1607 - Región de Daegu, Corea del Sur.El conjunto de cuerdas tensadas en el interior de la caja de madera hacían sonar cada tecla, creando una armoniosa melodía en la habitación. Sin buscarlo, ya que los dedos de su dueño se movían solos mientras la misma cabeza de este, se encontraba perdida en un muchacho de rubios mechones y gruesos belfos.
Recordando el pasado día y como este se había quedado a su lado escondidos, vigilando que no lo encontrasen antes de la partida de la señorita de Icheon. Su plan salío a la perfección sumando el hecho de que había conocido a Park Jimin, aún no comprendía del todo el sentimiento que se instauraba en su pecho y estomago al pensar en este, pero estaba encantado.
Daba igual las mil ofensas que Seokjin soltase a su persona, valió completamente la pena.
— ¿Estas seguro de qué nadie nos encontrará en este lugar? — se acomodó en el lugar frente al empleado, alternando la vista entre este y los artilugios en la sala, como: sillas de montar a caballo, cuerdas, herraduras y, otros elementos de equitación.
— Seguro, está salita está muy escondida. — rebuscó en su mochila hasta sacar una bolsa pequeña — Como se encuentra a la vista, nadie se acuerda nunca de ella.
En la bolsa pequeños frutos con colores rojizos y morados se veían con un aspecto apetitoso, no más apetitoso que ver como los gruesos belfos del contrario se mojaban y abrían para ingerirlos.
— Moras, ¿desea? — invitó el de grandes cachetes con una sonrisa al ver la fijación con la que lo observaba comer su mayor.
— ¿Eh? — claro que la mirada de Yoongi no se había perdido en el fruto, sino en la boca que lo mordía — Si si, gracias. — aceptó, tratando de disimular.
Min Yoongi heredero de uno de los clanes más ricos de Daegu, poseedor de la mitad de los terrenos labrados por su familia. Se encontraba sentado comiendo moras con uno de sus siervos; sobre un tipo de almohadón, su vestimenta cubierta de tierra y porquería de animal, sumándole el sudor en su cuerpo de la ardua limpieza de los establos.
Tendría que hablar con Seokjin, para que demonios necesitaban tantos caballos, preferible un corcel más pequeño, que soltara menos deposición.
— ¿ Por qué no quiere casarse ? — la suave voz del menor lo distrajo de su cómico pensamiento.
Yoongi ladeó la cabeza, con una mueca disgustada en el rostro — Acabas de tener el "placer" — realizó comillas con sus dedos — de conocer a la princesa de Icheon. Y aún así, me preguntas eso.
— Princesa de... ¿cómo? — una risa estalló en el rubio deleitando los oídos del pelinegro — Joven Min, por dios, más educación.
— Yoongi — corrigió — Y no le debo respeto a quien no me respeta, ni a mi; ni a mis empleados.
— Eso es muy noble, jov.. Yoongi. — arreglo en último momento — En ese caso, si fuera otra. ¿ Si la aceptaría ?
— No — fue rotundo, sin ápice de dudas.
Sin saber por qué motivo, la respuesta había alegrado bastante al de hebras doradas. Aunque trato de disimularlo lo mejor posible.
— ¿Por qué? — carraspeó, intentando no sonar muy interesado.
— No me interesan las mujeres. — se dio cuenta de lo extraño que sonaba esa frase y trato de arreglara delicadamente — Es decir, no me gustan, no estoy enamorado. No pienso casarme con cualquiera, no me importa el dinero.
ESTÁS LEYENDO
Connected to you [YM]
Fanfiction-¿Como sabes que funcionará? Y si no es suficiente. -Lo será, no permitiré que nada nos vuelva a separar. -¿Lo prometes? -Siempre. -reconoció sin un ápice de duda, sabiendo que se enfrentaría al mismo infierno si así, por fin, podían estar juntos...