-El Despertar del Poder Prohibido-

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Ace estaba en el entrenamiento con papá; el hombre era muy estricto y brutal en los entrenamientos de cada uno de sus hijos. La diferencia era que los demás comandantes se encargaban de los demás miembros de la familia. El problema aquí es que su división se limita solo a fantasmas, por lo tanto, solo él podía entrenar con papá y, como comandante, papá era aún más estricto.

En la sala de entrenamiento del Moby, Ace y Barba Blanca comenzaban un entrenamiento intensivo. Sin mediar palabra, el aire se llenó de tensión mientras ambos se preparaban para la pelea. Barba Blanca, con su imponente presencia, avanzó con determinación hacia Ace, quien, a su vez, adoptó una postura defensiva. Tenía que demostrar que podía ser de ayuda en el campo de batalla; de lo contrario, no podría cumplir con su objetivo de obtener una muerte, su muerte.

La batalla comenzó con la furia de Barba Blanca; el hombre era realmente brutal y no iba a ser suave con ninguno de sus hijos. Estaban hablando del campo de batalla, no iban camino a los juegos del parque para tomar el té; todos sus hijos tenían que tener un buen nivel para defenderse. De esa manera, solos serían fuertes, pero unidos serían una fuerza brutal. Shirohige lanzó ataques poderosos y precisos; no podía dar espacio para que el mocoso reaccionara. Si salía lastimado, iría de inmediato a la enfermería con sus hermanos. Ace, ágil como el fuego que manejaba, esquivaba los golpes con destreza; si de algo se jactaba era de ser veloz. Tal vez no tenía la fuerza de Barba Blanca, pero podía escapar de sus golpes. El sonido del choque de sus habilidades resonaba en el Moby mientras la intensidad del entrenamiento aumentaba.

A pesar de la paliza aparente que Ace estaba recibiendo, el pirata más joven no se dejaba amedrentar. En el piso, se levantaba cada vez; no quería ser débil, quería ser fuerte como los demás. Respiró profundo; iba a usar bien sus habilidades en este entrenamiento. Canalizando su energía de fuego, Ace respondía con ráfagas de fuego, creando espirales danzantes a su alrededor. Brillaban y ardían; esto le daría tiempo para descansar de los brutales ataques de Barba Blanca porque lo mantendría lejos unos momentos. Barba Blanca, aunque fuerte y experimentado, se veía complicado por la destreza y la velocidad del niño; no podía atacar con el fuego de Ace alrededor, ya que el chico se transformaba en fuego y escondía su haki. No encontraba su ubicación; entrecerró los ojos, mirando bien dónde estaba su mocoso.

La escena continuó con una danza de llamas y golpes poderosos; Ace se estaba aprovechando del fuego, pero no sabía que Barba Blanca ya lo estaba ubicando con una gran sonrisa en la cara. Ace estaba demostrando ser muy bueno para el campo de batalla, cada uno mostrando su habilidad única. Ace con el fuego y Barba Blanca lanzando terremotos para desestabilizar al muchacho. Aunque la lucha era intensa, ambos se mantenían alerta y evitaban infligirse daño real; Barba Blanca ya no necesitaba probar a Ace, ya sabía que era útil en el campo. Tomaría esto como el momento perfecto para jugar con su hijo menor. La única comunicación entre ellos era el crujir de las llamas y el choque de sus habilidades. Aunque a Ace le dolían un poco los terremotos, la adrenalina no le estaba permitiendo darse cuenta de que ya estaba un poco cansado por esta pelea.

Finalmente, con un gesto de respeto, alzando su mano, Barba Blanca detuvo la pelea. Ambos combatientes estaban cansados pero ilesos. Bueno, Ace estaba lleno de moretones y tierra, pero en comparación con todo lo que había recibido, había salido muy bien de este tiempo entre padre e hijo.

¿Tenemos que ir a esa pelea? - Preguntó Ace en un susurro.

En un silencio tenso, Barba Blanca se sentó junto a Ace, observando el horizonte antes de responder a la pregunta del más joven de todos sus cachorros. Su mirada intensa y voz profunda revelaban la autoridad que el hombre tenía sobre todos los mares; por algo era uno de los cuatro emperadores.

Escucha bien, Ace -, comenzó Barba Blanca, su tono grave resonando en el aire, fuerte. - La Marina y el mundo nos ven como criminales, asesinos. Debemos demostrarles que somos los dueños de nuestros destinos, que no nos sometemos a nadie.

Ace lo pensó solo por un momento; no podían elegir su destino, porque el destino lo había elegido por ellos.

Barba Blanca clavó su mirada en Ace, una mirada que traspasaba la superficie y revelaba la brutalidad asquerosa y asesina de la vida de los piratas. - No es solo una cuestión de fuerza, hijo mío. Es cuestión de instigar miedo, de recordarles a todos quién manda en estos mares. La debilidad es una invitación a la destrucción, y nosotros no somos débiles; tenemos que demostrarle a la Marina que podemos destrozarlos cuando queramos - Barba Blanca estaba realmente enfadado por la ofensa de la Marina a su familia.

Ace asimiló las palabras de Barba Blanca, sintiendo la gravedad de su explicación. El viejo pirata continuó, su presencia imponente llenando el espacio entre ellos. - La próxima batalla no es solo por nosotros, sino por enviar un mensaje claro a aquellos que nos consideran enemigos. Que sepan que, cuando cruzan nuestro camino, están traspasando límites que no deberían cruzar; simplemente son presas que podemos usar a nuestro antojo - Ace asintió, escuchando atento el pensamiento de un emperador de los mares. No importaba mucho; Ace ya sabía cuál sería el final. Se decidió; era el momento de enviar a Otama a un lugar seguro.

El aura aterradora de Barba Blanca se cernía sobre Ace, recordándole la realidad de la vida pirata. Mientras el joven absorbía las palabras de su padre, comprendía que, en este mundo brutal, la supervivencia a menudo requería mostrar los colmillos antes de ser devorado por las sombras que acechaban en el océano. La única forma, la única opción para salvar a Otama era enviarla lejos porque no había forma de que Barba Blanca cambiara de opinión, y algo le decía a Ace que Barba Blanca también sabía cuál era el final del camino cuando con su mano gigante acunó con cariño la espalda de su hijo menor.

Ace sintió que algo ardía dentro de él; algo estaba abriendo sus alas- "La única forma de ser libre es la muerte", Ace escuchó la voz brumosa de Cornelia en su oído y se estremeció.

Bohemio[TERMINADA][Corregido]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora