PRÓLOGO

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La profesora se desploma ante mis ojos tras un fuerte impacto en su cabeza, perlando de una espesa sangre su cara en cuestión de segundos. Todo enmudece y la suave brisa de la noche me hace tiritar, aunque creo que ese escalofrío es más bien por la impresión de tener delante un cadáver. Solo el ruido de la pala cayendo a escasos metros del cuerpo me hace desviar la vista y fijarme en las temblorosas manos de quien, hasta hace nada, sujetaba el arma del crimen. Me mira asustada, y a pesar de la oscuridad, alcanzo a ver sus ojos humedecerse.

—¿Qué has hecho? —pregunta Eva en voz baja, siendo la primera en romper el silencio.

—N-no lo sé... Yo solo... No sé —titubea Zoe, inmóvil, mirando primero sus manos y luego el cuerpo de la profesora que acaba de matar, como si no creyera lo que acaba de hacer.

—Ahora sí que nos vamos a cagar... —comenta Lucía tragando con fuerza.

Zoe, en un acto de defensa hacia todas nosotras, ha golpeado por detrás a nuestra profesora de matemáticas. Un golpe repentino pero tan mortal que a ninguna nos hace falta tomarle el pulso para saber que ha dejado este mundo.

—Yo no quería matarla —se justifica con la voz temblorosa—. Solo quería castigarla por lo que estaba haciendo, que dejara de hacerlo. Lo que estaba haciendo es delito.

—Lo que has hecho es un delito más grave —replica Elena—. Nosotras no tenemos nada que ver con esto, así que nos vamos.

Elena coge del brazo a Nuria para marcharse del bosque y huir como una cobarde, pero se lo impido interponiéndome rápidamente en su camino. Todas sabemos lo que acaba de pasar y también sabemos que Zoe no quería matarla, ella no dañaría ni a una mosca, solo ha actuado de forma irracional ante una situación intolerable. Eso no la convierte en una asesina.

—Estáis aquí porque habéis querido, nadie os ha invitado —les reprende Dani.

—Yo no quería venir aquí, es tu culpa —protesta Nuria señalando a su amiga—. Yo no quería seguirlas, no me importaba lo que estaban haciendo. Estoy metida en este lío por tu culpa.

—Solo quería saber a dónde iban...

—Para después delatarnos, ¿verdad, chivata? —interviene Lucía, que no soporta que Elena sea tan lameculos de las profesoras, siempre nos anda sermoneando a todas.

—¿Qué vamos a hacer, Sofía? —me pregunta Eva ignorando la discusión entre ellas dos.

Aunque intenta mostrarse calmada como yo, está igual de asustada que las demás, y que yo también, aunque no lo aparente. Por desgracia, no es la primera vez que tengo un cadáver delante de mis ojos, quizás por eso no me impresiona tanto, lo que sí me inquieta es que nos puedan descubrir, por eso hay que tener la mente fría para ocultar todo y hacer como que no ha pasado nada. Y dudo de si todas seremos capaces de lograr esto.

—Tenemos que deshacernos del cuerpo —contesto reteniendo un nuevo escalofrío que amenazaba con sacudirme de pies a cabeza.

—¡¿Estás loca?! —replica Elena olvidándose de la tonta discusión que estaba teniendo con Dani— Tenemos que avisar a la directora y contarle lo que ha pasado.

—¿Quieres que nos detengan y juzguen? ¿Quieres que a Zoe la culpen como asesina? —Mi suposición hace que Zoe me mire aterrada— Aquí todas somos cómplices, hemos presenciado un asesinato...

—¡Ha sido en defensa propia! —se defiende Zoe al borde de las lágrimas.

Eva va a su lado para darle un abrazo y tratar de tranquilizarla, no me imagino lo que debe ser su cabeza en estos momentos. Se ha movido por un impulso y no solo se ha jodido ella misma, sino que nos ha implicado indirectamente a nosotras, no va a llevar nada bien esta situación. Me fijo entonces en Marina, la razón por la que estamos ahora en esta horrible situación. Ella es la que menos culpa tiene de todo, más bien es la víctima. Su camiseta continúa en el suelo y solo se tapa con los brazos mientras llora en silencio. La recojo y se la doy para que se vista, para luego frotarle los brazos de manera reconfortante.

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