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Había pasado toda la mañana en un videollamada con Camila, pues esta tenía un descanso largo. Ella desayunaba y yo arreglaba las maletas pues en una hora me iría junto a Ollie hacia Mallorca.
— ¿Tu hermano no enloqueció? Pregunto la argentina.
— No se lo eh dicho, pero tengo que hacerlo hoy. Esta abrio la boca sorprendida.
— ¿Pero y como te regresarás a Londres?
— Miraré a Pierre con ojos de perrito mojado y me ayudará a pagarlo. Aunque no me gustaba el hecho de que alguien pagara algo por mi, Pierre tenía dinero y podría fácilmente tener 20 hijos y darles una vida de lujo a todos, así que ocasionalmente y solo en situaciones cómo estás le pedía su ayuda económica.
— ¿No crees que ya deporsi estará molesto por lo de irte a Mallorca? Subí los hombros sin saber que podría decirme este, para luego terminar de cerrar la maleta.
— El se ira a Paris con Kika, no es que tenga tiempo de venir a Londres. Apesar de que yo siempre buscaba el tiempo y el dinero para acompañarlos a todas sus carrera el no siempre hacía lo mismo cuando tenía bentos escolares, era algo me que hacía sentir mal pero también algo que no le diría.
— Se acabo mi descanso, háblame antes de que te vayas y cuando llegues guapa. Este me sonrió y tiro un beso por la pantalla para colgar con prisa.
Ya había acabado todo, así que antes de guardar mis cosas pequeñas en la mochila cepille mi pelo y mis dientes, pues Javi pedido servicio a la habitación un desayuno que resistiera unas cuantas horas de viaje. Había quedado en ver a Ollie en el estacionamiento del hotel pero antes tenía que ir hacia donde Pierre para despedirme.
— Tu es dans ta chambre? Fue lo primero que dije cuando Pierre contestó mi llamada.
— Claro que estoy en mi habitación, son las 6 de la mañana Nerea. Este me contesto en inglés y con la voz adormilada pues posiblemente lo desperté.
— Voy para allá, será rápido. Colgué y tomé el elevador hacia el piso más alto que era donde la mayoría de pilotos se quedaban, apesar de que era temprano cierto australiano estaba esperando el elevador.
— Nerea, buenos días. Dijo este en cuanto la péqueñas puertas se abrieron.
— Buenos días Oscar, ¿despierto tan temprano? Este río y se acercó a saludarme más formalmente.
— Me voy ya, hay cosas que hacer, ¿y tú? Al parecer ambos íbamos algo tarde pero nos tomamos el tiempo de platicar un poco.
