-El Juicio del Espíritu Enfurecido-

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Todos estaban en la isla. Él decidió quedarse porque se sentía un poco cansado por el entrenamiento y por el sexo que tuvo con Marco por la mañana. El alfa lo dejó en el nido con una sonrisa y se despidió con un beso. Nunca había tenido una pareja tan perfecta como Ace; le gustaba mucho su omega.

Ace estaba solo, así que se fue a tomar una ducha. Quería estar limpio y tenía que quitar "los rastros de amor" que le había dejado Ace en su zona trasera para poder caminar más cómodo. Últimamente, Marco mordía mucho su marca de los Barba Blanca; tal vez quería que la rellenara como los demás, pero qué más daba, lo haría por la tarde cuando bajara a la isla.

Ace caminó al baño y miró un poco la navaja de piedra marina que Makino le había regalado el día que se fue de la isla. Si enviaba a Otama lejos y él se encargaba de acabar con todo él mismo, no tendría que ver a su familia muerta y se saltaría todo el sufrimiento.

Hacer eso solo prolongaría tu sufrimiento - Deuce le susurró con una sonrisa.

Si Deuce se lo decía era por algo; mejor se quedaba en el camino que el destino había trazado para él. Nada, le tocaba aguantar. De cualquier manera, hoy los alfas se estaban peleando arriba, nada mortal ni peligroso, solo mordiéndose y dándose vueltas en el piso mientras pelean amistosamente para ver quién es más fuerte. Por supuesto, todo bajo la vigilancia de Oyaji, pero si no querías, podías quedarte dentro. Ace sabía que Otama debía estar jugando con los betas, así que no tenía problemas con eso.

¿Acaso no puedo relajarme un día de mi misera vida? - Ace se pasó las manos por la cara mientras caminaba a la sala de navegación. Tenía que encontrar la pluma que le dio Luffy para emergencias. No sabía si aún la tenía, pero estaba seguro de que el cuaderno donde la tenía resguardada andaba por algún lugar.

Estaba hurgando por todos lados, moviendo cajas, y estaba empezando a desesperarse. ¿Por qué no podía guardar las cosas mejor? Ahora lo necesitaba para salvar la vida de su cachorra y él no sabía si aún la tenía.

¿Buscas esto? - Escuchó el sonido de las voces de sus compañeros. La pluma apareció flotando gracias al aire. Ace la tomó rápidamente entre sus manos y la puso dentro de una hoja de papel doblada para no usarla por casualidad, porque ya conocía su bocota. Se la guardó bien en el pantalón. Escuchó unos gritos de abajo. Ace no quiso ir a ver; papá había atrapado a Aokiji y ya estaban por matarlo. Fue mala idea tratar de meterse al barco cuando papá estaba tan enojado, pero Ace sabía que esto los iba a perjudicar en medio de la batalla.

Pero bueno, no iba a hacer nada ahora. No era como si pudiera cambiar las cosas que iban a pasar. A todos ya los había marcado con la muerte sobre sus almas. Ace solo esperaba que el infierno no fuera tan malo.

¿Papá? - Ace se acercó lentamente a papá para no quedar atrapado en las peleas de alfas. Tuvo que esquivar a algunos de sus hermanos que rodaban en el piso mientras se gruñían. Se tranquilizó cuando se dio cuenta de que los demás omegas, que eran como unos 100 más o menos, estaban alrededor de papá, porque bueno, eso significaba protección.

Ya me preguntaba dónde estaba mi hijo menor - Barba Blanca puso su mano en el piso para que Ace pudiera subir. Ace trepó hasta el hombro de papá y se sentó ahí.

¿Qué vamos a hacer hoy, Thatch? - Ace le preguntó ya que estaban preparando algo.

Bueno, además de lanzar los cadáveres que no sirven al mar, papá quiere que le demos juicio a un tipo que trató de morder el cuello de uno de nuestros hermanos... más que juicio, los alfas se lo van a comer vivo - Ace gimoteó. No le gustan muchos los gritos; le recordaban a los gritos de Sabo, Luffy y él cuando sufrieron de niños.

Está bien, hijo, puedes esconderte aquí. No eres el único al que no le gusta ver, oír o oler ciertas cosas. Todos aquí tenemos problemas - Shirohige sonrió mientras traían al tarado. Ni siquiera cruzó el umbral y sus gritos ya estaban por todos lados. Ace se escondió en el cuello de Oyaji, que soltó aroma para sus hijos. Ace levantó la cabeza cuando Otama llegó con la cara manchada.

Esos hijos del diablo corrompieron a mi bebé, papá - Ace gruñó. Barba Blanca se rió con fuerza.

Es hija de piratas; nosotros somos así, hijo - Ace bufó mientras sus hermanos limpiaban a Otama.

Seguramente será alfa - Ace sintió ante las palabras de Thatch. Otama ya se demostraba fuerte y dominante; sería una alfa cuando grande. Ace sonrió cansado. Si su niña sería lo más probable una alfa y aprendería muy bien de Luffy, pero si fuera una beta, seguramente se llevaría bien con cualquier manada. Si fuera omega, estaba seguro de que Luffy la cuidaría tan bien como lo cuidó a él.

¿Todo bien, Ace? - Barba Blanca miró a su hijo.

Sí, todo bien. Es solo que estaba pensando en lo fuerte que será cuando sea grande - Ace ronroneó y a papá le gustó. Era difícil escuchar a Ace ronronear, pero la idea de ver a su niña grande lo hizo feliz.

Ella será tan fuerte como todos en esta familia - Susurró una de sus hermanas omegas mientras se peinaba.

Será un futuro hermoso - Ace cerró los ojos. Todos pensaron que lo estaba imaginando, no era eso; estaba aguantando el dolor de no poder estar en ese futuro. Él sabía lo que pasaría si Otama se quedara aquí; se volvería sádica, loca, como él. Tenía que aceptarlo de una vez; no estaba aquí por su voluntad, fue atrapado y la única forma de no ser lastimado era aceptar lo que se le estaba exigiendo, síndrome de Estocolmo.

Bohemio[TERMINADA][Corregido]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora