¡RACE DAY!

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1 Jun, Spain, Barcelona 📍

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1 Jun, Spain, Barcelona 📍

Jueves, nalgas cuadradas y con cero descanso, pero había llegado a Barcelona, el equipo de Pierre había pasado por mi al aeropuerto para llevarme a el hotel a descansar.

— Gracias David, avísale a Pierre que fui a dormir.
David era el chofer y amigo mío pues siempre pasaba por mi en cada Gran Premio, Barcelona a diferencia de Londres, estaba soleado, así que me pareció que podría quitarme la chamarra de mezclilla.
El hotel estaba lleno de guardias y incluso gente al rededor siendo retenida por las barreras que gritaba hacia cierto piloto británico, Lando bajaba de su lujoso McLaren y saludaba y se acercaba a firmar y tomar algunas fotos, por suerte pude esperar un poco a que esté se diera cuenta de mi presencia y dejara de modelar como si esto fuera la alfombra roja, cuando al fin me vio corrió en mi dirección para darme un corto abrazo pues este con rapidez me obligo a entrar al hotel.

— ¡Dios mío, la única francesa que me cae bien!

— Le dire a Pierre que dijiste que soy tu favorita.
Ambos seguíamos caminando hacia la recepción de el hotel, el cual obviamente tenía que ser 5 estrella.

— No te abrace cómo se debía, ven aquí niña.
Este abrió sus brazos y yo me acerqué a él dejando que este como de costumbre me cargara.

— Todavía no asimilo que ya tiene 17.
Dijo este derramando lágrimas falsas.

— Y yo que ya estás viejo.
Dije copiando su acción de limpiar lágrimas inexistentes.

— Grosera, pero te dejo que te insístales, iré con el equipo a uno reunión.
Me dijo este despidiéndose con la mano dejando al fin concluir con el check in del hotel y subiendo hasta el piso 6 donde estaba mi habitación.

Pero como de costumbre por ir sin ver al frente por revisar los papeles de la llave mi cuerpo se choco con algún sujeto de enfrente.

— Discúlpame, iba sin ver... ¿Nerea?
Ajá, a mi este acento se me hacía conocido, y no era ni más ni menos que Oliver Bearman.

— Oliver, hola, lo siento son muchas llaves.
Dije señalándole las múltiples cosa que cargaba.

— Déjame te ayudo, igual no iba a ningún lugar.
Este me ayudo con mi mochila y con unos de los muchos papeles informáticos del hotel.

— Gracias, ¿cómo esta todo por acá?
Este se giró a verme con una grande sonrisa.

— Todo está genial, cero nervios.

— ¿A que se debe todo el entusiasmo?

— Estoy en España, por que no lo estaría.

𝘓𝘢𝘣𝘺𝘳𝘪𝘯𝘵𝘩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora