¿Entonces te quedarás conmigo?

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Terminé de poner un par de capaz de rímel en las pestañas y me vi por ultima vez en el espejo.
Mi equipo había ganado, así que lo único que tenía que hacer era llevar a Niall al club y regresar por él, para ser honesta justo ahora estaba deseando con todas mis ganas que hubiera sido al revés, que mi equipo hubiera perdido y que yo estuviera arreglándome para acompañarlo.

Escuché dos toquecitos en la puerta y mi corazón empezó a martillar el pecho con mucha fuerza. ¿Qué era lo que estaba pasando conmigo? Era sólo Niall. Respiré hondo y tomé la llave-tarjeta del tocador para finalmente dirigirme a la entrada. Tomé el pomo de la puerta y me topé con un Niall demasiado apuesto, su cabello aún estaba húmedo, sus labios tenían un ligero toque rosado y sus ojos se veían más grandes, tal vez era sólo porque sus pupilas estaban dilatadas debido a la poca luz que había en la habitación.

- ¿Estás lista?- me sonrió y en mi cabeza sólo había espacio para una frase: ¡Qué hombre!

- Claro- le regresé el gesto, aclarando mi garganta un par de veces y alejando los pensamientos extraños que se habían instalado en mi cabeza.

Para él tenía reservada la mejor de mis sonrisas, aunque apenas y se diera cuenta. Caminamos por el pasillo, uno al lado del otro, no podía concentrarme muy bien en lo que estaba haciendo porque su loción ya se había quedado impregnada en mi nariz, invadiendo todo mi sistema y no me molestaría para nada en quitarla de ahí. Por fin llegamos al estacionamiento y me subí a la camioneta, en el asiento donde estaba el volante.

- ¿Tú manejarás?- volteé y clavé mis ojos en los suyos.

- Obvio. Tú eres el que baja primero- se encogió de hombros y se subió al lado.

El silencio invadió el ambiente hasta que metí la llave para encender el motor. Salí del estacionamiento y con rumbo al club poniendo el GPS, no estaba muy lejos y eso de alguna manera me daba cierto sentimiento de nostalgia, no tardaríamos en llegar y por consiguiente mi tiempo con él se vería reducido a unos cuantos minutos.

No podía evitar que en ratos mis ojos se escaparan al espejo de lado izquierdo del coche y de repente se toparan con su figura, de verdad no podía evitarlo. Se veía extremadamente guapo y apuesto además de que demostraba seguridad y presencia, esto me estaba volviendo loca. Necesitaba fuerza de voluntad para mantener mi vista en el camino y simplemente no la tenía, no la suficiente.

Un cosquilleo totalmente desconocido para mí se instaló en el fondo del estómago obligándome a mirar sus labios, mil escenas se arremolinaron en mi cabeza y mis labios comenzaron a palpitar, sentía como si me estuvieran prendiendo fuego cerca de ellos y su boca parecía tener la solución. ¡Mierda! Quería besarlo, quería saciar el fuego que de repente se me había instalado en las comisuras de los labios.

- ¿Entonces te quedarás conmigo?- su pregunta me regresó a la realidad y parpadeé unas cuantas veces seguidas.

- ¿Eh?

En otro momento, otro tiempo, otra situación, hace años, le habría dicho que si, que me quedaría con él para siempre, pero las cosas cambian y yo debía seguir el curso, debía cerrar ciclos.

- En el club- podía sentir que me veía con atención.

Yo tenía la vista fija en el camino, si volteaba una vez más dudaba mucho poder contenerme, estaba peleando contra mi misma para no abalanzarme sobre él justo en este instante. Mis manos apretaban con fuerza el volante y sentía calor en las mejillas.

- Creí que habíamos hecho un trato- eché un vistazo al GPS.

- Si, pero no pasa nada si lo rompemos- volteé a verlo.

Impredecible. (Niall Horan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora