Todo listo.

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- ¿Cómo van las investigaciones equipo?

Sonreí mientras entraba a la sala de juntas, estábamos casi por sacar conclusiones. Era lo único que me preocupaba, mañana en la mañana tomaría un vuelo con destino a Nueva York y ya no podría estar al tanto de todo.

- Muy bien. Hemos estado verificando cada paso, encontramos más huellas que nos podrían llevar al culpable y a su víctima- Michael se acercó a la computadora y volteó la pantalla para que yo pudiera verla- Ryan Smith. Tiene veinticuatro años, es el hijo menor de una familia de cuatro integrantes, su hermana mayor, Kendall le lleva una ventaja de doce años. Le efectuamos una entrevista, dijo que Ryan tiene una fuerte obsesión por las rubias, ella es una. El punto es ¿Qué tendría que ver eso con toda la investigación?- asentí levemente y lo animé a continuar- Kendall confesó haber abusado de él cuando sólo tenía cinco años, eso trajo como consecuencia daños irreversibles en la cabeza de Ryan. Su venganza es matar a las chicas rubias, creemos que el número pequeño que tienen escrito en el lóbulo de la oreja, es acorde al número de veces que su hermana abuso de él. Su víctima, por quien tanto a estado preparando la tortura es Kendall.

Me quedé boquiabierta. Sabía que mi equipo era eficiente pero aún no estaba segura de cuánto, hoy me habían dejado impactada.

- Wow equipo, estoy impresionada. Su trabajo es algo simplemente increíble- hice high-five con los cuatro- ahora chicos, tengo una pregunta- asintieron confiados y sonreí- ¿Qué les hace estar tan seguros de que la víctima es su hermana? ¿Hay pruebas de ello?- enarqué una ceja.

- Claro, las víctimas anteriores, rubias, tienen señas particulares que también Kendall tiene, todas de una estatura promedio entre 1:60 y 1:75. Su complexión es media y algunas facciones de la cara son idénticas o muy parecidas a las de ella- la voz de Amy inundó la sala.

- Bien. Entonces chicos, ¿es un caso cerrado?- Michael sonrió.

- Lo es.

- Perfecto, necesito que localicen al criminal, identifiquenlo y vayan por él- me paré de la silla mientras asentían- muchas felicidades, hicieron un gran trabajo.

Rodeé la mesa en el centro del salón con una sonrisa radiante y aplaudí un par de veces. Le di un apretón de manos a cada uno de mis cuatro chicos y salí de la sala, me sentía bien, no tendría más preocupaciones, ahora sólo me faltaba dejar a alguien a cargo, entregar archivos y otorgar permisos.

Caminé por los pasillos que conducían a mi oficina y cuando al fin llegué, empecé a organizar una pequeña agenda que le dejaría a quien fuera que se quedara a cargo. Mi mano no dejaba de bailar rápidamente entre renglones mientras cuidaba cada detalle, que no se me pasara ni la mínima letra para que todo estuviera claro y mi ausencia no significara un martirio para Maxwell.

Cuando terminé de hacer todas mis anotaciones, presioné mi dedo índice en el botón del teléfono que conectaba al altavoz de mi secretaria.

- Julie necesito que vengas- aparté mi mano del teléfono y al instante apareció ella en la esquina del inmueble- Julie, pasa, cierra la puerta- así lo hizo y me observó expectante- estaré ausente desde mañana, no sé cuando regrese. Necesito que me digas que pendientes hay en estos días.

Ella solo asintió, dio media vuelta y fue directo a su escritorio.

Había estado pensando muy bien a qué persona podría dejar a cargo. Tenía a Lindsay, la descarté de inmediato porque Bloom aun no la invitaba a salir. Tenía a Bloom, no estaba segura de que podría con la responsabilidad. Estaban Michael, Amy, Allie, Luke, Ginny, Becca y Daniel.

Después de descartar personas por fin decidí que dejaría a cargo a Ginny, le tenía muchísima confianza, era una chica disciplinada y sabía muy bien lo que tenía que hacer y cuando. Además de que aún cuando su novio, Daniel, trabajaba en la misma dirección que ella, mantenía los pies en la tierra. Minutos después entró Julie a la oficina con una carpeta demasiado llena en sus manos.

Impredecible. (Niall Horan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora