Agente del FBI.

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Faltaba media hora para que Niall saliera del club y yo ya me estaba muriendo de sueño, ahora ni siquiera sabía las razones por las que me había quedado afuera esperándolo, pude haberme ido al hotel, avanzar con la investigación, descansar y de rato pasar por él pero no, había decidido quedarme aquí. Me troné los dedos de las manos y separé mi cuerpo del respaldo, la espalda también me tronó y los músculos parecían estar rígidos, casi convertidos piedra.

De repente vi pasar por mi ventana a dos chicas muy mal vestidas, es decir, casi todo se les veía, su atuendo dejaba mucho paso a la imaginación de cualquier hombre. Me quedé observándolas desde la cabeza hasta la punta de los pies, les regalé una mirada desagradable a pesar de que sabía que no me estaban viendo y no les di la menor importancia hasta que vi a donde se dirigían: a la entrada del club. ¡Ellas iban a entrar! No tenía nada en contra de ello, claro, pero me daba la ligera sensación de que si no hacía nada, esto se me saldría de control.

Los minutos se me fueron haciendo más largos que de costumbre y no dejaba de ver el reloj.
Pensé en bajarme e ir por Niall pero no podía hacerlo, se daría cuenta de que estuve afuera todo este tiempo. Mi mandíbula se tensó de inmediato y había un hueco en mi estómago. Mi imaginación comenzó a volar y me inquieté demasiado, ya no podía estar tranquila, mis dedos no dejaban de moverse sobre el volante y si alejaba los ojos del reloj era sólo para ver la entrada del club. Me estaba volviendo loca. Tragué saliva con fuerza y respiré hondo, me dije a mí misma que debía confiar en Niall y así fue como empecé a tranquilizarme, no del todo pero al menos podía respirar suavemente.

Cuando finalmente llegó la hora me apresuré en poner la camioneta en marcha y la detuve justo frente a la puerta principal del edificio. Necesitaba verlo ya, necesitaba saber que estaba bien y que no había pasado nada pero los minutos empezaban a correr y Niall simplemente ¡no salía! De verdad estaba imaginándome lo peor.

Me regañé a mi misma y tomé aire, recargué la cabeza en el respaldo y cubrí los ojos con mis manos, lo más feo que podría pasar sería que... de pronto escuché voces y ruidos cercanos, sucedió justo lo que no quería que pasara, una risa demasiado peculiar y familiar para mí. Era él, venía saliendo con dos chicas a su lado, se veía demasiado contento y para colmo esas "chicas" no iban muy bien vestidas, eran como las otras pero estaban borrachas, casi al tope y coqueteaban sin pena con Niall.

Respiré hondo y esperé a que se subiera a la camioneta para por fin terminar la tortura y poder estar tranquila pero no lo hacía, su risa inundaba mis oídos y me empecé a sentir más inquieta de lo que ya estaba, hundí sin cuidado mi cabeza sobre el respaldo y esperé.

Escuché más pasos provenir de la entrada y cuando volteé había un tipo furioso, si no fuera porque estaba medio dormida, estaba segura de que podría ver humo salir de sus orejas. Lo seguí con la mirada y pasó algo que simplemente no me esperaba, él llegó con Niall y le plantó un golpe con su puño en la cara, mordí el interior de mi mejilla provocando pequeñas cortadas y bajé rápido de la camioneta, vaya que me había despertado ya.

- ¡Oye! ¿Qué rayos te pasa?- le grité, estaba enojada, mucho, bueno no mucho, ¡MUCHÍSIMO!

Para empezar, ¿quién era él? ¿por qué estaba tan enojado? Y sobre todo ¿por qué le había pegado a Niall? Formé dos puños con las manos a mis costados y me quedé mirándolo fijo esperando una explicación.

- Niña, quítate del camino, deja que él se defienda- escupió.

Su voz era bastante grave y era un hombre demasiado fornido. Niall se paró, estaba borracho pero sabía que planeaba regresarle el golpe así que decidí actuar antes de que las cosas se salieran más de control.

Impredecible. (Niall Horan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora