DECIMOSÉPTIMA NOTA

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El espectáculo había terminado. Todos estaban saliendo del establecimiento ya que era demasiado tarde y se dirigían a sus casas mientras algunos hablaban sobre la asombrosa y triste canción de la banda Given.

Atsushi estaba sentado en la banca cuando Tanizaki llegó hasta él.

-¿Atsushi-kun? ¿Qué pasa con esa cara? ¿Estás bien?- preguntó preocupado, pues los ojos del albino estaban algo rojos, lo que delataba que había llorado hace poco.

El pelinaranja tomó asiento junto a su amigo y se quedaron en silencio por unos momentos al no saber qué decir exactamente. Ambos se sumergieron en lo que se sentía una tensión abrumadora hasta que Tanizaki finalmente encontró las palabras.

Y unas que iban a lastimar al chico.

-Shibusawa sabía que te gustaba la música.

Atsushi abrió los ojos con sorpresa, dejando en claro de que tenía su atención.

-Tu solías tararear canciones y él siempre te prestaba atención. Shibusawa... Aunque él parecía no tener la mejor de las intenciones cuando estaba a tu lado, siempre quiso escribir una canción para tí. Pero, más que una canción escrita para tí, querías que él te dijera "escribamos una canción juntos".

-... Tanizaki-san, ¿qué piensas del concierto?

-Lo hicieron genial. Bastante bien para ser tu primer concierto.- respondió con una sonrisa.

-Tanizaki-san.

-¿Sí?

-Ahora mismo tengo una nueva persona que me gusta.- confesó.

El mencionado quedó atónito por breves segundos.

-¿D-de verdad? Wow... Vaya...- sonrió de nuevo.- Me alegra escucharlo, Atsushi-kun. Da lo mejor. Y si algo sucede, ya sabes que te cubrimos la espalda. Kyoka-chan y los demás te extrañan, ¿sabes?

-¡Por favor, sigue apoyándome!- hizo una pequeña reverencia, pero ahora una enorme sonrisa adornaba su pálido rostro.

-Tu sabes que para eso estamos los amigos.

Los dos rieron disfrutando del resto de la noche.

...

Éste era uno de sus tantos recuerdos junto a él.

Ambos estaban en aquel autobús, dejando que su cabeza repose en el hombro del mayor y lo escuchaba tararear aquella melodía.

-Tara rara, laralaaaaa larala, la la lala lara lara.

-¿Cuál es esa canción tan rara?- preguntó Atsushi.

-¿Qué quieres decir con eso? Eres tú quien la tarareaba el otro día.- respondió Shibusawa con una pequeña risa.

-¿Era esa?

-¡Sip!

-¿En serio?

-En serio.

Ambos llegaron hasta su destino, la tranquila y hermosa playa de Yokohama. La cual no fue una buena idea debido al tiempo en el que fueron.

-¡Woah, qué frío!- exclamó Shibusawa abrazándose a sí mismo.- ¡¿Eres idiota?! ¡Vámonos a casa!

Los dos estaban utilizando abrigos y bufandas, pero temblaban como si fuesen chihuahuas; y el viento tampoco les favorecía tanto que digamos.

-¿No fuiste tú quien quería venir aquí en primer lugar?- le regañó Atsushi.

-Parecía un buen lugar para una cita.

-"Cita", ¿eh? Aunque yo nunca he dicho que quisiera salir.

-Aunque digas eso ahora, estamos en las mismas. Tampoco dijiste nada nunca.- se sorbió la nariz.- ¿Tienes un pañuelo?

Una Historia De InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora