Capítulo 12

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Los días habían pasado como agua, hoy era el primer mes de trabajo de aquel castaño cual parecía vivir para llamar mi atención y fastidiarme.

Luego de ese día en que le llevé jugo por agradecimiento por sacarme de la cárcel este esperaba uno cada día, como niño pequeño. Incluso me entregó un envase para ello. Yo de verdad no se de donde agarra las confianzas.

En un momento es todo profesional cuando le presento a alguien del trabajo y al siguiente parece un golden retriever pidiendo por mi atención.

Se había mudado y ahora solo viajábamos en uno de los vehículos, aún así el siempre conducía, de mi esposo no he sabido más. Intenté agendar una cita para que al fin firme los papeles de divorcio pero no me atiende.

Había recibido un mensaje del castaño para que fuera a ver el mueble que apenas le habían traído, también me pidió llevar a Hopper, le agarró cariño apenas lo vio.

Le divierte lo tóxico y posesivo que es mi perro, pues no se me separa, más aún si el está cerca, incluso me muerde y lamé marcándome como suya.

Y aquello parece divertirle al castaño.

-Llegamos- había dejado la puerta abierta y una vez entramos Hopper subió hasta el sofá tomándolo como suyo. Miré en la cocina pero el dueño del departamento no estaba ahí.

Cuando escuché sus pisadas giré en torno a estas, encontrándolo con el pelo húmedo y olor a recién salido de la ducha. Su pantalón caía sobre su cadera dejando una bien formada V ante mis ojos y su torso se contraía mostrando lo trabajado que está mientras se colocaba una camiseta. -Me resultaste mirona- otra de las confianzas que había tomado era la de tutearme si estábamos solos. Se definía a si mismo como mi mejor amigo.

-Es lindo- señalé el sofá para desviar la atención, si miraba. Pero básicamente el me ofreció mirar en bandeja.

-Pedí la cena.

-Siempre haces eso. Te he dicho que no todos los días suelo cenar.

-Y yo que estás perfecta cómo estás.

-Pues eso es porque hago ayuno intermitente.- dije y caminé hasta el sofá, de pronto necesitaba distancia entre ambos.

-Puedes venir al gimnasio- señaló tras la primera puerta, había convertido una de sus habitaciones en uno.

-Prefiero invertir mi tiempo en algo menos productivo, como ver películas.- aquello lo hizo carcajearse.

La puerta fue tocada y este caminó hasta la cocina para ir por su cartera. -Yo puedo pagar algunas veces- me quejé pues este siempre mostraba negativa a que yo pagara.

-Sobre mi cadáver una mujer va a invitarme- alcé una ceja ante su comentario sexista. -Puedes usar ese dinero para ponerte linda para verme.- salió de la cocina luego de guiñarme un ojo de la manera más descarada posible. -¿Acaso te dejé sin palabras?- preguntó al regresar con las bolsas en las manos.

Agradecí que su teléfono comenzó a sonar por el departamento luego de decir aquello, porque en efecto. Me había dejado sin palabras.

Espabilé y fui a la cocina para acomodar la cena en platos, los estantes estaban colocados de manera cómoda para mi altura así que no tenía que alzarme o inclinarme.

Cuando regresó lo hizo con clara molestia. -¿Todo bien?- negó

-Llamó un abogado

-¿A ti también te demandaron?- alzó la comisura divertido pero no alcanzó a reír.

-Es por la herencia de mamá. Me dicen que si este mes no la reclamo pasará a manos del estado.

-¿Porqué? Se supone que son años en... ¿hace...

-10 años, tendrá diez años dentro de poco.

-Y no quieres el dinero.

-No es eso... cuando ella murió no lo necesitaba. Tenía el apoyo económico de, mi otro progenitor. Luego, cuando cortamos lazos intenté hacerme con el dinero, para terminar de pagar mi universidad y eso. Mantenerme. Pero...- lo ví reír de manera burlesca -Padre consiguió congelarlo de alguna manera, era mayor de edad y tenía derecho a recibirlo, pero como el menor aún no lo era consiguió una autorización de un juez para mantener el dinero congelado hasta que este fuera mayor. Supongo que era su manera de joderme.

-¿Y ya cumplió la edad?

-Hace 4 años de hecho, yo no busqué más el dinero.

-Estabas enojado- asintió

-También quería demostrarle a mi padre y a mí que podía salir adelante solo.

-Mmm, tiene sentido.

-¿Qué crees que debería hacer?

-Yo lo tomaría. Después de todo fue tu madre quien dejó aquel dinero o patrimonio. A ella le hacía ilusión que lo tuvieras, si no lo necesitas ahora puedes solo dejarlo en alguna cuenta. O terminar de pagar el departamento y así evitarte lo que me pasa a mí.

Le había contado por lo que pasaba. Él comprendió y acusó a mi esposo de cazafortunas. Mis padres habían dejado una buena cantidad de dinero para mí. Dinero que usé en su totalidad para comprar el departamento en el que vivo.

Estamos en manos de abogados justo ahora pues el castaño tuvo la idea de mostrar el estado de cuenta del banco donde tenía el dinero hace años y rastrearlo hasta la cuenta del dueño del edificio. Como no estábamos casados en ese tiempo el dinero era solo mío.

Así que estaba en un proceso para identificar los pagos realizados. Es un proceso largo y caro pero creo que voy a lograr quedarme con el departamento sin siquiera devolverle la mitad del inicial que había aportado, según el abogado este cumple la función como pago de alquiler durante estos años.

Lo que sí estaría entre la división de bienes son ambos coches, los muebles y el perro. Siendo lo último de interés para mí. Mi carro lo compré yo, pero aún así debe incluirse.

Al menos nos casamos 1 semana después de comprar el departamento porque de ser diferente debería darle el dinero o venderlo.







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Nayeli Mi Vida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora