DUODÉCIMA NOTA

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Siempre pensé que el amor era algo tierno.

Dazai entró en el salón de música de su preparatoria. Ahí fue cuando conoció a un jóven bastante palido de piel, cabello negro que le llegaba hasta los hombros cubierto con un sombrero ruso afelpado de color blanco, y una mirada rojiza que penetraban su instrumento mientras tocaba con maestría y belleza a la vez.

Dulce y cariñoso.

Por primera vez en su vida, quedó completamente asombrado e inerte gracias a la persona frente suyo. Tocando aquel instrumento, el violín, con una hermosa melodía que podía apaciguar hasta el corazón más salvaje.

Me di cuenta de que era solo un engaño creíble cuando experimenté mi primer amor. Amar a alguien se siente como algo violento rasgándote en pedazos.

...

La banda estaba practicando como ya era costumbre. Los cuatro integrantes llenaban la habitación con la melodía de sus respectivos instrumentos; sin embargo, Dazai, quien estaba tocando la batería, no podía despegar su mirada del duende que tenían como bajista, Chuuya.

Aquel día comenzó a sentir una gran atracción hacia el pelinaranja, y conociendo su gran ego, a comparación del tamaño de Chuuya, jamás admitiría en voz alta.

"Ahh, Éste chico está que arde." pensó.

La canción había finalizado y todos decidieron tomar un pequeño descanso para tomar agua.

-¿Qué piensas de este estilo?- le preguntó Chuuya a Akutagawa.

-Para ser honesto, me gusta más que antes.

-¡Sí, ¿verdad?! ¡Pende-! ¡Dazai!

-¿Me íbas decir una palabrota verdad? ¿Por qué no mejor dejamos la práctica hasta aquí y cometemos un suicidio gru-?

-¡Absolutamente no!

"Chuuya ha estado en buena forma últimamente. Los que están en baja forma son éstos chicos."

Volteó a ver a los jóvenes, quienes se estaban limpiando el sudor debido al calor.

"Incluso desde aquel momento, Atsushi-kun no ha escrito nada. Su guitarra suena tan apagada, como si le estuviera afectando su ánimo. Aunque es algo que me esperaba."

Dazai analizaba al albino, quien parecía tener la mirada perdida y gracias a Akutagawa sabía que el chico se la llevaba a todos lados y no se despegaba de ella para nada en el mundo. Pero aunque era su deber como superior el ayudar y guiar a Atsushi al ser un nuevo miembro en la banda, su preocupación era debido a otra cosa.

Akutagawa estaba empeorando.

-Jinko, ¿has estado practicando como debes?- preguntó Akutagawa de la nada.

-Oye, no le hagas esa pregunta de la nada.- le regañó Chuuya.

-¿Qué demonios fue eso de ahora? ¿De verdad quieres hacer esto?- se hizo el de oídos sordos y le siguió reclamando al pobre albino.

-Claro.- fue su única respuesta.

-¡¿Qué?!

-E-Espera.- trató de detenerlo Chuuya nuevamente.

-¡No has hecho ningún progreso hasta ahora! ¡Sigues repitiendo los mismos errores!

-¡Oye, cálmate!

-¡Si tu no estás para esto, entonces so-!

-¡PARA! ¡AKU!- Chuuya le tapó la boca con ambas manos finalmente callando al pelinegro.- No te quedes discutiendo con él. Para de arrinconar al pobre niño.- le jaló ambas mejillas antes de golpearlas.- Tu también has estado actuando de una manera extraña, Akutagawa.

Una Historia De InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora