Heartbreaks and mistakes.

31. 10 cartas sin respuesta y llamadas indiscretas.

Hay una dualidad entre la aceptación de la partida y la promesa de reencuentro.

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Quisiera que fuera una larga pesadilla, que un día despierte y no te hayas ido todavía, que pueda escribirte, que pueda llamarte y durante todo el domingo fastidiarte la vida. Estoy bien despierta, aunque por las noches no duerma. Sé que no estás aquí... y eso me ha dejado con varias heridas abiertas.

¡Maldición! Esto es lo más cercano que he sentido a la tortura.

Te he dejado 10 cartas, aunque no sé si realmente en el futuro las leas. He escrito miles de frases, pero no sé si en unos días leerás las líneas completas.

Me he desgarrado el corazón intentando borrarte, pero no puedo arrancar una parte de mí que contigo te llevaste.

Perdóname si recibes llamadas de números desconocidos, probablemente sea yo. No gozo de la valentía suficiente para hablarte, lo hago por lo mucho que extrañaba oír tu voz.

Hoy volviste a doler.
Hoy te intenté llamar.

Las promesas que me hiciste, si te vas, serán promesas vacías. – Cali

Me hubiera gustado que leyeras todo lo que te he escrito antes de que armaras tu argumento.

¿Qué sería de mí si no te hubiera escrito todo esto? ¿Cómo hubiera llevado tu ausencia? ¿Habría podido controlar estos pensamientos que hervían como olla en hoguera?

Perdóname, no soy tan fuerte para olvidarte.

Ya llegué a las canciones de Morat, no pensé que me hundiría tanto. No hay que negar que son buenas rolas, perfectas para dedicarte en silencio mientras no estás.

Sé que vendrán más noches en vela. ¿Me quedará energía para continuar? ¿O nuevamente me hundiré en lo que he querido, pero no ha podido pasar?

Aprendí del mejor: para todos, las cosas están en orden y no me despedazo internamente por el dolor.

¿Cuántas veces más te voy a pensar? ¿Cuánto más páginas te voy a dedicar?
Ten piedad.