Episodio 13

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Kyle lo miró a los ojos y Eric le acarició la mejilla, lo sujetó por las caderas y lentamente se acercó hasta que sintió sus respiraciones cruzarse, acortando cada vez más la distancia entre ellos.

Al sentir que estaban demasiado cerca Kyle trató de apartarse, cosa que no resultó y sólo logró que Eric le sonriera y lo mirara de forma atrevida, como si fuera un león a punto de cazar a su presa.

- ¿Que pasa Kahl? ¿me tienes miedo?

- Claro que no - el rostro del pelirrojo ardía pero él pretendía mostrar fortaleza, como si aquello no lo intimidara - no me das miedo culo gordo.

- ¿De veras? ¿no te preocupa lo que pueda pasar después?

- Para nada, no me intimidas.

- Entonces demuestralo.


Sin decir más el más alto terminó de acortar la distancia que había entre ellos y besó a su asistente, beso que fué gustosamente correspondido. Rápidamente pasaron de besarse de forma lenta a hacerlo más desesperada y apasionadamente, llegando a los toques indebidos por debajo de las prendas del otro. Kyle abrazaba a Eric por los hombros mientras que este trataba de quitarle el saco y desabotonar la camisa del pelirrojo. Al no poder resistirlo más Eric cargó a Kyle entre sus brazos y lo llevó a su habitación, la que él le había asignado cuando firmó el contrato.


Estando ahí Eric cerró la puerta antes de recostar con cuidado a Kyle sobre la cama y comenzar a dejar besos húmedos, leves mordidas y marcas de chupetones a lo largo del pecho de su asistente mientras que su mano izquierda se dedicaba a acariciar y recorrer su suave piel mientras que Kyle dejaba salir gemidos ahogados y sentía como poco a poco su respiración comenzaba a agitarse.

Cada roce entre su piel y la de Eric se sentía como el puto paraíso y sus besos tan pasionales lo hacían incluso mejor, aquella noche descubrió que el castaño era capaz de elevarlo a las estrellas con tan sólo un beso o el delicado toque de una caricia. Y cuando los besos y toques inapropiados por parte de ambos ya no fueron suficientes Kyle le ayudó a Eric a retirar las prendas restantes en él.

- ¿Estás listo, judío? Te recuerdo que no pienso ser suave contigo.

- Deja de hablar y hazlo de una vez gordo. Sabes lo mucho que odio que me dejes esperando.


Sin decir nada más Eric volvió a besar al judío mientras entraba lentamente dentro de él. Siguió besándolo y dejando marcas mientras esperaba a que Kyle se acostumbrara a sentirlo en su interior.

En cuanto el pelirrojo le indicó que podía continuar Eric comenzó a moverse lentamente, dejando que Kyle lo abrace y sintiendo su respiración tan cerca, cosa que lo encendía aún más. Pronto la habitación comenzó a llenarse de gemidos de Kyle que cada vez eran más ruidosos, poco le importaba si lo escuchaban o no, en ése momento sólo le interesaba disfrutar de las sensaciones placenteras que Eric le hacía sentir con cada brusco movimiento y sus besos ardientes. Era como probar ese fruto prohibido, cayendo en una tentación dulce cual miel y gozando los placeres de la carne.

Aquella noche en la que la luna se mostraba más brillante de lo normal Kyle y Eric se entregaron a la lujuria y tuvieron su primer encuentro, el primero de varios que tendrían más adelante. Esa noche en la que entregaron al otro por primera vez y unieron sus cuerpos y corazones en uno solo.

Los rayos solares que entraban por la ventana despertaron a Kyle a la mañana siguiente. Había dormido abrazando a Eric pero cuando despertó se dió cuenta que él ya no estaba a su lado, en su mesa de noche había una nota en la que Eric se disculpaba por haberlo dejado solo. Kyle suspiró, dejó la nota de lado y volvió a recostarse y cubrirse con las sábanas de su cama mientras maldecía a Eric entre dientes.

De un momento a otro el castaño entró en la habitación de Kyle cuando este estaba acostado en la cama; se acercó y le quitó las sábanas para poder acariciarle la mejilla y despertarlo.


- Buenos días Kyel - al abrir los ojos el pelirrojo vió a su jefe sonriéndole de una manera tan dulce que era difícil imaginar que era el mismo tipo que le había dejado el cuerpo lleno de marcas y el culpable de que probablemente no pueda caminar bien el día de hoy - levántate, te estamos esperando para desayunar.

Kyle lo ignoró y volvió a darse la vuelta. Eric lo abrazó dejando besos en su mejilla y acariciando suavemente su pecho, haciendo que el pelirrojo vuelva a darse la vuelta quedando frente a frente. Se miraron a los ojos y volvieron a fundirse en un beso lento y apasionado, uno que no duró mucho pero que fué suficiente para expresar el deseo y pasión que sentían.

- Lamento haberte dejado solo Kyle. Tuve que salir para que Heidi no sospechara nada.

- Sí, no importa - Kyle suspiró dejando que Eric paseara su tacto entre sus rizados cabellos - de todo modos nadie tiene que saber lo que hacemos, es un secreto.

Eric le sonrió, le dió un corto beso en los labios y le entregó un billete de cincuenta dólares que había sacado de tu billetera.

- Son para ti, para que no le cuentes a nadie lo que pasó anoche.














































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