Ocupamos nuestros asientos en clase minutos antes de que llegue nuestra nueva profesora de matemáticas. Ya han pasado casi dos meses desde la extraña desaparición de nuestra antigua profesora de esta misma asignatura, y por lo que pudimos saber hace solo un par de semanas, el caso parece estar archivado por falta de pistas de su paradero. En su dormitorio encontraron todo tal y como lo dejó, pero parece que se la ha tragado la tierra, nadie sabe a dónde ha podido ir o qué le ha podido pasar. Debe ser toda una tortura para sus familiares y eso me hace sentirme mal. No he hablado con las chicas de esto, pero si yo estoy tensa por este tema, seguro que las demás también lo estarán, incluso puedo notarlo en sus caras por mucho que traten de disimularlo.
—¿Cómo está Zoe? —le pregunto a Eva, ya que es su mejor amiga aquí y tienen mucha confianza.
Está sentada con Nuria dos mesas por delante de la nuestra, pero aun así he preferido hablar en voz baja, no creo que le gustase descubrir que a veces hablamos a sus espaldas, aunque sea solo porque estamos preocupadas por ella. Es la que peor está pasándolo de todas, al fin y al cabo fue quien lo hizo, aunque todas las demás estemos igual de involucradas.
—Hay días que lo lleva mejor que otros.
La respuesta de Eva es escueta y muy obvia. Todas tenemos días mejores o peores respecto a este tema, pero precisamente hoy debe estar más sensible aún, ya que conoceremos a la sustituta de la profesora que hicimos desaparecer por su asquerosa actuación con Marina, que está sentada delante de nosotras junto a Elena, ambas echando un vistazo al libro ajenas a nuestra conversación.
Evito preguntarle nada más sobre Zoe, pues conozco a Eva lo suficiente para saber que si ella le ha contado algo sobre cómo se siente, no se lo revelará a nadie jamás, ni siquiera a mí. Por eso Eva es mi mejor amiga en el centro, es la persona más leal y confiable que he conocido nunca.
—¿Y tú cómo estás? —le pregunto entonces a ella.
Eva dibuja una triste sonrisa y menea suavemente la cabeza a los lados mientras se piensa qué respuesta darme. Ella es el tipo de persona que puede estar en la mierda y aun así sonreírle a los demás y hacerles creer que está perfectamente. Incluso es capaz de levantarte el ánimo aunque a ella le falte. Pero a mí no me engaña, la conozco demasiado y sé leer bien sus expresiones, por eso no suele ocultarme cómo se encuentra, sabe que conmigo no funciona.
—Estoy nerviosa, como todas —acaba respondiendo soltando un suspiro.
—Todo va a estar bien, tranquila. Hace un mes que la policía no pasa por aquí, no hay nada que puedan encontrar.
Ella asiente en silencio y le doy un leve apretón a su pierna para hacerle saber que nos tiene a todas, pero sobre todo a mí, nunca la dejaría sola. Eva coge mi mano y la entrelaza con la suya ofreciéndome una sonrisa de agradecimiento. La verdad es que no sé qué haría sin ella aquí, se ha convertido en una persona totalmente imprescindible en mi vida. La quiero mucho, aunque nunca se lo haya dicho.
Nuestra nueva compañera pasa por nuestro lado obviando el saludo amigable de Eva y ocupando la última mesa de nuestra corta fila, justo detrás de Dani y Lucía. Anoche me tocó poner en su sitio, y nunca mejor dicho, a la nueva. Eva es mucho más permisiva que yo, comprende a las recién llegadas y les da un tiempo de adaptación, pero yo no, y menos cuando tratan de ocupar mi sitio. Si hubiera permitido que ella se quedara con mi cama hubiera perdido autoridad frente a las demás, y eso en este centro te puede llegar a pasar factura.
No pasa desapercibido para mí la mirada que le han dedicado Verónica y sus amigas, ya puedo imaginar lo que debe estar rondando su maquiavélica mente, la conozco como la palma de mi mano.
—Ayer ya intentó ponerla a prueba —me cuenta Eva en voz baja refiriéndose a Vero—. No le hizo gran cosa, solo la estuvo observando todo el día y en el pasillo le dio un empujón con el hombro.

ESTÁS LEYENDO
La Fragua
Teen FictionUn reformatorio femenino es el infierno donde vive un grupo de chicas que acabaron allí por diferentes motivos, algunas llevadas por la justicia y otras por sus propios padres. Un grave accidente que jamás debió ocurrir propiciará la unión de estas...