Heartbreaks and mistakes.

15. Las expectativas incumplidas.-

Te estás yendo demasiado lejos, vas a colapsar a este ritmo.

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Revolución de emociones.

Pensaba que ya merecía un premio por la cantidad de veces que mi corazón había atravesado un remolino de emociones. ¿Tal vez sobrepensaba demasiado? Esto no se comparaba a dar vueltas en la sala hasta caer mareada en el sofá como cuando era niña. En esos momentos había magia. Con sus palabras podía reconstruirme y destruirme en un parpadeo. Cuando lo observaba a los ojos, encontraba paz o témpanos de hielo.

Hurt.

Arráncame este dolor del pecho, porque no seré capaz de aceptar que me he vuelto adicta a ti. Tal vez, si no siento, no volverá a dolerme esto en lo que me he convertido.

No estamos listos.

Aquí estamos, nos hemos querido por tanto tiempo que ya ni siquiera nos hemos arrancado de la mente del otro. Aún queda camino por recorrer, corazones por reparar, para poder comenzar algo que no ha tenido principio pero sí un final.

Comparo.

El dolor del vacío emocional es como estar drogado. La diferencia es que el vacío duele, mientras que cuando te drogas, no piensas lo suficiente como para sentir nada. Pero esta vez el dolor era diferente. Me habías acostumbrado a él. Ya no me dejabas llorando hasta la madrugada preguntándome si era suficiente. Ahora, eres solo una pequeña pesadez en mi corazón, que solo afecta cuando te siento ausente. ¿Acaso te estás perdiendo, al fin, entre el mar de gente?

Parece que no te duele.

Siempre has tenido la habilidad de esconder tus emociones, de fingir que en tu vida todo funciona correctamente. Siempre envidié esa virtud. Yo, por el contrario, siempre he sido transparente. En mí nunca ha funcionado eso de aparentar que no estoy ausente.

¿Ahora qué hago?

¿Te olvido o te recuerdo? ¿Me alejo o me quedo? ¿Te agarro o te suelto?

En otra realidad.

Tal vez, en otra realidad, no existieron los problemas personales. Quizás en ese mundo el caos de tu vida no te consumió, y nunca me hiciste daño con tu lejanía. A lo mejor, en otra vida, aún puedas llamarme tuya y yo ya no sea solo mía.

Aquella tarde tenía mil cosas por decir, pero de mis labios solo escapó un "Te amo".