-La Revelación de los Secretos Olvidados-

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Ace no iba a decirlo en voz alta, pero su vida sexual con Marco estaba en su punto máximo. Thatch le dijo que estaban en la "etapa de luna de miel", pero conociendo a Marco, Ace pensó que se calmaría cuando se llenara de papeleo. Para Marco, es demasiado bueno con eso, y de alguna manera obtiene tiempo sin cansarse.

Disfrutó mucho la isla de las aguas termales. Lo único que no le gustó fueron los jodidos huevos de Marco. Tuvo que pelear con él durante una hora para que lo dejara pujar y sacarlos, ya que dolían mucho. Marco dijo algo sobre incubar bebés, y Ace le respondió que tal vez no quería luchar embarazado después de la batalla, lo cual a Marco le gustó mucho.

Buen trabajo, hijo - Barba Blanca le sonrió. Ace había ayudado a Namur para que supiera cuáles eran las corrientes del agua, y así pudieron conseguir mucho pescado.

Hablando de buenos trabajos, tenemos a algunas mujeres maltratadoras en la isla, papá. Mardo dice que no sirven para el sexo, así que mejor las usemos como comida o para jugar, ¿está bien? - Haruta entró con una sonrisa. El Omega escaló la espalda de Jozu y le dio un beso en la mejilla. Ambos, Alfa y Omega, ronronearon.

Ace los miraba con una sonrisa, pero en su vista, estaban llenos de heridas y sangre, muertos. Había estado teniendo estas visiones desde hace 2 días. Él ya sabía lo que significaba, así que no va a pelear; va a disfrutar este tiempo que les queda a todos.

Bueno, hagan eso, pero no vuelvan a dejar los intestinos por el piso; eso atrae a los reyes del mar - Barba Blanca le sonrió a sus hijos, quienes asintieron con una sonrisa.

Ace se despidió hasta su cuarto; tenía que hablar con el pelirrojo. En el camino, vio a Otama jugando con Marco, y la sonrisa creció en el rostro de Ace cuando su Alfa y su cachorra lo saludaron.

Se encerró en su cuarto, y las lágrimas cayeron por su rostro. No iba a ver a su niña ser una chica grande. Suspiró y se secó las lágrimas. Con el Den Den en la mano, Marco marcó el número del pelirrojo.

¡Mocoso! - Shanks, como siempre, con una sonrisa.

Hola, Shanks. Tengo algo importante que hablar contigo - Ace dijo un poco serio, y Shanks se puso serio.

¿Qué pasa, mocoso? - Shanks sonaba muy oscuro.

Bueno, papá se va a meter en una pelea con el Gobierno Mundial, así que me toca acompañarlo... no vamos a ganar - Ace suspiró.

Niño, es Barba Blanca - Shanks sonrió, eran preocupaciones tontas.

Bueno, sí, pero no quiero que Otama esté en el campo de batalla - Ace susurró.

¿Quién es Otama? - Shanks estaba confundido.

Es mi hija adoptiva, mía y de Marco - Ace susurró.

Bueno, quién lo diría, el pájaro acosador lo consiguió - Shanks se rió.

Sí... necesito que lleves a Otama por mí, hasta Luffy. Él la cuidará bien - Shanks escuchó atento.

¿Estás seguro? Cuando ganen la pelea, demorarás un tiempo en volverla a ver. El viaje es largo - Ace asintió ante la pregunta de Shanks.

Sí, ella es mi legado. Luffy será el Rey de los Piratas, sé que la cuidará bien - Ace suspiró.

Bien, si es lo que quieres, puedes enviármela con una pluma - Shanks cortó la llamada, y Ace suspiró. Esto es lo que tenía que hacer, por el bien de su hija. Todo estará bien, pero aun así, no podía evitar sentir miedo. Era el hijo del Rey de los Piratas. Por el momento, gracias a la muerte de Garp, la Marina no tenía ni la más mínima idea. Lo único bueno es que esperaba morir como uno de los hijos de Barba Blanca, que como el hijo del Rey de los Piratas, quería morir por sus propios pecados como un pirata, no por los de otra persona.

¿Ace yoi? - Ace se dio la vuelta para ver a Marco. - ¿Estabas hablando con alguien más, yoi?

Sí, con Luffy - Ace era bueno mintiendo, y Marco le creyó de inmediato. - Quiero que le vaya bien en el primer océano. También estaba diciéndole que no mordiera a cualquier omega que se cruzara en el camino porque lo conozco - Ace sonrió, contándole una charla con su hermano que tuvo la semana pasada y no le había contado a Marco.

Ey... ¿quieres hacerlo, yoi? - Marco le preguntó con una sonrisa mientras Ace se sonrojaba.

No, Marco, quiero entrenar. Quiero ir preparado a la pelea, y si me pones en una esquina cada vez que puedes, no voy a poder caminar para la pelea - Ace bufó, y Marco se rió con ganas.

Bueno, está bien. Tienes un punto. ¿Quieres ir a entrenar con los demás, yoi? - Marco preguntó con una sonrisa, extendiendo la mano hacia Ace. Ace sonrió con dolor. Marco no tenía brazos en los ojos de Ace. El chico suspiró y tomó de la mano al rubio para salir camino directamente a la sala de entrenamientos.

Ya se lo podía imaginar. Las alas de Marco eran literalmente sus brazos. Si no tiene brazos y tiene piedra del mar, no tendría cómo ayudar a papá, y moriría sin alas para escapar. Había intentado hablar de esto con él mismo en el espejo, pero su voz no sabía. Ace no podía hacer nada para cambiar el destino, además de decir que perdería. Y desde que planeó enviar a Otama lejos, la niña dejó de aparecer en sus visiones llenas de sangre.

Llegaron a la sala con papá. Tenía el pecho lleno de agujeros como de cañones. Thatch no tenía manos, y Izo no tenía ojos. No importaba. Ace se preparó para entrenar. Esta era la maldición que tenía que pagar por la asquerosa sangre que corría por sus venas, por sus pecados como un pirata.

Banshe con los demás susurraron en su oído:

"La única forma de ser libre es la muerte." Ace no podía estar más de acuerdo.

Bohemio[TERMINADA][Corregido]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora