CAPÍTULO 66 - Dar la cara, Dar la vida

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-¿Te sientes mejor?-

El cálido olor a té de manzanilla llenaba el ambiente de la cocina, y le daba algo de vida a esta casa semi vacía.

-Eso creo, no era necesario que hicieras esto...-

-Por favor, no digas eso. Eres mí madre y daría mi vida por ti. -

-Eso es triste si pienso que yo te la di...-

Parecía que cada cosa positiva que intentaba decir, la contrarrestaba con un comentario pesimista.
¿Ella siempre fue así? ¿Por qué ahora me doy cuenta?
No, espera, con nosotros era diferente. Pero recuerdo a papá decirle algo cómo «¡Deberías dejar de ser tan negativa

-Es lo mas preciado que tengo, y lo que más estoy dispuesto a dar por mi familia y la gente que amo. -

Mí comentario la hizo sonreír amargamente.

-Me alegra saber que al menos pude criarte bien. Eres como tu padre. -

Eso siempre me lo han dicho.
No sólo físicamente, sino también en personalidad.
Aunque, nunca pude notar esa similitud. Siempre lo sentí distante a mi.

Como una meta u objetivo que alcanzar. Así que, me alegra un poco saber eso.

-Supongo. Me gustaría saber porque dicen eso. -

-El también quería ser un héroe, y estaba dispuesto a dar su vida por quienes ama. Bueno, creo que sigue siendo así...-

-Oh, es cierto. Supongo que tienes razón. -

No lo culpo.
Yo hubiera hecho lo mismo.
Yo hago lo mismo.

-Me gusta pensar que al menos pude hacer algo bien...-Ella apoya su cabeza sobre la mesa y empieza a divagar entre pensamientos e ideas—Mas que navegar, parecía sumergirse en medio de un tsunami de negatividad. -Me pregunto como habrían sido las cosas si tan sólo hubiese sido alguien diferente. Alguien con más confianza, que creyera más en si misma. ¿Habría tenido la vida que tuve? ¿Podría haber salvado a la gente que amaba. O solo me habría hundido en más oscuridad? No lo sé. Realmente nunca lo sabré...-

No supe que responder a eso.
La segunda persona a la que más idealice en mí vida—Mi madre, se mostraba vulnerable y débil frente a mis ojos. Cómo una jarra de cerámica, al borde de una mesita de luz.

-Supongo que tú padre nunca me habría amado cómo me ama ahora. Y ni tú ni tú hermana habrían tenido que nacer. ¿Eso habría sido bueno, no?...—Ella lanza esa pregunta retórica, al silencio, solo para acabar resolviéndola por su cuenta. —No lo sé. No sé si piensas igual que yo, o te sientes verdaderamente agradecido de haber nacido. Pero a veces pienso que es mi culpa que hayan tenido que pasar por tanto.
Yo los deseé. Los deseé con mí alma más que a mi propia vida. -

-¿Te sentías sola?-

-Demasiado sola. -

-¿sigues sintiéndote sola?-

Ella tarda en responder.
Quizás aún lo duda.
Quizás, aún esa soledad no se ha ido.

-Sería egoísta decir que sí. Porque ni siquiera con cien hijos podré curarme de mi soledad. -

Me sentí extraño al oír esas palabras.
Nunca deseé nacer. Ni yo, ni nadie.
Estoy seguro de qué, si hubiera podido elegir, sabiendo todo lo que ocurriría
Nunca habría querido nacer.
Creo que esta vida fue un desastre, y según Aura: «¡Es tu primera vida, debes atesorarla por siempre!»

Jamás la atesoraría.
Y estoy segura de que Nea tampoco. Sino, no hubiera hecho lo que hizo.

Pero.

-Me siento agradecido de ser tu hijo. -

-Uhm...?-Ella levanta ligeramente su cabeza, y se nota la confusión en su rostro. -

-Te quiero. -

Algo en ella brilló momentáneamente. Una sonrisa, una mirada, o un simple;

-Igualmente-Que marcaría todo, y a la vez sería cómo siempre-Me lamento de ser tú madre. Lo siento, fui una incompetente-

-No me importa eso. Todos cometemos y cometeremos errores. Es parte de nuestra naturaleza. -

-¿Cuántos más me quedan para aprender a ser feliz?-

-Muchísimos más. -Respondí, pero antes de que se volviera una respuesta negativa, añadí; -Pero estaremos ahí para ayudarte a aprender. Por siempre. -

(...)

-Ya me siento mejor. -

Mamá salió del baño con un rostro mas sereno y tranquilo. Sus ojos aún seguían hinchados, pero podía entender porque. Probablemente los míos también estén así. No lo sé, no me vi al espejo esta mañana ni hace dos días.

-Que bien-Respondí con una pequeña sonrisa acompañando-Ahora...¿Qué hacemos?-

-¿Quieres que tu padre muera?-

Soltó repentinamente.

Fue escalofriante pensarlo. La respuesta era obvia.

-¡N-no! ¡En lo absoluto!-Dije aterrado-

-Entonces tendremos que detenerlo-Proclamó seriamente con más confianza. ¡Vaya que si cambia rápido de emociones y personalidad!-Si sigue haciendo las idioteces que hace, lo mas probable es que te quedes huérfano, y no es algo que yo quiera para ti. -

-¡Ni creas que voy a dejar que lo hagas!-Protesté al entender su indirecta-directa, recordando lo ocurrido anteriormente. -Ya te lo dije, si es necesario, arriesgaré mi propia vida. -

-¡No me gustaría que desperdiciarás de esa manera la vida que te he dado!—Me regañó—

—¡Y yo tampoco quiero que te pase algo!—

—¡Bueno, está bien!—Hace puchero—Si tú lo dices...¿Qué hacemos ahora, entonces?—

"No hay mucho que podamos hacer, de hecho..."

Es entonces, cuándo la puerta principal del hogar se abre.
Y una voz resuena en el silencio;

—¿Hola?—Pregunta, inquieto. Es ahí cuándo mamá y yo, viéndonos las caras el uno al otro, comprendemos quién era. —

Pasos se acercan a la cocina, y se detienen en el borde de la entrada que separa el pasillo con esta misma sala.

El foco de luz sobre la mesa titila levemente, siendo lo único que escuchamos en ese momento.

—Lo siento—Dijo nuevamente—Ya he vuelto, pero... Debemos irnos de aquí, ahora mismo. —

Continuará

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Continuará...

The Stars Shine At the Night Sky| PT. III | TLSWC |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora