Capítulo 2

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Nueva Orleans, Luisiana - 1940.

Bajo aquellas tenues luces amarillentas, todas las estancias de aquel refinado y enorme casino estaban repletas de personas. El sonido aterciopelado de una grave voz cantando un jazz suave a compas de una pequeña orquesta en un escenario al fondo de la sala principal, resonaba en todo el lugar dando sensación de paz a los presentes.

Desde la barra, tomando martini's se encontraban grupos de mujeres con despampanantes vestidos donde destacaban tonos, como negro, rojo, y dorado. Riendo y sonriendo falsamente las unas a las otras, a la espera de que algún poderoso hombre pusiera la vista sobre ellas, para competir por cual se lo quedaba aquella noche. Con claros objetivos mutuos, para ninguna paso desapercibida aquel hombre con porte misterioso y elegante, portador de un ostentoso pero elegante traje gris oscuro que resaltaba su pálida piel y remarcaba los músculos de su espalda. Con el cabello azabache bajo las orejas perfectamente peinado hacia atrás, y aquellos ojos oscuros que imponían respeto. Este mismo, tomaba whisky de un gran vaso con formas romboides, mientras jugaba una "amistosa" partida de póker con otros caballeros importantes.

-Por dios, si esta noche me dan la espalda, te rezo para que sea la de ese atractivo caballero.- menciono una rubia enfundada en un apretado traje bordo con lentejuelas, que no dejaba mucho a la imaginación. Aprovechando que estaba lo suficiente cerca, como para ser escuchada por el susodicho.

-Candy, controla tu tono, podría escucharte- río tontamente una morena a su lado.

-No puedes culparme por apreciar la belleza Caroline, si yo agarrase ese muchacho no lo sacaría de mi cama nunca.- mordió su labio lascivamente.

-Parece mucho mas joven que nosotras.- recalcó una atractiva pelinegra a sabiendas de que como mínimo le sacarían 15 años, pero sin perder un tono lascivo en su voz.

-Tan joven, mucho más inexperto. - le murmuró a aquella misma pelinegra cerca del oído, para que nadie alcanzara a escucharlas, o eso pensaban- Así podría manipularlo a mi antojo, y tenerlo solo para mi.

Acto seguido, la misma rubia avanzo lentamente por culpa del apretado vestido que apenas le permitía moverse y ante la mirada de todos aquellos caballeros, puso sus pechos a la altura de la cara de su objetivo tratando de tentarlo. Exaltándose un poco ante la repentina intromisión, el pelinegro reacciono lo más rápido que pudo dando espacio entre aquel vulgar ofrecimiento y su cara, sus ojos se apartaron de esa zona y alzó una ceja.

-Disculpe señora, ¿desea algo?- pregunto el pelinegro, a la mujer recién entrada en sus cuarenta años.

-Mucho gusto, querido- se auto invito a sentarse demasiado cerca para el gusto del chico, causando descontento en un bello rubio que observaba a la espera de los movimientos de su pareja.- Mi nombre es Candisse Dupont, puedo saber el nombre del atractivo chico que se ha robado mi corazón.

-La verdad es que no.- respondió el pelinegro.

-Oh su nombre es tan varonil com... ¿qué?- le llevo más de un segundo recalcular la respuesta, con ojos bien abiertos.

-Yoongi, no seas grosero con la bella señorita.- se interpuso uno de los compañeros de la mesa.

-No te metas, Chease.- gruño Yoongi

-No me atrevería, señor. Chicos dejémosles algo de privacidad.- respondió el hombre de grises ojos, haciendo levantarse a su paso a todos los demás hombres de la mesa- Trátalo con dulzura encanto, es algo arisco.- la rubia sonrío encantada.

-Me gusta cuando los hombres se hacen los difíciles, es más excitante conseguirlos.- observó lujuriosa a un descontento Yoongi, posando demasiada atención a su zona pélvica.- Así que Yoongi, su nombre y apariencia es claramente extranjero. ¿De donde proviene un semental como usted caballero?

Connected to you [YM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora