28. Estrellas

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     Había terminado el exterminio. Todos los demonios podían al fin desprenderse de sus armas, llorar y descansar dentro del hotel. Charlie y compañía se reunieron en el camarote principal. Estaban exhaustos. Defendieron a muchísimos pecadores. Olían asqueroso. El único al que no le molestaba nada era Alastor. Parecía, incluso, un poco aburrido con todo. Charlie supuso que era solo un berrinche por no haber presenciado mayor sadismo.
     Angel Dust recostó medio cuerpo sobre la mesa, perdiendo toda coquetería habitual con un largo y gruñón suspiro.
     —Ahhhh... ¿Cuántas veces tendremos qué hacer esto?

     —Las que sean necesarias —respondió Vaggie, colgando el cuello sobre el respaldo de su silla—. Al menos logramos herirlos... Charlie, ¿recolectaste la sangre de ángel?

     Charlie tenía los ojos desorbitados.
     Abrió la boca y solo salió aire.

     Husk estaba pasmado.
     —Vietnam.

     —Sí Husk —respondió Niffty, casi quedándose dormida sobre su asiento—. Vietnam...

     Alastor estaba aburrido. Se codeó en la mesa.
     —¿Esto es todo? ¿Esta es toda la tragedia, el desenlace, lo que siempre tendrá qué acontecerme desde que estoy aquí?

     Charlie recobró el sentido poco a poco. Le era difícil hablar.
     —Te dije que podías ayudar en el hotel tanto como tú quisieras. Tú quisiste ayudarnos. De cualquier manera, no hiciste mucha diferencia al atacar.

     —Es cierto —Husk despertó de su profundo letargo—. ¡Te fuiste como un marica!

     —¡Estaban demasiado ocupados! ¡Era obvio que me aburriría! ¿Son estúpidos acaso? —Recordó que Charlie estaba ahí—. Por supuesto, la princesa no entra en esa categoría, pero...

     —Hicimos todo el trabajo. No fastidies... Mejor usa tus poderes y aparece un par de aspirinas. La jaqueca está aumentando —Vaggie frunció las cejas, aguantando el dolor. Toda la frente le daba punzadas.

     —Podrías habernos dado ventaja, pero preferiste huir —Angel Dust miraba a Alastor con odio.

     —Angel, he dicho que yo no huí. Sólo estaba aburrido. ¡Quería ver más sangre, más destrucción, escuchar un coro de gritos desgarradores! ¿Y qué obtuve? ¡Un montón de héroes salvando el día! ¿¡Acaso así es como deben de entretener a uno de sus más importantes socios!?

     Niffty gritó y pegó con los puños en la mesa.
     —¡Husk y yo también somos socios importantes!

     —¡Bien dicho!

     —Ya, chicos... Basta —Charlie se levantó, tambaleándose—. No estamos aquí para reclamarle a nadie si hizo más que otro. El exterminio ya terminó... Podemos retomar nuestras vidas con normalidad. ¿Por qué no hacemos un brindis? ¡Por la amistad!

     —¡Excelente idea, princesa! —Alastor hizo aparecer su bastón y lo agitó sobre la mesa como una varita mágica. Aparecieron un montón de vasos frente a cada uno de los miembros del staff—. Sírvanse, por favor. Me considero un experto en mixología, así que es más que probable que sus bebidas se adecuen a sus paladares... A menos que no sean tan exigentes como yo.

     Charlie eligió una brillante copa de champán y la tomó del cuello.
     —¡Salud!

     —¡Salud! —gritaron todos al unísono.

     La princesa no había planeado festejar a lo grande, pero le pareció que todo era bastante bueno y divertido como para dejarlo pasar así como así. Vaggie puso un poco de música desde su teléfono celular y el ambiente se volvió mucho más aligerado.
     Era la primera vez que a Charlie no le deprimía tanto un exterminio. Había perdido a algunos en el camino, sin embargo, logró salvar a más que los que cualquier otro, incluso su padre, hubieran podido defender de las garras de los exterminadores.
     Hizo un gran trabajo, y estaba contando con que el próximo año, que corría en ese momento, salvaría al doble.

Fictober: Charlastor [Hazbin Hotel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora