La conversación en el gimnasio.

80 10 0
                                    

Llegamos al hotel después de cenar y me encerré en la habitación. El día anterior me había dado cuenta de que hablar con sinceridad en el carro de Niall antes de bajarnos al campo de golf había sido lo mejor que pude haber hecho, ahora nos llevábamos mejor y sentía que nos estábamos convirtiendo en muy buenos amigos.

A veces sentía la necesidad de guardar ese sentimiento que llegaba cuando él me veía a los ojos y me quitaba el aire a respirar, quería conservarlo para siempre conmigo y no dejarlo ir, era algo parecido cuando hundía mi cabeza en la almohada y me quedaba sin oxígeno sólo que no me mataba, o tal vez si. Tal vez me destruía poco a poco de una manera muy discreta y sencilla, tanto que no me daba cuenta, que a veces estando entre suspiros mi corazón empezaba a latir tan fuerte que dudaba ya de mi existencia.

Llamaron a la puerta dos veces sacándome del trance y me apresuré a tomar el pomo y girarlo.

- Hola Jane- era Niall.

Para que quitarme el aliento con una almohada si lo tenía a él. Sonreí.

- Hola ¿ocurre algo?- volteé a todos lados buscando rastros de peligro pero no había nada.

- Emm no- pasó una mano a la nuca- ¿tienes unos minutos?

- Claro.

Me hice a un lado para dejarlo pasar y empecé a hacer una lista de todas las cosas que había dejado afuera de la maleta que él podría ver, nada comprometedor al parecer. Cerré la puerta, su colonia inundó el espacio y cada fibra de mi ser reconoció su presencia dentro de la habitación. Tragué saliva con fuerza y aclaré mi garganta mientras lo seguía y me sentaba en la esquina de la cama junto a él.

- ¿Estabas ocupada?

- No. No estaba haciendo nada- me encogí de hombros.

- Bien.

Lo notaba inquieto, no tenía la certeza de que estuviera nervioso pero es que su ansiedad y su pie golpeando repetidamente el suelo me estaban volviendo loca. Un sentimiento extraño empezó a instalarse en la boca de mi estómago y mordí el interior de mi mejilla.

- Niall es en serio ¿pasa algo?- puse una mano en su rodilla.

Una sonrisa adornó su rostro y sus ojos se inundaron de confidencia, relajé los hombros de inmediato y hasta ese momento me percaté del martillo dentro de mi pecho.

- No es nada malo Jane, sólo quería platicar contigo.

La sangre comenzó a circular más rápido que de costumbre y los pulmones comenzaron a suplicarme por aire, mordí mi labio inferior.

- Bueno pues aquí estoy, dime- tomó aire y vio al suelo.

- ¿Recuerdas nuestra conversación en el gimnasio?

Claro que la recordaba pero no quería que se diera cuenta de que había sido algo importante para mí.

- Emm, no mucho. ¿Era sobre ti?

- Si, lo de una chica que estaría esperando por mí.

- Ah si, ya lo recuerdo. ¿Que hay con eso?- no podía dejar de pasar mis manos por lo largo de las rodillas, los nervios estaban consumiéndome.

- Lo estuve pensando mucho en estos días, no lo sé, me di cuenta de que quiero encontrarla.

Mis labios se entreabrieron, abrí los ojos un poco más y las cuerdas vocales no me funcionaban, justo en ese momento se me habían terminado las palabras, me sentía vulnerable, demasiado, con él así no iba a poder retenerme, de repente me llegaron unas ganas terribles de llorar. Me encogí de hombros y suspiré.

Impredecible. (Niall Horan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora