-El Amanecer en un Mar Redimido-

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Ace no se dio cuenta en qué momento terminó aquí. Hace nada más que unos minutos estaba riéndose de sus hermanos detrás de papá; ahora estaban en el campo de batalla. Ace solo había reaccionado a comenzar a pelear; todos le habían dicho que los Marines esperarían a que estuvieran cara a cara, pero no fue así. Apenas los vieron a la distancia, comenzaron a atacar con cañones y armas. Papá no quiso retroceder y se lanzó hacia adelante; él también lo hizo.

Ace solo podía ver el fuego mientras iba atacando a Marines débiles con rifles para abrirle el camino a los más débiles. A la distancia podía ver a Jozu lanzando diamantes, pero de repente ya no lo vio. La tierra se estaba levantando por el movimiento y las habilidades de papá; todo el piso estaba rompiéndose, y el polvo le cubría la vista.

Ace se lanzó a ciegas hacia adelante cuando escuchó cómo un Marino atrapaba a una de sus hermanas. No veía nada, y sus ojos lloraban de dolor por la tierra que entraba en ellos.

Ace - Gritó su hermana cuando el pecoso consiguió liberarla, pero un golpe en el estómago lo mandó directamente hacia una zona sola para pelear. Aun podía ver a sus hermanos, pero ahora estaban sobre una especie de colina.

Portgas D. Ace - Gruñó el Marino que lo había atacado. Ace centró sus ojos en este Marino; lo conocía, lo había visto en los periódicos un montón de veces. Era conocido como uno de los herederos de Sengoku, lo mejor de lo mejor: Akainu.

Akainu - Ace gruñó, encendiéndose en fuego. No necesitaba demasiado de él para saber que era un maldito sádico.

Ríndete, están perdiendo. Te perdonaré la vida. Eres un buen omega de cría. Te permitiré tener mis cachorros, y todo acabará aquí para ti, Portgas - Ace gruñó; ni en sus sueños prefería morir antes de unirse a la fuerza con este desgraciado.

Ni muerto - Ace sabía cuál era el resultado. Si hacía esto por defender su honor, entonces no tenía ningún problema.

Ace se lanzó hacia adelante con el puño encendido en fuego, pero para el Almirante que tenía más experiencia con su fruta del diablo, era como si un mocoso de 5 años lo estuviera atacando. Después de todo, el magma es mucho más fuerte que el fuego.

Ace tuvo la habilidad para escapar de los ataques, pero era difícil saltar y esquivar con los terremotos de papá por todo el terreno de batalla. Akainu dio un gruñido fuerte; iba a quemar a este mocoso. Ace sonrió; no podía escuchar nada, pero sabía que estaba en problemas porque había visto rojo saltando por todos lados. No sabía si estaban ganando o perdiendo, pero de que había vidas perdidas, las había.

Ríndete de una jodida vez - Ace negó con la cabeza. Su camisa cayó al piso, dejando ver su marca en la espalda, los Barba Blanca. El destino lo había marcado con tanto odio; Ace a veces se preguntaba si no estaba pagando sus propios pecados y en realidad seguía pagando los pecados de su padre.

Pero esos minutos de pensamientos le cobraron una jugada. Ace no pudo escapar de un puño de magma; le atravesó el pecho. Sus ojos estaban abiertos; un hilo de sangre se deslizó escapando de su boca; las palabras dolían mucho como para salir.

Por fin acabé contigo, hijo del diablo - Akainu dijo eso, aun con el brazo atravesándolo. Ace no pudo evitar que en sus últimos momentos fueran tan irónicos; la risa escapó de sus labios, aunque dolía mucho.

Tú... crees que me estás lastimando, crees que por fin me estás haciendo pagar por los pecados de mi padre... gracias, por darme este descanso por fin. Dile a Sengoku... que por fin puedo encontrarme con Garp - La oscuridad cayó en sus ojos, y ver la reacción dolorosa de Akainu ante la revelación fue suficiente para sus últimos minutos.

Oscuridad, no había ruido, no había aromas, nada. Estaba flotando. Cuando vio a Deuce en frente de él.

¿Recuerdas lo que te dijimos? - Deuce susurró.

¿La única forma de descansar era la muerte? - Ace miró a Deuce; estaba cansado.

Sí... sabes, no siempre tienes que confiar en todo el mundo - Deuce se acercó a Ace con una sonrisa aterradora. Ace abrió los ojos y trató de hacerse hacia atrás, pero no podía, no había forma de escapar, no se podía mover.

Los demás aparecieron con una sonrisa detrás de Deuce.

Esto, es nuestro - Deuce sacó algo del pecho herido de Ace. El pecoso sabía lo que era, su alma. Trató de gritar, pero ya no podía hacer nada, y comenzó a hundirse cada vez más, se alejaba más de los fantasmas, mientras trataba de emitir un sonido, escuchaba los gritos de sus hermanos, el llanto de Marco sobre su cuerpo, y de repente, silencio.

Bueno, no seré tan malo y te diré por qué terminó así, aunque no servirá de nada, porque te quedarás aquí, en el limbo, para siempre, en nuestro lugar, cariño - Banshee acarició el rostro de Ace y le dio un beso en la mejilla. El pecoso no podía sentir más asco y repugnancia, pero ya no podía hacer nada contra ellos, estaba derrotado. Mínimo sabría la verdad.

La única forma de descansar es la muerte, para que nosotros podamos descansar en paz. Tú, Portgas D. Ace, hijo del demonio, tenías que morir - Banshee se rió en el oído de Ace; el pecoso cerró los ojos. ¿Por qué peleó tanto? Este siempre fue el camino que debía haber seguido.

Mientras los fantasmas se alejaban, Ace no pudo hacer nada más que llorar en silencio. Ahora en completa oscuridad, solo, abandonado, en el limbo, todo estaba frío. No podía sentir el calor de su fruta, claro que no, porque ya no la tenía.

Cerró sus ojos y se dejó caer rendido. No había descanso para él, no había en qué confiar. Simplemente había jugado mal sus cartas. Es irónico, pues su nombre estaba relacionado con el as de las cartas.

Había perdido.

Oscuridad.

[FIN]

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⏰ Última actualización: Feb 09 ⏰

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Bohemio[TERMINADA][Corregido]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora