21. Cuento de hadas

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Parte 1/2

...

     Hacía mucho tiempo que los seres mágicos convivían en armonía con las personas del reino. Se necesitó de mucho papeleo medieval para que se les hubiera permitido llevar una vida normal. Todo el pueblo estaba lleno de negocios de pócimas mágicas, servicios de conjuro blanco, cumplido de deseos exprés y asociaciones de ogros que ofrecían sus servicios como albañiles certificados de ley.
     Al principio, el pueblo de Buendía se mostró reacio a los dictados del rey. Contrajo matrimonio con una hábil bruja, y de su unión, nació una hermosa princesa. Con el tiempo, notaron que ellos no eran tan diferentes a los seres mágicos, y por supuesto, podían sacarle provecho a sus tratos. Así, el reino terminó aceptando su destino, ganándose una maravillosa convivencia llena de armonía y canciones cursis.

     La princesa no tardó en llamar la atención de todos apenas comenzó a crecer. Tenía tantas habilidades que se metía en los peores escenarios posibles sin pensarlo: despertaba debajo del agua al dormir, o en el techo del castillo. Cuando estornudaba, la comida se convertía en sapos o libélulas, y sus pisadas hacían crecer pasto y flores sobre cualquier superficie, y morían al instante, apenas se apartaba. Su madre, la reina Lilith, trató por todos sus medios de enseñarle a controlar sus poderes, pero era una tarea casi imposible. La joven princesa era un desastre.
     En las clases de manejo de escoba se suspendía a ella misma en el aire sin control, y subía tan alto como un pájaro. La escoba aterrizaba, pero ella solo podía agitar los brazos y llamar a su madre. Probaron poniéndole zapatos de metal, que un día, sin más, terminaron derritiéndose. ¡Había corrido tanto con otros niños mágicos que la fricción los destruyó por completo!
     Fue el colmo para los reyes. Tenían qué hacer algo al respecto.

     Probaron con médicos mágicos y reales, con pócimas e infusiones. Hechizos, terapias, incluso trataron de ponerle sanguijuelas. ¡Nada funcionada con la princesa!
     Sus padres lo comprendieron al final, rendidos: así era su hija, y por ende, así sería la futura reina de Buendía.

     Para la joven adolescente fue mucho más difícil asimilarlo, porque nadie quería acercarse a ella por miedo a que lo convirtiera en un sapo. ¿Qué la había hecho tan poderosa? Por supuesto que tenía muchísima curiosidad por saberlo, pero no tenía a nadie, mas que a su madre, para consultar cuestiones de ese grado.
     Sus días de escuela fueron los peores. El primer día de secundaria quemó el salón entero. Por suerte, nadie había salió herido. ¿La razón del incidente? Uno de sus compañeros hizo una broma tan graciosa que le causó una carcajada, aplaudió y una bola de fuego salió de sus manos. ¡Estuvo en primera plana con los pregoneros!
     Al regresar al castillo lloró tanto en su alcoba que todo el cuarto se llenó de musco. ¡Parecía una selva! ¡Incluso había animales por la humedad!

     Lilith no pudo soportar más su propia indiferencia. Tenía qué hacer algo, así que una noche, cabalgando un precioso caballo negro, salió a visitar a las demás reinas de pueblos aledaños en busca de los mejores brujos. Buendía contaba con ella; el rey se encargaría de la joven el tiempo que ella estuviera fuera.
     Buscó, buscó, y buscó... La reina de N le recomendó a un chamán, la reina de S a su hechicero de cabecera, la condesa de B a su propio marido. Escoltó a más de quince brujos hasta su castillo. Los recibió con las mejores ofrendas y les presentó a la princesa.
     Los reyes esperaban, mirándose el uno al otro.

     —Su majestad, creo que a su hija le hace falta aliento de rana... —dijo uno de ellos. Tenía una larga barba blanca y un sombrero de pico.

     —¡Oh, no! ¡No digas tonterías, Modeus! ¡Eso podría causarle piernas de pollo! —respondió otro, que tenía la cara redonda y las mejillas coloradas. Se notaba que comía bastante bien—. ¡Lo que ella necesita es un poco de polvo de uña de trol!

Fictober: Charlastor [Hazbin Hotel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora