Capítulo 16

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Mi cuerpo descansa sobre la cama, literalmente solo me lancé sobre ella y luego chillé con ganas. Aquel beso se había llevado mi cordura.

Sabía a vino caro y a él. A deseo.

Sus manos habían ido a mi cuello y se habían aferrado en el con propiedad, sus labios se posaron sobre lo míos de manera lenta y tierna. Suave

Aquella suavidad se perdió en apenas segundos. Su cuerpo se apegó más contra el mío, tanto qua la puerta nos sirvió para estabilizarnos. Su lengua fue osada y entró en mi boca a explorarla como suya. Como si hiciera una compra y decidió verificar lo que era suyo.

Aquellas mano posesivas jamás abandonaron mi cuello pero aún así me sentí tocada, su cuerpo entero me tocaba cuando el beso tomaba más ganas, nos fue imposible separarnos.

Cuando al fin lo logramos fueron los segundos más lentos de mi vida los que tardamos en recobrar la respiración. Las bocas necesitadas de ambos se buscaron al apenas conseguir algo de aire.

Cuando el segundo beso terminó mi cuerpo ardía con ganas por el suyo, pero era muy poco elegante de mi parte ceder de aquella manera, no si lo que deseábamos ambos era conocernos y entablar una relación seria y formal.

-Buenas noches Mi Vida- dijo con apego y una sonrisa en el rostro, aquella sonrisa y aquel apodo que me tiene sobre la cama como joven enamorada.

Hopper había entrado para verificar mi estado pero salió nuevamente, supongo abrumado por el chillido infantil que salió de mí.

Aquel hombre sin duda será mi perdición.

Me había desvestido y dormido entre pensamientos y planes absurdos, eran pasadas de las 3. Mañana no trabajábamos así que podía dedicarme a hacer mis cosas mientras mis nervios volvían a la normalidad.

Desperté pasada de la hora que acostumbro, después de todo no dormí mucho la noche anterior.

Me di un baño y luego de desayunar me preparé para sacar a pasear a Hopper, se notaba ansioso por aquello. -Hola- apenas salía de mi departamento cuando este apareció en mi campo de visión. -Hoy toca pasear al pequeño tóxico de la casa.- tomó la correa de mi mano. -¿Qué? Dije que te daría tiempo para aceptar mis sentimientos y los tuyos- dijo seguro -No que dejaríamos de lado la amistad.- caminó frente a mí hasta el elevador con Hopper y me vi obligada a seguirlo. Después de todo ya lo habíamos paseado los dos juntos, esto no tiene porqué ser raro.

Si lo era. Mucho

No entiendo como atrae tanto la atención con solo caminar, es decir, es atractivo. Mucho. Y esa ropa que lleva lo hace ver demasiado atractivo, tiene una camiseta blanca y pantalón negro largo de ejercicio, una gorra también negra y aquellas manos y brazos venudos y fibrosos.

A parte de esa actitud relajada, a todo aquello sumándole el hecho de que con cada salto...

Digamos que hay algo que no está lo suficientemente acomodado como para... o quizás es grande, no. No puede ser tan grande.

O... no, definitivamente no podría.

Me regañé para no mirar por más veces de lo que cualquiera podría considerar sano, después de todo corría a la par suyo y se nota. Se nota mucho cuando miro a pesar de según yo "disimular" porque tropiezo o paro de correr.

Los calores acabaron por subírseme al rostro y acabé tomando asiento en una de las banquetas mientras el termina el recorrido con mi perro, eso me da la excusa de mirarlo, y no solo lo miro a él sino a las mironas que se lo comen con la mirada. Lo que me lleva a otro problema.

Yo no soy celosa, lo juro. No lo soy, pero esta ira contenida que siento cada vez que una loquita decide mirarlo o pavonearse de manera provocativa frente a él para luego reír con su amiguita me trae de mal humor.

Agradezco fielmente que la cara de mi perro parece como si fuera a caerte encima en cualquier momento, porque de no ser así estoy segura que se le irían que al que se le fueran encima sería a otro.

-Ya terminé de pasearlo. Merezco que aceptes mi invitación a comer.- pronunció con una de esas sonrisas deslumbrantes que ocultan sus verdaderas intenciones.

-En ese caso no ganarías, saldrías perdiendo dinero. ¿Porqué no cocino para ambos?

-¿En serio vas a cocinar para mí? Debo gustarte mucho- mordió su labio levemente, sabía que era cuestión de tiempo para sacar el tema nuevamente, es un descarado.

-¡¿Quién dijo?!- prácticamente arranqué de sus manos la correa a Hopper, traté de escapar pero sus pasos rápidos me alcanzaron de forma inmediata y logró posicionarse a mí lado nuevamente.

-Ok, vamos a fingir que no estabas de mirona.

-Miraba él paisaje.

-¿Soy tan bonito como para ser considerado uno?

-El ego nos creció desde anoche- bromeé

-La mujer que estoy conquistando desde hace meses al fin me dió una oportunidad.

-¡¿Quién dijo?!- mi voz sonó demasiado aguda, es que el me pone muy nerviosa.

-Tan linda cuando te apenas.- y sin más se tomó el atrevimiento de tirar de mi mejilla a la vez que volvía a arrebatar la correa de Hopper de mi mano.





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Nayeli Mi Vida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora