20. Juicio final

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     —¡Ya casi, ya es el último! —Charlie estiró los brazos para ayudar a los trabajadores—. ¡Listo! ¡Está terminado, muchas gracias chicos! Pueden ir a descansar...

     Cuadros, o más específicamente, pinturas. Todo un cuarto del hotel se había llenado de ella.
     —Princesa, ¿esto de verdad cree que vaya a atraer a nuevos inquilinos?

     Charlie se sacudió las manos, una palma contra otra.
     Miraba todo el pequeño museo con orgullo, cruzando los brazos detrás de su espalda.
     —¡Por supuesto que sí, Al! Este lugar es una forma de acercar a aquellos más sensibles al arte. La contemplación de pinturas puede ser de mucha ayuda en la introspección. Los ayudará a ser muchísimo más reflexivos con respecto a sus decisiones.

      Alastor miraba a todos lados.
     —¿Y de dónde ha sacado las pinturas?

     —Papá tiene a un par de artistas certificados —respondió ella, sonriendo de lado y guiñando un ojo—. Han realizado copias exactas de las obras más importantes del mundo humano. Si bien, nunca las he visto directamente, me siento agradecida de al menos haber conseguido unas copias. ¡Solo mira este llamado... ! —Charlie se agachó para leer la placa de metal dorado debajo de la pintura. El título estaba grabado—. Noche... Estrellada. ¿No es maravillosa la técnica?

     Alastor se encogió de hombros.
     —Arte pretencioso... He visto mejores.

     —¡Ah, bueno! Entonces te enseñaré uno de los que más detesto... —Charlie caminó a través del pasillo, guiando a Alastor por la exposición. Los cuadros estaban todos acomodados en línea recta, haciendo que el paseo fuera directo al grano. Había algunas plantas en las esquinas, bancas de mármol y el suelo estaba recién pulido. El blanco de las paredes era tan brillante que obligaba a cerrar los ojos—. ¡La Mona Lisa!

     —¿Mona Lisa? ¿No es esa pintura misteriosa de la que jamás han encontrado detalles exactos sobre su origen?

     —¡Sí, esa misma!

     Alastor se acercó un poco para mirarla más de cerca.
     —Siempre odié este cuadro.

     Charlie sonrió, era justo lo que quería escuchar de él.
     —¡Es ridículo! Papá la adoró, y me obligó a ponerla en exhibición. Yo no quería pero... ¡Padres! No creí que los humanos estuvieran fascinados con una mierda como esta...

     Alastor hizo aparecer su bastón y se apoyó en él.
     —Es un cuadro muy aburrido. Para serle sincero, prefiero uno de ese tal... Van... ¿Van Gogh?

     —Sabes muy poco de arte, Al.

     —No soy bueno con las emociones —Hizo una reverencia y sonrió—. Así que el arte me parece sumamente tonto y... Hasta cursi.

     —A menos que sea la Mona Lisa.

     Alastor siguió el camino de pinturas, llegando a un apartado más religioso del museo.
     —Vaya... Y su padre ha permitido pinturas de éste estilo.

     —Son parte de la historia —Charlie lo siguió y se quedó a su lado—. Aunque esta no fue idea de mi padre. Fue un regalo para mí.

     —¿Regalo? ¿De quién? —Alastor pareció interesado de inmediato. Alzó las cejas y abrió los ojos por completo.

     —Seviathan me lo obsequió. Decidí ponerlo aquí porque es maravilloso. Es El Juicio Final de Miguel Angel, pero es una copia. ¿No es hermosa? Solo mira la cantidad de detalles...

     Alastor ladeó la cabeza y enderezó la espalda.
     —No sabía que a Seviathan le gustara el arte.

     —Oh, no... No lo pintó él, pero logró hacerse de una copia muy precisa del cuadro. Es el día para el que nos estamos preparando todos. Es como... Una profecía.

Fictober: Charlastor [Hazbin Hotel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora