El olor a óxido podrido, era agobiante.
Pero, no más agobiante que la sensación de estar en el pequeño y estrecho límite entre vida y muerte.
Cada segundo que pasaba, cada hora transcurrida, era una tortura para la Seedrian prisionera, quién tenía sus manos y pies atados por cadenas que estaban firmemente incrustadas en sus muñecas y tobillos.
Dolía demasiado, pero no tanto cómo la incertidumbre de no conocer su futuro.
Su incierto futuro, a partir de ahora.
Con un cabello largo y desprolijo, acompañado de un flequillo igualmente de gran longitud, cubría su vista de las paredes de la abandonada cárcel en la que estaba prisionera. Con una puerta frente suyo que contenía una pequeñísima ventana, como si fuese una prisionera de guerra.
Solo que realmente lo era.
Llevaba incontables horas allí encerrada. Largas y tendidas horas de pura insatisfacción y miedo.
Miedo de no saber absolutamente nada.
Miedo de que, quizás, ella sería la única con vida ahora.
Y, qué tal si lo era? ¿Qué tal si habían sido todos asesinados por sus detestados captores?
Odiaba pensar en eso, porque no lo veía improbable. Pero, se consolaba creyendo que pronto vendrían por ella.
Aún así, se sentía tan inútil, tan miserable de no haber sido capaz de zafarse de esta horrenda tortura psicológica.
Era casi como si todo lo que creía de sí misma, que era bueno, hubiese muerto en ese momento, en ese día.
Cada tanto, llegaba su desagradable y desquiciado captor, con una bandeja blanca, que contenía el alimento y bebida más básica, solo para entregárselas:
Arroz, pan y agua, en limitadas y exactas porciones.
—Vamos linda, coopera un poco y come esto, no querrás que la podredumbre arruine tu lindo aroma, ¿Verdad?—
Con esa sonrisa falsa, ese tonito igualmente falso, y su apariencia, en exceso viéndose como una copia barata de su esposo, solo la hacía odiarlo cada vez más, con cada segundo transcurrido.
Ella, aunque solo llevase trece horas allí encerrada, realmente detestaba el rostro de aquél tipo.
—...—
—¡Oh vamos!, no creerás que está contaminada, ¿cierto? Aunque, realmente no puedo culparte. Sin embargo, estoy haciendo esto por ti, ¡Debes saber perfectamente que soy capaz de dejarte morir de hambre!—Él le hablaba como si se conocieran de antes, pero juraría que jamás había visto la cara de ese tipo. —Sin embargo, soy mejor que la basura de marido que tienes, querida. Mucho mejor...—
Brian comienza a acercarse lentamente hacía ella, logrando volcar intencionalmente la comida con el roce agresivo de su rodillo.
Su objetivo eran los labios de la peliverde, que estaban completamente secos y mordidos por la ansiedad. Ella, rápidamente los cierra y traga toda la saliva que pudo, mientras intentaba alejarse lo máximo posible de su agresor.
Al ver este gesto, él sonríe, complacido por la acción de defensa de su secuestrada.
—Eres una chica muy buena y leal, Cosmo. Realmente, me sorprende que hayas logrado mantenerte tan aferrada a un solo pobre, "intento de hombre" cómo lo es mi amado y dulce hermano. Es un gesto muy hermoso de tu parte, tan hermoso como tú, —
Finalmente se aparta, no sin antes acariciar breve y morbosamente la mejilla de la seedrian, quién era incapaz de apartar la mano de su enemigo, de su cuerpo.
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The Stars Shine At the Night Sky| PT. III | TLSWC |
FanfictionADVERTENCIA: A diferencia quizás de las otras dos partes de esta obra, The Stars Shine PT III:"The Stars shine at the night sky" contiene escenas, momentos y arcos los cuáles tratarán con temas como la depresión, el suicidio o ideas suicidas. Si est...