CAPÍTULO 11

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Para sorpresa de nadie nuestra clase, aparte de cinco más, ha sido castigada este mes. Es todo un fastidio tener que levantarse más temprano que el resto para preparar los desayunos, asistir a clase, ayudar a las cocineras a terminar de preparar el almuerzo y servirlo, y por las tardes estudiar y preparar la cena. Eso esta semana, porque la que viene los turnos rotan y nos tocará limpieza. No nos deja tiempo para nada de ocio y llegamos a la noche tan cansadas que solo pensamos en dormir y soñar con que no amanezca para volver a la rutina.

En el menú de hoy toca hacer tortilla de patatas y nos han encargado a Valeria, Eva, Elena, Nuria y a mí pelarlas, ya que tenemos que hacer varias y bien grandes para repartir a todo un regimiento, y es por esta razón que este plato solo se hace un par de veces al mes.

—La tortilla con cebolla es la mejor —comenta Valeria distraídamente.

Las cocineras iban a hacer una tortilla de patatas sin cebolla, pero a Valeria se le ocurrió la genial idea de hacerla de las dos formas, ya que hay alumnas, como a ella, que les gustan con cebolla. Nunca entenderé a quienes les puede gustar comer la tortilla con cebolla, sabe rara.

—Rectifica eso que has dicho —contesto en seguida, defendiendo a la tortilla sin cebolla.

—No tengo que rectificar nada, es la verdad.

—Ya decía yo que no podías ser perfecta —digo chasqueando la lengua en desaprobación.

—Así que piensas que soy perfecta, ¿eh?

—No, ya no.

—Pero lo has pensado —insiste ella con una sonrisa irónica.

—La tortilla sin cebolla es la mejor, no admito debate —continúo a sabiendas de que le molestará que no aclare la duda que yo misma le he sembrado.

No pienso que sea perfecta, nadie lo es, pero sí me resulta atractiva. Valeria me atrae como hacía mucho que no me atraía alguien, porque desde que mantengo con Eva relaciones no me he fijado en nadie más, no se me dan bien las relaciones en general.

—No desvíes el tema —replica ella empezando a enojarse, pero sin levantar la vista de la patata que está peleando con un poco de torpeza y lentitud.

Se ve que en su casa no ha entrado nunca en la cocina, le he tenido que enseñar incluso a cómo usar el pelador para que no se rebanara un dedo con él, con lo difícil que es cortarse con un pelador.

—Sin cebolla —repito ganándome una mirada de enfado de ella, lo que me hace sonreír con gracia, me divierte verla enfadarse con tanta facilidad.

—Con, y no pienso olvidar que te parezco perfecta.

—Si te gusta con, ya no lo eres.

—Ya lo veremos. A ver cuál de las tortillas se acaba más rápido.

—Vale, te apuesto un beso a que gano —sugiero rápidamente, sin apenas pensarlo.

En la cocina se forma el silencio. La conversación que estuvieran teniendo Elena y Nuria se detiene al escucharme decir aquello, suerte que Eva no está presente en este momento porque ha ido al baño. Debo tener más cuidado al menos delante de ella, no querría que se sienta mal si me ve tonteando con Valeria delante de sus narices. Ni siquiera tengo ninguna intención de ligar con ella, pero sí disfruto haciéndola rabiar como ahora.

—¿Qué? —exclama ella confundida.

Les lanzo una mirada a Elena y Nuria y en seguida reanudan su conversación entendiendo que no tienen que poner la oreja en conversaciones ajenas, o al menos no de una manera tan descarada como lo estaban haciendo.

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