Ugh ¿Desde cuándo no me daba resaca?.
Joder.
La cabeza me palpitaba como si de un momento a otro fuese a estallar.
El ringtone de mi celular empezó a sonar y aumentó aún más el dolor en mi cabeza.
— Mierda – fue lo único que dije al caer de mi cama en un vago intento de coger el celular.
Me coloque sobre mis rodillas para poder alcanzar el teléfono y atender la llamada.
— ¿Hola? – mi voz sonó un poco áspera porque recién me desperté.
— ¡Mai! – chillo Nicole al otro lado de la línea.
¿Siempre su voz ha sido tan chillona?.
— Nicole – dije sin muchas ganas.
La escuché suspirar al otro lado.
— Eres un sol, gracias por traernos.
— No fue nada – froté mi cabeza para tratar de aliviar el dolor – ¿Te acabas de despertar?.
— No, estamos despiertas desde hace unas horas – dijo un poco animada.
Con razón, ya se habrá tomado alguna pastilla para aliviar el dolor.
— Que bien – traté de cortar la conversación ahí, pero ese no era el plan de Nicole.
— ¿Vamos por unos helados?.
Sinceramente mi cabeza la sentía explotar pero aún así acepté y me fui a bañar luego de tomar una pastilla para el dolor de cabeza.
Mientras me bañaba el dolor se fue disipando, al bajar a la cocina me recibió un agradable olor a café y tostadas.
— Buenos dias Mai – saludó animadamente Paola.
La abracé y me dediqué a olisquear el café, a lo que ella sonrió.
— Es un delicioso aroma.
— Sí...
Desayunamos tranquilamente mientras ella hacía algunas preguntas sobre la fiesta. Yo me dedicaba a darle respuestas poco concisas y ella a sonreír.
— Me alegra tanto que te diviertas, hace mucho tiempo no te veía sonreír asi.
Lo debo admitir; lo que dijo causó un efecto en mi.
Me removi en mi asiento y ella lo notó, así que rápidamente cambió de tema.
— ¿Cómo se encuentran Nicole y Coraline?.
— Muy bien, de hecho en un rato vienen por mi para ir a por unos helados.
— Ah, pensé que llamarias a Pablo para que las llevase.
Ok... Conozco esa mirada.
No me digas que... Joder, Paola está enamorada de Pablo.
Es mi momento de intervenir.
— Lo llamaré para que te haga compañia mientras yo no estoy.
Sus mejillas adquirieron un ligero toque carmesí y sonreí.
— No es necesario señorita – dijo un poco apenada.
— A mi me parece bien, últimamente pasas mucho tiempo sola aquí. No es bueno que pases tanto tiempo sola.
Ella empezó a jugar con sus dedos.
— Está...
El sonido de mi celular interrumpió la conversación.
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Maquillaje
RandomMai era una chica que tenía una vida tranquila, querida por todo el mundo y mimada por su madre, pero lo que ella no sabía era que un día de compras como cualquier otro sería el día que cambiaría su vida drásticamente