Capítulo 23

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Como el agua fluyendo a su costado, el pelinegro se encontraba dejándose llevar por su recuerdo. Llevaba unas horas paseando por aquella ciudad antigua junto al chico de rostro bonito, conversando naturalmente, como conocidos de toda la vida. Claro que para el otro así lo era, y muy en el interior del azabache sentía lo mismo. La ciudad era bonita, aunque por lo que notó vivía en una zona industrial, de escasez de recursos, el resto de su antigua localidad contenía pequeños mercados donde se ofrecía prácticamente de todo, el río atravesaba la mitad de la ciudad, y contenía un arquitectura muy delicada, propia de los londinenses de la época.


No quitándole ojo al esbelto chico de hebras chocolate, se detuvo junto a el frente al puesto ambulante de una anciana, lleno de flores preciosas, cultivadas seguramente por esta misma. Los orbes avellana se ensancharon como los de un pequeño cachorro hambriento, causando una sonrisa involuntaria en el rostro de Jungkook.


— ¿Te gustan, hyung ? — preguntó viendo los tulipanes de distintos tonos.

— Es mi flor favorita, — asintió — Están muy bien cuidados.— halagó a la anciana que llevaba el puestito.

— ¿Qué color era tu favorito? ¿El morado? — inquirió rebuscando en su bolsillo por el poco dinero que portaba en su bolsillo, por lo que vio en otro sueño, trabajaba en una fábrica junto a otros menores, entre ellos Mingyu, se alegraba de ver otro rostro conocido a pesar de la extrañez — Por favor, alcanzaría si quiera para uno, con esta cantidad? — le tendió las monedas a la canosa mujer.

— ¿ Qué haces? — abrió los ojos con amplitud.



Desestimando al menor con un gesto, se arrimo a la señora que le comentaba que el precio por esas flores era superior a la cantidad dada por el pelinegro, sin embargo, los grandes ojos oscuros del chico tenían fascinada a la británica mujer entrada en los sesenta.


— Nunca había visto unos ojos tan oscuros, brillan como la pequeña cría de un ciervo. — alagó tendiéndole un ramo con 7 tulipanes morados — Recuerden ir cambiándoles el agua, son muy delicados. — avisó.



Muy agradecidos se despidieron de la buena mujer, siguiendo el camino por todo el río. Pasaron la calle principal, llegando a la zona más frondosa para sentarse. Una vez cómodos, Jungkook paso el ramo a manos de su verdadero dueño, con una gran sonrisa cuadrada el de hebras chocolate lo aceptó gustoso.


— No era necesario, Jungkookie. — las acercó a su nariz, disfrutando el suave olor .

— Tonterías. — negó este.

— Son realmente preciosos. sonrió.


"Como tú."

Quiso pronunciar el de piel lechosa pero decidió guardárselo para si mismo.


— No se como devolverte este detalle. — suspiró.

— Siempre estas a mi lado, — Jungkook observó el delicado perfil del chico — eso es suficiente para mi.

— Son muy costosos. — giró su rostro chocando miradas con el azabache.

— Mereces eso y más. — afirmó.



Ligeramente confundidos por la potencia que desprendían sus miradas, los nervios subieron en las mejillas de ambos, tornándolas de un suave rubor. Carraspeando, el de sonrisa cuadrada apartó su mirada el primero, privando al menor de seguir apreciando aquellos orbes de un marrón rojizo.


Connected to you [YM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora