Ace se levantó lentamente de la cama de Marco; aún no podía quitarse la imagen de la cabeza. Maldito Marco... ¿cómo hacía para tenerlo tan grande? Ace negó con la cabeza; tenía que quitarse esa imagen de la cabeza.
Salió de la cama y caminó al baño para cubrirse bien; tenía leche en el pecho, era normal por la mañana. Ace levantó la cabeza hasta el reloj del baño; a esta hora, Otama ya estaba despierta bebiendo de la leche que dejaba en sus mamaderas listas. Ace tendría que ir a su cuarto y sacar su leche de manera manual.
-Bueno...- Ace salió del cuarto de Marco; lo más seguro es que el rubio tampoco estuviera en su cuarto. Abrió la puerta de su habitación y entró bostezando. Cuando abrió los ojos, se encontró con Marco sentado en su cama. -¿Sigues aquí?- Ace lo miró con una ceja levantada.
-Quería pedirte perdón. No pensé en lo que hice ayer. Lo siento mucho, yoi.- Marco se disculpó; no quería estar en malos términos con Ace.
-Está bien, Marco. Solo fue el shock del momento. En realidad, no pasa nada. En algún momento iba a pasar. Después de todo, la siguiente isla donde nos detendremos es una isla de aguas termales.- Ace se rasco la nuca mientras abría su closet para sacar un cambio de ropa y poder entrar a la ducha.
-¿Te vas a duchar, yoi?- Ace se quedó muy confundido; claro, estaba sucio. ¿Por qué la incertidumbre en la voz de Marco?
-Sí, ¿pasa algo, Marco?- Ace se dio la vuelta para mirarlo; Marco lo miró por un momento, se levantó de donde estaba sentado y abrió las cortinas de la ventana. Estaba nevando.
-¿Por qué está nevando?- Ace se preocupó; por esta ruta es muy complicado que esté nevando.
-No lo sé, solo sé que empezó ayer en la noche, yoi.- Ace se puso la mano en la barbilla de manera pensativa; no, en esta ruta no nieva de esta manera. Lo había estudiado antes de tomarla; la nieve lejos de la costa es muy peligrosa, más en este lado del mar.
-¡Deuce!- Ace gritó, y el fantasma apareció frente a él con una sonrisa.
-¿Qué pasa, Ace? ¿Sabes que está más frío de lo normal para nosotros los fantasmas?- Deuce lo miró con un puchero.
-Necesito que revises el barco mientras Marco y yo revisamos el cielo. Esto no es normal en esta ruta.- Deuce asintió ante las palabras de Ace. El pecoso se dio la vuelta para ver al rubio.
-¿Qué necesitas de mí, yoi?- Marco estaba listo para acatar las instrucciones de Ace.
-¿Puedes transformarte en el fénix y ayudarme a subir hasta las nubes? Tengo que asegurarme de que la nieve viene de ahí.- Ace estaba un poco inseguro sobre llamar al fénix de Marco.
-Claro, pero tenemos un problema. Él se vuelve loco cuando te ve, así que necesito que llames a papá para que me detenga. Cuando volvamos al piso, trataré de morderte, yoi.- Ace miró a Marco; se preocupó y le había advertido lo que pasaría. Perfectamente se podría haber aprovechado.
-Está bien, Marco. Cuando volvamos al piso... puede morderme.- Ace se sonrojó; no había más tiempo. Pronto todos estarían muertos; Ace lo sabía. ¿Tenía algo de malo querer vivir esta experiencia antes de morir?
Marco abrió los ojos sorprendido. ¿Ace le había dado permiso para darle la mordida? Sentía que estaba en la gloria, y sus dientes estaban ardiendo ya por querer cerrar su mordida en el cuello de Ace.
-¡Claro, yoi!- Ace sonrió ante el entusiasmo en el rostro de Marco. El rubio se convirtió en su fénix, y el fénix lo miró por un momento antes de darle la espalda, agachándose un poco para que se pudiera subir y saldrían por la ventana.
Ace se subió en el lomo del ave y rápidamente tuvo que cerrar los ojos por la corriente de aire. Estaban volando; habían salido por la ventana. Mientras más subían, más se preocupaba Ace. La nieve cada vez era más débil; era diferente. Cuando llegaron a las nubes, Ace sabía que tenía razón. Las nubes no estaban generando nieve; eso solo podía significar una cosa: esta nieve estaba siendo generada por una fruta del diablo.
-Vamos abajo, Marco; tenemos que decirle a los demás.- Marco no regresó por la misma ventana; lo llevó hacia la parte de adelante del barco, pero el fénix no lo dejó volver al piso. En su lugar, lo puso a la altura de la mirada de Oyaji.
-¡Papá!- Ace llamó con su voz al capitán, que se dio la vuelta y lo miró con una sonrisa.
-¿Qué pasa, hijo?- Barba Blanca se puso de pie para ver bien a Ace y Marco.
-Esta nieve no es natural; Aokiji está cerca.- Ace sentenció, y su padre oscureció su mirada mientras tomaba su lanza.
-¿Estás seguro de que es él, Ace?- Ace asintió; cuando llegó al barco, aprovechó para estudiar todo lo que no sabía del mar junto con sus chicos. Estaba seguro; Aokiji era el único que podía creer que podía con Barba Blanca y generaba nieve.
-Sí, es él, papá.- Ace se iba a bajar, pero el fénix chilló; se regresó a su lugar. El fénix miró serio a Barba Blanca, que se rió.
-Está bien, niños; yo me encargo. No muerdas muy fuerte, Marco.- Ace chilló cuando Marco alzó el vuelo de regreso para llegar a su ventana. Cuando llegaron de regreso a la habitación, Ace se puso en el piso y, al darse la vuelta, el fénix estaba en su nido, abriendo y cerrando sus alas, moviéndose de un lado a otro como si le estuviera dando el mejor espectáculo de baile del mundo. Ace se sonrojó, y la risa brotó de sus labios; eso era muy lindo.
Mientras Ace se reía, una mano apareció en su muñeca y lo lanzó adentro del nido; Marco estaba de regreso.
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Bohemio[TERMINADA][Corregido]
FanfictionAce conoce a los barba blanca. [⚠️ ADVERTENCIA ⚠️] ¡Esto te va a doler un culo, está muy morboso, entra bajo tus propias regulaciones! Almas gemelas Alma de hogar