Capítulo 14

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-Te ves bien, ese traje te hace ver poderoso.- dije cuando lo ví permanecer con las manos sobre el volante luego de aparcar.

-¿Y atractivo?- puse los ojos en blanco, nunca había conocido a alguien tan egocéntrico, si es atractivo, mucho, pero el parece disfrutar escucharlo cada minuto del día.

-Diva- bajé del vehículo acomodando mi falda, luego noté que dejé mis zapatos en los asientos traseros.

Los tomó y vino a mí, colocándolos sobre mis pies -¿Quién es la Diva ahora?- puse los ojos en blanco, este me miraba desde abajo así que aproveché esa posición para evitar mirarlo, me había sonrojado por verlo tan cerca, tocándome.

Debía alejar esa imagen de mi cabeza, después de todo empleo mucho control mental en no tocarme luego de verlo actuar de manera tan sexy cada día como para echarlo por la borda.

-Tu cuerpo se ve aún más lindo desde esta posición.- y sin agregar más comenzó a caminar con dirección a la entrada, va a matarme un día de estos.

Al inicio parecía incómodo pero al decírsenos que ninguno de ellos estaba aquí la tensión que lo envolvía desapareció quedando en su lugar el formalismo que nos arropa cuando trabajamos.

-Aquí estás y no me avisaste Hyung- un castaño de más o menos su altura apareció, igual de atractivo. Claramente el hijo más joven de Kim, lo había visto en las noticias siendo conocido por ser un casanova incorregible.

-Vengo por trabajo.

-¿No presentas?

-Nayeli Ortega. Supervisora en jefe del Departamento de Auditorías. Puedes ir por 20 minutos, mientras iré a contabilidad.- hablé al mayor -Un gusto- volví al menor y caminé junto con quien nos daba el recorrido con intención de terminar con el trabajo lo antes posible, había mucho papeleo que debíamos llenar en la oficina. La semana entrante debemos partir a Daegu para supervisar unas 4 empresas allá.

Salimos de la central poco antes del medio día pero alegando la cantidad de trabajo que teníamos y que si no hacíamos a tiempo no iría a la cena que planea, así que acabó cediendo a pedir para comer.

Antes de lo pensado ya nos dirigíamos a su camioneta y me despojé de esos horribles zapatos tan bonitos. Mis pies lo agradecieron. El camino a casa fue rápido, así que antes de lo pensado ya estábamos frente a mi puerta. -Ponte más linda, paso por ti en una hora- me miró de manera fija -Zapatos bajos por favor.- puse los ojo en blanco antes de entrar a mi departamento.

Hopper me esperaba en la entrada y quiso salir disparado a recibirme pero lo detuve con la puerta hasta que me permitió pasar. Salí a pasearlo para que hiciera sus necesidades una vez dejé mis cosas y agradecí que fuera rápido, algunas veces toma media hora paseando.

Debía elegir que ponerme, tenía que ser algo elegante pero no mucho ya que iba usar zapatos bajos, además de que iríamos a un feria luego de cenar.

Opté por una falda blanca de tubo, la noche estaba calurosa así que la combiné con una blusa de tiras anchas también blanca, mis zapatos verde manzana y un bolso verde oscuro que le va a la perfección. Tomé un abrigo rosa para llevarlo por si acaso y me despojé de mi ropa para darme un baño.

No lavaría mi cabello a esta hora así que luego de darme un baño lo recogí en una coleta que a su vez se convirtió en un moño y luego de vestirme comencé a maquillarme.

Algo de rubor y brillo, mascara. Con lo bromista que es si me arreglo demasiado dirá que me creía en una cita.

Cuándo estuve lista le envié un mensaje avisándole y organicé un poco del desastre que había dejado Hopper.

Cuando la puerta fue tocada tomé mi bolso cual estoy segura no me permitirá usar para pagar y mi abrigo y caminé para abrir. Lo encontré con un ramo enorme de unas 12 flores rosas, tenía papel por todas partes del mismo color y un enorme moño.

Mi cuello y cara comenzaron a arder, y ahí estaba el, dándome esa mirada coqueta que suele darme cuando lanza una de sus bromas. -Te ves exquisita.- halagó y mis piernas temblaron -Amiga- dio dos pasos hasta mí y lo dejé pasar al departamento.

-Lo se- levanté un muro falso de indiferencia para no dejarle ver lo que me provoca pero la risa cínica que salió de él me dejó claro que no me cree en lo más mínimo.

Tomé las flores y las llevé a la cocina para hacerlas descansar en agua -Deberías dejarlas descansar en tu cuarto, así son lo primero que veas al despertar. Que envidia ser ellas.- mordí mi mejilla interna tratando de no reír como una adolescente enamoradiza.

-Ayer le tenías envidia a un perro y hoy a unas flores. ¿Mañana que será?

-Al suelo en el que pisas quizás.

-Mmm estamos bromistas hoy. Tu también te ves muy bien por cierto, pero eso ya lo sabes.

-Con que lo sepas tú es suficiente.

-Y descarados- agregué a mi antiguo comentario y caminé a mi cuarto para dejar las flores, debía hacer algo para dejar de sonrojarme con lo que sale de su boca.

-Vamos

-Vamos- a Dios que me traiga con vida luego de esto, ¿porqué huele tan bien?






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Nayeli Mi Vida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora