Capítulo 9

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La vergüenza acabará matándome, lo juro. ¿Cómo se me ocurre?

Tampoco debería ser tan dura conmigo misma, hace más de dos años que no tengo sexo o un orgasmo decente. Y ese hombre sexy con esa aura seductora que no parece saber que tiene se aparece en mi cuarto luego de conducir dejando sus brazos al descubierto, es que tuve que obligarme a dormir en el avión para que no notara lo mal que me había puesto.

Y no contento con eso decide que es buena idea interrogarme con claro interés, en mi cuarto. Donde deseaba que perdiera el respeto que me empeño en mantener, no tuve más que correrlo prácticamente para tener algo de paz.

Paz que no obtuve, me di un baño pero mi mano iba sola a mi intimidad, pensando en esas manos callosas y firmes tomándome, la ducha también era peligrosa para mí.

Pero al apenas tocar la cama y mi teléfono encontré aquellas fotos y todo se fue a la jodida mierda. Perdí la cabeza y acabé haciendo aquello que me obligué a no hacer apenas se fue.

Me arrepentí apenas tuve mi orgasmo, uno en que lo pensé, lo vi, lo imaginé. Uno en que prácticamente lo sentí. Aquello estaba lo suficientemente mal como para decirlo en voz alta así que desee evitar el terapeuta esta semana.

Pensé en excusas para no ir y de esa manera evitarme el interrogatorio. Aquello me ayudó a dormir.

Desperté temprano en la mañana, pero mi vergüenza no me permitió responder a su mensaje, así que dejé mi teléfono y me encaminé con prisas al ascensor, trabajar siempre suele distraerme.

Ni siquiera pensé en lo que llevaba puesto sino hasta que lo encontré en el lobby, repasándome con la mirada como si fuera la mujer más atractiva que había visto. Y me gustó. No voy a mentir.

Él tampoco se quedaba atrás, llevaba un pantalón café oscuro y saco a juego con una camisa de un crema bastante sutil, su cabello peinado de manera pulcra, y esa actitud que lo rodea haciéndolo ser el centro de atención donde sea que llegue.

Para una mujer de más de 30 ser halagada con una mirada como esa proveniente de un hombre más joven y atractivo es un honor. Aún así eso no evitó que la vergüenza de lo que hice la noche anterior llegara a mí haciéndome correr de ahí.

Pero lo que verdaderamente me dejó pensando fue lo que me dijo en el ascensor, sus palabras han taladrado mi mente todo el tiempo. Y es que no solo es atractivo a morir, sino también inteligente e intuitivo.

Solo conoce la percepción de los hechos por los chismes que rondan y aún así hizo un análisis asertivo sobre lo que pasaba. Y era todo cierto. Amo mi trabajo, conseguí los ascensos mediante esfuerzos, poseo las prestaciones laborales que cualquiera podría envidiar, los beneficios son aún mejores, y me siento cómoda que es lo importante.

Tampoco quiero mudarme, amo Korea pese a que no nací en este país. Hace mas de 7 años no piso mi país y no tengo a nadie allá. En mis planes no estaba volver a México a menos que no sea de visita.

Tampoco mudarme de la capital, así que su comentario me trajo de vuelta a la realidad. No puedo cambiar mi vida solo porque mí aún esposo me hizo quedar en ridículo, y lo sigue haciendo.

Agradesco fielmente que el castaño parece ser curioso pero no chismoso, porque de lo contrario todo sabrían que los encontré prácticamente follando en mi sala. Bueno, camino a ello.

Lo que verdaderamente me tiene peor el el hecho de que no quiere firmar los papeles del divorcio. No si no se le da el 50% de lo sacado del departamento cuando ambos sabemos que fui yo quien lo pagó con la herencia que dejaron mis padres.

Tampoco parece desear que mi pequeño permanezca conmigo, el muy maldito nunca soportó a Hopper, lo acusaba de molesto y ahora alega que lo quiere.

A mi perro, mío.

Es que todo parece planeado para sacarme de las casillas y hacerme dejarle todo, pero no va a lograr aquello. Tampoco derrumbar mi espíritu.

Dejé mi maleta en mi cuarto y tomé camino hasta el estacionamiento. Debía atender el llamado que habían hecho del departamento de policía.

Al apenas llegar mi estómago se contrajo y cuando pedí la información en recepción sobre mi caso se me dió piso y mesa para tratarlo avisándome que ya se me esperaba.

Tragué el nudo en mi garganta y me mantuve firme, yo apenas me había defendido, ella estaba en mi casa y ella atacó primero.

-Buenas tardes

-Nateli Ortera

-Nayeli Ortega- corregí, pese a los años que tengo viviendo aquí no pasa un día en el que no deba corregir como pronuncian mi nombre.

-Bien, Nayeli Ortega- aquel tono a usado no me gustó para nada -Queda bajo arresto bajo el cargo de Agresión a una ciudadana coreana y fuga.- pero que mierda.




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