Quédate conmigo❤️

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Entré a la oficina. Mis zapatos sonaban demasiado al chocar contra el suelo y Julie parecía más feliz que de costumbre.

- Ginny.- Mi voz resonó en la estancia y la chica detrás del escritorio volteó a verme con una sonrisa radiante.

- Jane. Buenos días.

- Buenos días.

- Te dejé todos los papeles preparados y todo está en su lugar.- Tomó un par de carpetas y las apretó a su pecho mientras rodeaba el escritorio y señalaba al mismo con la mano que tenía libre.

- Muy bien Monroe, muchas gracias por quedarte a cargo en estos días.

- Gracias a ti Jane, por confiar en mí.- Sonreí satisfecha con la decisión que había tomado.- Bueno, si me disculpas, debo ir a trabajar.

En cuanto Ginny cerró la puerta después de haber dado un paso fuera de mi lugar de trabajo dejándome totalmente sola, una sensación de nostalgia invadió mi sistema por completo. Habían pasado sólo algunas semanas desde que estuve fuera del trabajo que era como mi segundo hogar, pero yo lo sentía como si fuera una eternidad; tantas cosas se habían prologado a lo largo de cada lapso conformado por veinticuatro horas que ya no tenía noción del tiempo.

Suspiré y rodeé el escritorio hasta llegar al asiento que hasta hace poco había significado un verdadero trono para mí, ahora de repente perdía el sentido y yo había perdido la corona.
Prendí el ordenador con bastante pereza y el sonido chillón del teléfono interrumpió mi momento de agonía.

- ¿Thompson?

- Dime Julie.- Escuché atenta a la voz de mi secretaria, esperando que me sumergiera en un mar de expedientes y diagnósticos para así poder perder también de una vez los golpes fuertes que me agrietaban el corazón poco a poco.

- El señor Maxwell quiere verte.

- Voy para allá.

Rodé los ojos y respiré hondo, ya sabía que me bombardearía de preguntas pero la verdad es que aún no tenía una buena excusa para explicar por qué había querido dejar de resguardar a los chicos. Me di el lujo de recargar el cuerpo en el respaldo de la cómoda silla forrada en cuero, a los cinco segundos decidí que era suficiente y me puse de pie para rodear el escritorio y salir de mi pequeño lugar seguro.

Pasé a Julie dedicándole una sonrisa que me regresó y caminé por los pasillos del edificio con cautela, malgastando el tiempo en cualquier cosa sin importancia sólo porque no quería llegar a donde me solicitaban. Me dejé llevar por los murmullos de los compañeros, una que otra risotada, los saludos de los que percibían mi presencia, las teclas presionadas sin parar y las máquinas impresoras haciendo su trabajo sin detenerse ni un minuto.

Finalmente me encontraba frente a la puerta de la oficina de Maxwell y antes de que algún pensamiento absurdo me arrebatara la cordura y saliera corriendo, toqué a la puerta.

- Adelante.- Entré y sin hacer ruido me senté frente a su escritorio. Mis manos temblaban frenéticamente y el corazón estaba latiendo demasiado rápido.- Bienvenida de nuevo Thompson.

- Muchas gracias.

- ¿Puedo saber tus motivos?- Maxwell estaba ordenando carpetas sobre su escritorio, sus manos se movían de un lado a otro con agilidad y su mirada estaba fija en los documentos apilados, restándole importancia a su pregunta.

- No tengo.- Encogí los hombros y tragué saliva con fuerza. Fue entonces cuando sus dedos dejaron de moverse y sus ojos se posaron sobre los míos.

Impredecible. (Niall Horan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora