y desvió la mirada—. ¿¡Qué tengo qué hacer!? Esto es... Es demasiado. Me he acercado a ella, la he tenido conmigo y nada... No hay forma en la que pueda sacarme el corazón y ponerlo en un plato para que lo comprenda. Mis ojos, por más abiertos que estén, nunca logran reflejarse en los suyos. ¿Por qué? ¡Maldita sea!

     Alastor se cruzó de brazos. Niffty sacó un plumero y comenzó a limpiar todos los objetos que había. Estatuillas, libros, lámparas y cabezas de ciervo.
     —¿Estás celoso?

     —¿Cómo voy a estar celoso si no hay ni un maldito contrincante? Además, sé que soy lo suficientemente bueno para ella. ¡Nadie puede compararse a mí, nadie me es competencia! Y quien se atreva a mover un solo dedo hacia la princesa Charlie, juro que...

     —¡Qué intenso! —Niffty abrió las cortinas y las ventanas—. ¿Por qué no vas por un trago con Husk? Parece que te hace falta...

     Alastor suspiró frustrado.
     —Carajo...

Fictober: Charlastor [Hazbin Hotel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora