Extra II Parte II Celos

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Hay veces, en las que Rebecca es muy buena escondiendo cosas, y ésta es una de esas, como sus sentimientos e inseguridades, por ejemplo. Así como tantos años tuvo que ocultar su repulsión hacia los alfas que compraban sus servicios, hacia esas personas asquerosas que usaban su cuerpo por algo tan simple como el dinero, había ocultado en cada encuentro cómo deseaba desaparecer, esfumarse y convertirse en la nada misma.

Y eso mismo estaba haciendo ahora, guardando dentro de su mente esas palabras que Heidi le había dicho en el cumpleaños de Danny. Esas palabras que no debieron calar tan hondo en sus huesos, pero aun así lo hicieron. Rebecca sabía que Freen había tenido compañeros sexuales antes que ella, por supuesto, no era tonta. No es como si ella fuera virgen al momento de conocer a su alfa, pero una cosa era saberlo y otra cosa era conocer a uno de carne y hueso, y que ese alguien amenazara con poner en jaque todo lo que había logrado en su vida, y la tranquilidad de su familia.

Freen, ni bien salieron de la fiesta, le había preguntado si estaba todo bien, de nuevo. Le comentó que la sentía rara, y que necesitaba estar segura de que estuviera bien. Y Rebecca mintió de inmediato, le dijo que estaba bien. Que nada había pasado, porque intentaba convencerse de que nada había sucedido y que Heidi había sido una invención cruel de su mente.

Pero no había sido así.

Es por ello que los siguientes días Rebecca se obligó a olvidarse de la rubia omega y de esas palabras con gusto agrio que le había casi susurrado. Intentó concentrarse en su rutina, en sus hijos y en su amorosa alfa, porque si algo no quedaba dudas era que Freen era y seguía siendo la misma alfa dulce, amorosa y protectora que conoció hace tanto ya más de una década. Una que la besa todas las mañanas antes de ir a trabajar, que la abraza por las noches y le susurra lo mucho que la ama, y eso... esas cosas las que aplacan esos sentimientos y miedos irracionales, las que los hacen desaparecer. Pero cuando se encuentra sola, en la inmensidad de sus pensamientos, eso es algo completamente distinto.

—¿Lo has hablado con Freen? —además del aroma de Freen que siempre logra tranquilizarla, también está el de su hermana. Sawaros le acariciaba suavemente la mano por encima de la mesa, mientras Jim tomaba una siesta y Liam se encontraba en la escuela.

Rebecca miró hacia Luna, que jugaba tranquilamente en su cochecito, con sus ojitos miel bien abiertos, mientras agitaba sus manitas y pies al aire. Ajena a todo. La omega sonrió hacia ella, y luego hacia su hermana. Negó con la cabeza.

—No lo he hecho —susurró, volviendo a tomar su té verde. Luego de unos segundos de silencio, donde Sawaros la estaba dejando para que hablase, lo hizo —No, no sé si debería Sawaros. ¿Qué puede cambiar que Freen haya... ha-ya pasado sus celos con ella?

—Es cierto, no cambiará el pasado, hermanita, eso es verdad —coincidió, la alfa, hablando con suavidad —Pero puede darte tranquilidad en el presente, y no es bueno que una omega se estrese de ésta manera, y que su alfa no lo sepa. Ella puede darte la tranquilidad que estás necesitando.

Rebecca sacudió la cabeza.

—Si, no sé... tengo miedo d-de saber, ¿Y qué si Freen se da cuenta, al fin, de que no valgo lo suficiente, Sawaros? —una sola lágrima caía por su rostro.

Sawaros chasqueó la lengua, y fue a sentarse a su lado con rapidez y la abrazo en su pecho.

—Hey, no pienses eso. Te lo prohíbo, has escuchado —buscó el rostro de su hermana, y lo miró profundo —Tu alfa te ama, y ama a sus hijos, becbec ¿De dónde sale ese pensamiento, luego de tantos años? —preguntó despacio. Rebecca hipo, se limpió un ojo con el dorso de la mano.

—No sé, quizás siempre estuvo allí —se encogió de hombros. Sawaros limpió su rostro, secando suavemente sus lágrimas. Tal como lo hacía cuando eran chicas.

BURDEL •Freenbecky•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora