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🎧: seven - Taylor Swift

Había invitado a Andy a mi casa, pasar tiempo con el era especial mucho mas si en estos momentos. Aunque pudiera interpretarse como si lo utilizara solo para sanar mi dolor, en realidad no es así. Prepare mi habitación en caso de que decidiera quedarse a dormir, o al menos eso era lo que yo quería que pasara. Me siento emocionado sé que será una tarde increíble. Mochi se paseaba entre mis piernas lo cual me interrumpía de mi principal tarea. Miraba perdido aquellas fotografías que tenia de Andy, su sonrisa es tan perfecta, por alguna razón me daban cosquillas en mi estómago.

Sentía como las horas pasaban de prisa, realmente me emocionaba poder ver a tal hermoso chico entrando a mi hogar, sonreía mucho.

—¿A qué hora llegará el muchacho? preguntaba mi madre. 

—No tarda en llegar.

Mi madre me señalaba con una cuchara mientras fruncía el entrecejo, claramente sentía nervios de que sospechara que tengo una relación con él. Ella sabe de mi orientación sexual pero no soy de hablar sobre el tema frecuentemente. Al estar hundido bajo tantas emociones mi burbuja distractora estalló con un grito de mi madre.

—¡Diablos, Kai! Estoy hablándote, acaban de tocar el timbre.

Era Andy, como podía ser tan distraído y dejar que me esperara fuera de mi casa. Podía divisar su hermoso cabello peinado hacia un lado, el cabello de Elvis Presley, sentía unas cálidas mariposas inquietas en mi barriga.

—Hola—veía su sonrisa perfecta en aquel rostro pálido.
—Hola...
Lo notaba algo nervioso, no entendía que sucedía, lo agarre de la mano y lo llevé dentro de mi casa. Sorprendido intentó decir unas palabras hasta que mi mamá lo interrumpió dándole la bienvenida.

—Oh, ¿qué tal estas Andy? me da gusto tenerte de vuelta en casa.

—Me encuentro bien señora, disculpa que le pregunte, ¿por qué huele tan delicioso aquí?

—Verás, intenté hacer una receta nueva en especial para ti, realmente no estoy segura si estará buena del todo.

—Señora, el aroma no miente, huele delicioso.

—No me digas señora, me hace sentir vieja—dijo mi mamá mientras reía.

—Bueno, será mejor que los separe o sino estaremos aquí toda la noche—expresé mientras agarraba a Andy por su antebrazo hacia mi habitación.

Finalmente, tenía a mi chico en mi habitación, con su sudadera color gris, y aquel delicioso aroma que lo distinguía tan bien de los demás. Mi cuerpo tenia una gran mezcla de sensaciones en ese momento. Su rostro comenzaba a tornarse rojo mientras yo sonreía tímidamente sentado en mi cama.

—Bueno como intentaba decir anteriormente, tengo unas palabras que decirte.
—¿Que será? andas muy nervioso.
—Lo sabrás más tarde.
—Te quedaras a dormir?

Asintió dos veces mientras se acerco a mí para abrazarme, escuchaba su corazón latir rápidamente, este chico sentía muchas cosas. En ese momento pasaba por mi cabeza una canción de Taylor Swift. "I Think He Knows" describía perfectamente aquel momento.

—¡MALDITA SEA!

Hasta que vuelvo a escuchar a mi madre gritar, esta vez maldiciendo.
—Supongo que ya se de quien aprendiste a maldecir.
—Cállate—dije entre risas.

Al llegar a la cocina ambos vimos la razón por la cual mi madre gritaba, Mochi se había trepado en la mesa a devorar el pollo rostizado que llevaba preparando toda la tarde. Ambos reíamos hasta que vimos la cara de mi madre que expresaba todo lo opuesto a risas. Era como si estuviera poseída por todo lo malo.

—Creo que hoy cenaremos pizza—dije

—¡NADIE ORDENARÁ NADA, METERÉ EL MALDITO GATO AL HORNO!

Al final decidió ordenar pollo frito...

Ya se había hecho un poco tarde, mi madre dormía y nosotros simplemente padecíamos de aquel horrible insomnio, aunque por parte si lo disfrutaba teniendo a Andy a mi lado. Ambos estábamos abrazados mientras sentíamos a Mochi rozando nuestras piernas. Realmente disfrutaba tenernos a los tres juntos, por un momento parecía como si fuéramos oficialmente una familia, aunque de todas formas no lo fuera. Simplemente era un deseo que vivía latente en mi cerebro.

—Creo que le agrade a tu mamá.
—Créeme, pensé que te quería mas a ti que a mí.
—¿Estás celoso?
—No

Me apretaba más, era tierno porque sentía su cálido cuerpo, pero, llegaba a sentirme como una rata, una rata siendo apretada por una boa gruesa. Dentro de mí gritaba porque mi cuerpo es realmente frágil comparado con la fuerza que tiene Andy. Si quería ser su "presa" pero quería disfrutarlo, no muriendo por asfixia.

Mordía su pecho, era la única forma en la que podía detenerlo.

—¡Auch! Eso dolió.
—Te lo mereces.
—Disculpa?
—No soy tu presa, parezco una rata siendo apretada por una pitón.

—Amo cuando exageras todo—dijo mientras el desgraciado reía.

Había recordado que Andy me ocultaba unas palabras, lo cual me parecía totalmente curioso.

—Andrés, ¿A qué te referías con decirme unas palabras?
—Bueno, realmente no sé cómo lo tomes pero...

En este punto comencé a sentirme ansioso.

—¿Recuerdas la primera vez que nos conocimos?
—Claro que sí, como olvidar aquel momento tan especial en el colegio.

—Pues, quería decirte que... desde ese acontecimiento, no he dejado de recordarlo y cada vez algo lindo crece en mí al recordarte.

Podía notar los nervios en el rostro de Andy, sus facciones lo decían todo incluso sus mejillas de color rosado.

—Prométeme algo «me pidió» mirándome a los ojos.
—Lo que sea—respondí

—Que, aunque todos intenten separarnos, aunque el tiempo pase, siempre pero siempre estaremos juntos.

—Lo prometo –dije mientras sellábamos la promesa con un cálido abrazo acompañado de un beso en la mejilla.

De fondo podíamos escuchar a "seven" de Taylor Swift, era su vinilo favorito y como si fuera poco, mi canción favorita del álbum.

Después de todo, ya eran alrededor de la una de la madrugada, el silencio sucumbía mi hogar, a excepción de Andy quien había intentado tener una "pequeña siesta". No podía dormir, sus ronquidos eran tiernos, pero a la vez irritantes. Meditaba todo, pero en especial toda mi vida hasta este entonces pensaba: "Realmente haz pasado por mucho y después de todo ha llegado alguien con quien realmente puedes ser tu mismo, puedes permitirte amar, sacar tu mejor versión y llenar ese corazón de pura felicidad y amor, que por mucho tiempo no sentía nada igual a eso".

Noches como esta me hacían pensar que realmente la vida no es tan mala como parece y que a veces, la vida tiene regalos para ti, pero llegan en su mejor momento...

Midnight Rain Donde viven las historias. Descúbrelo ahora