Un papel doblado.

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Toqué el timbre y esperé paciente a que abriera. Estaba frente a la puerta de la casa de Niall, necesitábamos organizar su agenda porque dentro de unos días saldríamos de nuevo de Inglaterra. Me sentía demasiado ansiosa y nerviosa también, era una de esas veces que tienes el presentimiento de que pasará algo malo pero no sabes por qué, es decir, estaba con Niall nada malo podría pasarme, o tal vez sí, me daba miedo porque eso sólo podría significar que lo que fuera que sucedería nos envolvía a él y a mí, a la par con mis sentimientos suspendidos en el aire.

- Hola Jane.

- Hola.- lo abracé y se hizo a un lado para que yo pudiera pasar. Su casa era muy bonita, grande y se parecía a esas que ves en las revistas, muy elegantes- ¿Y bien?- me encogí de hombros haciendo sonar mis brazos al chocar contra los costados y me quedé mirándole fijo.

- Bueno, he estado pensando lo que haré por las tardes.

- Porque de seguro tienes las noches ocupadas.- interrumpí y sonrió.

- Claro que no-. Volteé a verlo entrecerrando los ojos obligándolo a confesar- Okay, tal vez sólo unas cuantas noches.

- ¡Dios! ¿No puedes sólo quedarte en el hotel como niño bueno?

- No- suspiré mientras él sonreía divertido guiándome hasta la cocina- ¿Si terminaste tu investigación?

- Si.

- ¿En sólo dos días?- enarcó las dos cejas y sacó un cuchillo de uno de los cajones.

- Así es. Tenía que hacerlo.

- ¿Por qué?

- Porque es mi trabajo. Es como si a ti te pidieran que escribas una canción para mañana. Aunque supongo que es más complicado.

- Lo es, tienes que saber cada movimiento de los sospechosos.

- Yo hablaba de la canción- sonreí y él me vio de nuevo.

- ¿Se te hace difícil escribir una canción?

- Bastante.

- Pero es muy fácil- frunció el ceño y apartó la vista de mí, dejó el cuchillo sobre la mesa y continuó sacando trastos y cubiertos de los cajones y de las pequeñas puertas situadas arriba de la estufa.

- Bueno, tú trabajas en esto, sabes como hacerlo.

- Podría apostar que escribir una canción es mucho más sencillo que terminar una investigación.

- Yo apostaría lo contrario- me encogí de hombros desviando la mirada al suelo y sentí cómo el calor subía hasta las mejillas y se quedaba estancado.

- Entonces hagamos una apuesta.

- ¿Sobre qué?- reaccioné inmediatamente y lo seguí con los ojos al rededor de toda la cocina. Es que no podía quedarse quieto, caminaba de un lado para otro sacando cosas de todos los tamaños y materiales de cada cajón y puerta que había disponible.

- Si escribimos una canción en menos de una hora hoy, vas a un club conmigo cuando estemos en Los Ángeles.- su propuesta era demasiado tentadora pero sólo de recordar lo que había pasado la vez anterior en un club se me revolvía el estómago de tantas emociones.

- ¿Y si no?

- Me quedo en el hotel y yo tampoco voy.- Por fin se paró frente a la mesa y comenzó a partir trozos de lo que parecía una milanesa de pollo.

- Está bien.

- Bueno, supongo que ahora si tendrás que empacar algo con lo que te sientas cómoda para bailar toda la noche.

Impredecible. (Niall Horan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora