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Ese día, SeokJin, se había ido a trabajar como le era costumbre, pero lo que no era costumbre era que su esposo le acompañara; por ello, llamaba la atención de todo el que lo veía, puesto que venían tomados de las manos sin ningún tipo de vergüenza.

— Espero no te moleste que te acompañe — habló el moreno cuando entraron a la oficina del castaño.

— En serio, ya te lo dije, no es molestia — repitió suspirando para ir a tomar asiento a su escritorio. — Ponte cómodo, hay bebidas y postres en la cafetería del primer piso y puedes descansar en estos sofás, de cualquier modo hoy no tengo ningún ejecutivo al que atender — informó para tranquilizar a su pareja.

— Bien, gracias — respondió para sentarse en uno de los sofás esponjosos de la habitación.

El silencio hizo acto de presencia debido a que el mayor se concentró en su computadora, empezando a teclear generando ese único ruido en la habitación. Por ende, el moreno no quiso ser una molestia y se puso a repasar algunos recuerdos en su mente, hasta llegar al colapso de su mayor del otro día. Ese silencio le dio para pensar en una solución, pero como no se le ocurrió nada, decidió recurrir a google, el cual le dio varias fuentes para poder encontrar un ship dentro del cuerpo, las cuales parecían buenas ideas... pero ¿serían de ayuda? ¿SeokJin ya había recurrido a aquel método?, no lo sabe, pero estaba dispuesto a preguntar, claro, cuando el mayor estuviese libre.

El tiempo libre del mayor llegó luego de unas horas de ir y venir, de estar en su computador tecleando como si no ubiera un mañana, finalmente en su preciado descanso suspiró y se fue a sentar junto al moreno déjando  caer su cabeza hacia atrás de agotamiento dando un suspiro. El menor lo miró atento.

— Hyung, le traje un café — dijo el moreno, ya que, hace unos instantes había vuelto con dos rebanadas de pastel y dos cafés.

— Gracias, Nam, eres muy amable — sonrió y tomó el café para darle un sorbo. Y era exactamente el café que a él le encantaba beber, pero no era una sorpresa que él moreno lo supiera, ya que viven juntos.

— No hay de que — sonrió tomando también un poco de su café.

SeokJin estaba hambriento por lo mismo tomó el trozo de pastel que le correspondía para empezar a degustarlo con ansias.

— Hyung — llamó el moreno viéndolo.

El contrario hizo un sonido desde su garganta en señal de que lo oía.

— Estaba viendo en el Internet que existe una máquina que... — Que puede ayudarlo con su problema — susurró cerca del mayor.

SeokJin al escuchar aquello se sorprendió, pero no podían hablar de aquella circunstancia en la empresa donde su madre tenía cámaras y micrófono donde sea.

— Hablemos de eso en casa, ¿Está bien, Namie? — dijo para recibir un asentimiento del contrario.

La tarde en el trabajo de SeokJin fue algo aburrida pues no podía salir de aquel lugar a menos que fuera a la cafetería, pero no podía hacer más que estar sentado viendo videos para distraerse, pero él esperaría a su mayor hasta que finalizara su trabajo.

Al llegar a su linda casa de casados se sentaron en el sofá, uno exhausto por el trabajo, mientras otro estaba ansioso por contar lo que sabía y también preparar una rica cena para su Hyung.

— Dime, ¿Qué fue lo que encontraste? — dijo el castaño volteando a verlo.

— Hay una máquina en España que puede detectar chips en el cuerpo de una persona, se llama ReMix y no importa lo pequeño que sea, lo puede encontrar he indicar donde está — habló algo entusiasmado.

Me casé con un extraño || NamJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora