CAPITULO 19

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- ¡Kyria! -Esme me gritaba desde la puerta del consultorio cuando me vio acercarme. - ¿Ya habéis terminado?

-Si ¿Y vosotras?

- Está terminando Gertru de enseñarles unas hierbas a las nuevas y en cuanto termine soy libre como un pajarito.

- ¿Qué tal el día?

- Estresada. -Esme puso cara de horror y echo los ojos hacia atrás. -No saben nada, es un horror, confunden la flor de sauco con plantas venenosas. Es como si no supieran diferenciar el orégano del perejil.

Empecé a reírme.

- Bueno, creo que a mí me pasaría lo mismo.

- ¡No te rías! Mejor no te cuento la clase de primeros auxilios. Te lo digo completamente enserio amiga, si mi vida dependiera de ellas preferiría morir.

- Ya será para menos, llevan poco tiempo, todavía tienen que aprender.

-Tiempo... me agotan la paciencia y no es que sea algo que me sobre precisamente.

Esme era única, era fiel y leal, pero también era divertida, era una persona que te decía las cosas según le pasaban por la cabeza, no tenía filtros, era especial, hacía sentir bien a las personas.

- Escucha, voy a ver si meto prisa a Gertru y se van ya. Y ahora voy a tu cabaña, espérame allí.

Esme se metió al consultorio y yo seguí hacia mi cabaña, vi como los niños salían de la escuela, también habían alargado sus clases, Héctor había puesto un gran letrero en la escuela, por la mañana darían clases de conocimiento y cultura y por la tarde clases de defensa personal.

A lo lejos un grupo de mujeres encabezadas por Lucil, volvían también de su entrenamiento, en principio también tenía que ir Esme con ella, pero había decidido quedarse los primeros días con Gertru para ayudarla a organizarse.

El ambiente en la Aldea había cambiado en cuestión de días, podía sentirse el nerviosismo de la gente y el estado de alerta y de preocupación que se empezaba a vivir. Cuando pase por la cabaña de Dante, me dio una punzada en el corazón, le echaba muchísimo de menos, pero mi instinto me decía que todo iba bien. Cuando llegue a mi cabaña, en el banco que había debajo del porche me estaba esperando el pájaro.

- Ey ¿Qué haces aquí pequeñín?

- ¡Pío!

Volvió a posarse en mi hombro.

- ¿Estabas esperándome?

- ¡Pío, pío!

Me metí dentro de la cabaña, con él en mi hombro. En la repisa de la cocina le puse un cuenco con agua, el pájaro bebió agua y luego se metió dentro, se bañaba mientras movía su colita y salpicaba. Cuando termino de bañarse, salió volando y se fue. Las palabras de Edon vinieron a mi mente, entre ese pájaro y yo se había formado un vínculo, era cierto cuando decía que parte de mi vivía en él.

Fui a mi habitación y me cambie de ropa, después saque algunos platos con comida para poder picotear con Esme. Y por fin sonó la puerta.

- ¡Yujuuuuu! Ya estamos aquí.

Al abrir la puerta no solo me encontré con Esme, Gertru también iba con ella y dos botellas de tequila.

- Traigo munición de sobra para toda la noche. -Dijo moviendo las botellas exageradamente y se metió para dentro.

- Yo todavía no sé muy bien que hago aquí.

- La noche es joven Gertru y tú eres una de nosotras ¡A tope!

Claro de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora