Tuve un sueño.
Un lindo sueño.
Uno en el cuál corría para todas partes.
Riendo, tropezando, jugando...
Parecía un niño pequeño.
Uno que recién empezaba a descubrir el mundo sobre sus pies.
Y tú estabas ahí, me sostenías con tu mano, y no me dejabas caer.
No me soltaste, nunca lo hiciste.
Hasta que me dijiste que, esta vez, tendría que correr solo.
—¡No te preocupes, Nea confía en que llegarás!—
Entonces corrí.
Corrí sin mirar atrás.
Corrí aún sabiendo que habrían obstáculos que me harían tropezar.
Corrí aunque las lágrimas y el dolor me nublaran la vista.
Solo quería llegar al final, llegar a la meta de todo.
Cobrar mi venganza.
Pero, al final del sueño desperté, y no vi nada.
No había nadie esperando, no había nadie del otro lado.
Solo oscuridad, oscuridad acompañada del sonido de las manecillas del reloj.
Seguí caminando, seguí corriendo, aunque ya no hubiese nada a mi alrededor.
Aunque solo hubiese noche y desesperación.
Una noche sin estrellas.
Entonces, llegué al final.
Al final del tiempo.
—¿Qué haces aquí?—
Una voz habló. Una voz demasiado familiar, demasiado parecida a la suya.
"¡No puede ser...!"
Abrí los ojos, y me encontré con un desproporcionado y enorme reloj celeste y blanco.
Se había detenido a las doce en punto. Las manecillas apuntaban hacía arriba.
hacía ella.
—¿N-Nea?—
—No deberías estar aquí—Habló nuevamente, su entonación, su voz, esa forma de pronunciar cada sílaba, era tan idéntica, pero había algo que me perturbaba demasiado... —Tienes que irte de aquí, sino, quedarás atrapado por siempre. —
—¿Nea, eres tú?—Pregunté, intentando hacer que mis palabras le llegaran. —
Fue entonces, cuando pude oírla decir mi nombre.
—Alex. —Dijo— ¿Qué es lo que quieres?—
Cabello blanco largo. Extremadamente hermoso.
Sus ojos estaban cerrados, su piel era pálida, casi tan clara cómo una hoja de papel.A pesar de no vestir más que un simple yukata celeste, sentía escalofríos de lo imponente que era su presencia.
Mientras más la veía, más diferente era.Ella... ¿Era realmente Nea?
Ni siquiera sabía porque estaba tan seguro, pero algo en el fondo de mi pecho, me insitaba a creerlo.—Quería verte—Respondí. —Quería verte una última vez. —
—Lo siento. —Clamó con pesar. Su expresión rígida se suavizó considerablemente. Era un cambio demasiado radical. —No puedes estar aquí. —Repitió de nuevo. —No deberías. —
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The Stars Shine At the Night Sky| PT. III | TLSWC |
FanficADVERTENCIA: A diferencia quizás de las otras dos partes de esta obra, The Stars Shine PT III:"The Stars shine at the night sky" contiene escenas, momentos y arcos los cuáles tratarán con temas como la depresión, el suicidio o ideas suicidas. Si est...